El gobierno de los cínicos

Vivimos bajo un gobierno que se basa en la desvergüenza y la manipulación, donde la honestidad y la integridad son ignoradas en favor del poder y el beneficio personal. 

"Yo soy Diógenes, el perro, conductor de la nave que transporta los muertos, recíbeme, hazme pasar hasta la orilla, yo he despojado toda la vida humana de su orgullo" 

Antología

"El cinismo es la expresión de la brutalidad en estado puro."      

Javier Marías

Nos encontramos en la segunda mitad del siglo IV a.C, en los albores de la filosofía occidental, una corriente del pensamiento que desprecia las convenciones sociales y las normas y valores morales: El cinismo. Fue Antístenes, un discípulo de Sócrates, quien concibió esta doctrina para demostrar que las personas podían vivir en una austeridad casi de abandono, emulando la vida de los animales, pues consideraba que la civilización y su forma de vida era un mal en sí mismo. El mayor exponente de esta corriente fue Diógenes de Sinope, quien se apartó totalmente de los convencionalismos sociales, su hogar era una tinaja, comía con los perros y satisfacía sus necesidades biológicas en público.

De ahí que la palabra cínico tenga su origen en el griego antiguo, y kynikós, pueda interpretarse como llevar una vida de perros.

Hoy en día, se ha tomado la palabra cínico como un término peyorativo para señalar a alguien cuya manera de ser es despreciable, y no como un pensamiento filosófico.

El Diccionario de la Real Academia de la lengua española, en su primera definición señala que cinismo es desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables. La se­gunda es impudencia, obscenidad, descaro. De los apuntes del profesor Jean-Paul Jouary podemos extraer que, en el plano ideológico, el cinismo es una especie de disfuncionamiento de la actividad humana que integra durablemente la disociación entre valores y comportamientos

Como referentes de la argumentación que hoy nos ocupa, nos permitimos extraer de los medios informativos, varias opiniones que retratan el cinismo contemporáneo, ese que se evidencia de manera tan nefasta, en el régimen y sus secuaces.

"Maduro dijo: Venezuela está en paz, en pleno ejercicio de su soberanía popular. El cinismo es incomparable. Venezuela no está en paz: los opositores y defensores de derechos humanos tienen pánico a manifestarse, a salir a las calles, a enfrentarse a las autoridades y a los grupos paramilitares cómplices del Ejército". (Editorial de El Espectador)

... "Pero pocas escenas encapsulan mejor el cinismo de Nicolás Maduro que su intento sistemático de invocar el nombre del papa Francisco para legitimar su régimen represivo." (CesarPérez Vivas. El Nacional)

"Con gran cinismo se rasgan las vestiduras como defensores de los derechos humanos, cuando realizan una política sistemática y permanente de violación de los derechos fundamentales. Apresan a ciudadanos porque les da la gana, allanan sus domicilios, los incomunican, expropian bienes, torturan, asesinan a presos, acosan embajadas, cierran medios de comunicación y los expropian, reprimen con violencia brutal las protestas, inventan juicios, impiden el derecho a la defensa, ni siquiera les dejan comunicarse con sus familiares, en fin, no respetan la Constitución ni las normas internacionales sobre derechos humanos..."  (Rodrigo Rivera Morales El Nacional)

"Sin embargo, entrementira y cinismohaydiferenciassustantivasquenopuedenpasar desapercibidas, especialmente si de lo que hablamos es del cinismo como condición medular del ejercicio del poder, si hablamos del venezolano Nicolás Maduro y su dictadura. Mientras que el mentiroso se propone engañar, es decir, envolver la verdad para ocultarla a su interlocutor, disfrazarla y aprovechar la buena fe de quien lo escucha, al cínico no le interesa la práctica del engaño. Ha dejado la mentira atrás. Ha saltado a otra condición. Esa condición es la del desprecio. La del absoluto desdén por la realidad. Al cínico no le importan, ni la verdad de los hechos, ni tampoco la dignidad de sus interlocutores. No le importa que sea evidente que sus afirmaciones son falsas. Al contrario, su deseo consiste en que quienes le escuchan, quienes están obligados a someterse a su palabrerío, sepan que les miente. Que no le importa. Y que esas mentiras no tendrán consecuencias. Porque ese es su modo de causarles humillación. De hacerles sentir la amargura de la impotencia." (Miguel Henrique Otero. EL Nuevo Siglo)

En resumen: vivimos bajo un gobierno que se basa en la desvergüenza y la manipulación, donde la honestidad y la integridad son ignoradas en favor del poder y el beneficio personal. Un gobierno que se caracteriza por la falta de transparencia y corrupción. En esencia, el gobierno de los cínicos.

Únete a nuestros canales en Telegram y Whatsapp. También puedes hacer de El Carabobeño tu fuente en Google Noticias.

Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente la posición de El Carabobeño sobre el tema en cuestión.

Newsletters

Recibe lo mejor de El Carabobeño en forma de boletines informativos y de análisis en tu correo electrónico.

El gobierno de los cínicos

Manuel Barreto
Manuel Barreto