La llegada de diciembre trae consigo diversas actividades que tradicionalmente involucran la utilización de fuegos artificiales. Los niños, personas bajo efecto de alcohol o drogas, y fauna en general son las principales víctimas por el mal uso.
La utilización de fuegos artificiales es tradicional. Es parte de la cultura que hemos venido trayendo desde hace décadas, pero muchas veces no se les da el debido uso. La población más vulnerable para sufrir lesiones severas, inclusive graves riesgos, están los niños. De manera paralela están los adultos bajo efecto del alcohol o de otras sustancias, y las mascotas en general. Pueden, incluso, generarse grandes incendios en áreas cercanas a su uso (vegetación o estructuras).
En muchas oportunidades los padres se descuidan y desatienden a los pequeños que manipulan los pirotécnicos, sin saber la magnitud del peligro que esto representa para su integridad física, incluso para