La Madre Carmen Rendiles, nuestra primera santa

A los 24 años, finalmente Carmen Rendiles ingresó a la Congregación de las Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento

El 25 de febrero de este año, Su Santidad el Papa Francisco aprobó la canonización del Beato José Gregorio Hernández. Sumado a esto, recientemente el arzobispo de Caracas, Monseñor Raúl Biord, anunció que la Beata Madre Carmen Rendiles ya cuenta con la autorización papal para su canonización. De concretarse ambos procesos en 2025, este se convertiría en un año histórico para Venezuela. Un país que, hasta ahora, no contaba con santos reconocidos por la Iglesia Católica, podría albergar simultáneamente a dos figuras elevadas a los altares.

La Madre María Carmen Rendiles Martínez vino al mundo en Caracas el 11 de agosto de 1903, siendo hija de Ramiro Rendiles y Ana Antonia Martínez Rodríguez. Desde su nacimiento, enfrentó una condición física singular: la ausencia del brazo izquierdo. Sin embargo, lo que para muchos pudo haber sido una limitación, para ella no representó barrera alguna a la hora de perseguir sus anhelos más profundos. Con una férrea voluntad y una fe inquebrantable, decidió consagrar su existencia al servicio divino y a la noble labor educativa, campos en los que dejó una huella imborrable. Testimonios de la época relatan que, pese a su clara vocación docente, algunos conventos de religiosas educadoras la rechazaron, alegando que su condición física podría inquietar a los menores. Lejos de amedrentarse, convirtió cada duda en impulso, demostrando que la entrega sincera y el amor trascienden cualquier prejuicio humano.

A los 24 años, finalmente Carmen Rendiles ingresó a la Congregación de las Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento, comunidad de origen francés con sede en Toulouse. Tras años de servicio en Francia, distinguiéndose como excelente docente de novicias, regresa a Venezuela en 1943. Al año siguiente, se vino a Valencia con un grupo de religiosas a trabajar en la parroquia San José. Aquí impartió catequesis en escuelas públicas y colegios privados, incluyendo la escuela parroquial “Padre Alfonso”. En 1951 fue designada como Superiora Provincial para Venezuela y Colombia. Durante su gestión, impulsó la expansión educativa de la orden: fundó una casa en San Cristóbal, estado Táchira, que se consolidó como institución escolar, y posteriormente estableció colegios en varias ciudades del país. En 1954, creó el Colegio Betania en Valencia, seguido del Colegio Belén en Caracas, ubicado en la Quinta Avenida de Los Palos Grandes, zona emblemática de la capital. En 1959 donó la casa de sus padres, su residencia familiar ubicada en la urbanización El Paraíso de Caracas, a la congregación, donde fundó un colegio orientado a la educación de niñas en situación de pobreza, iniciativa pionera que reflejó su compromiso con la equidad educativa. Años más tarde, tras divergencias doctrinales con la congregación francesa, lideró la creación de una rama autónoma en 1965: “las Siervas de Jesús de Venezuela”, adaptando el carisma original a las necesidades locales.

La Madre Carmen Rendiles falleció el 9 de mayo de 1977 debido a una complicación intestinal (infarto mesentérico) y sus restos recibieron sepultura en la capilla del Colegio Belén, sitio que hoy es centro de peregrinación.

En 2003, la médica venezolana Trinette Durán de Branger sufrió un grave accidente durante una cirugía en el Hospital “Miguel Pérez Carreño” de Caracas. Mientras operaba, un cable sin aislamiento, adherido a la mesa quirúrgica, se desprendió, provocándole una descarga eléctrica en el brazo derecho. El impacto carbonizó su guante y causó quemaduras severas en algunos dedos. En otro quirófano pudo culminar la operación e incluso, después realizó otra, pero esa misma noche desarrolló un cuadro de dolor insoportable que progresivamente, la fue incapacitando, perdiendo de la movilidad del brazo.

Después de dos meses de evaluaciones infructuosas, el día que le iban a practicar una cirugía paliativa en el Centro Médico de Caracas (sin garantías de recuperación funcional), la doctora Durán de Branger sintió la necesidad de visitar un templo que tuviera expuesto al Santísimo Sacramento y, como sabía que solían mantenerlo expuesto en la capilla del Colegio Belén, se fue para allá, donde oraría porque saliera bien de su operación. Lo que no sabía era que, vecina al altar, estaba la tumba de la entonces Sierva de Dios Carmen Rendiles. Cabe destacar que la doctora era una destacada dibujante, autora del retrato oficial de Santa Teresa de Calcuta utilizado en su canonización en 2016. No olvidemos que la santa albanesa tuvo una conexión especial entre 1985 y 1997, con nuestro país, donde fundó siete casas de las Misioneras de la Caridad.

La hermana San Luis, hermana biológica de la Madre Carmen, después de acariciarle el brazo enfermo a Trinette, la reconoció como la dibujante de la Madre Teresa de Calcuta y le pidió que hiciera un dibujo de la Madre Carmen. Como le dio una pequeña foto tipo carnet de la Madre, la doctora Durán le aseguró que lo haría si le proporcionaban uno más grande, pero que necesitaba que orara por ella, para que saliera bien de la operación y recuperara la movilidad. Entonces la hermana San Luis la condujo hasta la humilde habitación de la Madre Carmen y, en lo que le señala un enorme cuadro de la Madre que hay en la pared, un resplandor dorado brotó del lienzo, bañando el lugar con una claridad sobrenatural y un haz de luz se posó sobre el brazo lesionado de Trinette.  Lo que sucedió después tal vez resulte largo de narrar y está en las redes contado por la propia doctora Durán de Branger, pero el caso es que el milagro se dio y la doctora se recuperó totalmente, sin necesidad de operación alguna. Gracias a este primer milagro, fue beatificada la Madre Carmen. Aquí les dejo el link: https://www.youtube.com/watch?v=pma8jklfQMI

Hay una tradición anual impulsada por el reconocido jurista valenciano Jaime Rodríguez Llamosas, fallecido en noviembre del año pasado, quien cada mayo (mes mariano) organizaba una misa en su edificio, culminando con una ofrenda floral ante una gruta dedicada a la Virgen María. Durante una de las ceremonias celebrada en vida del Dr. Rodríguez Llamosas, el tema central fue la reciente beatificación de la Madre Rendiles, cuyo vínculo familiar con el abogado añadía singularidad al acto: Ana Antonia Martínez Rodríguez, madre de la religiosa, era prima hermana de Antonio Ramón Rodríguez Bello, abuelo del jurista y además, Doña Emma Llamozas de Rodríguez, madre del doctor Jaime, también era una prima muy cercana y se reunía con ella con mucha frecuencia. Mi grupo, Los Amigos de Siempre, cantamos en aquella eucaristía de acción de gracias que estuvo impregnada de un palpable orgullo colectivo, fusionando lo espiritual con lo identitario.

El proceso canónico recibió impulso definitivo en 2015, cuando el Dicasterio  para las Causas de los Santos validó un segundo milagro atribuido a su intercesión: la curación inexplicable de una paciente diagnosticada con hidrocefalia triventricular idiopática, quien recuperó la normalidad clínica tras tocar una imagen de la religiosa. Este hecho, sometido a escrutinio médico y teológico, cumplió los rigores requeridos para la canonización.

La vida de la Madre Carmen Rendiles Martínez nos recuerda que las limitaciones solo existen donde se apaga la fe.  En un mundo que muchas veces subestima lo frágil, su legado susurra una verdad eterna: la grandeza no se mide por lo que tenemos, sino por lo que damos a pesar de lo que nos falta.

Anamaría Correa

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente la posición de El Carabobeño sobre el tema en cuestión.

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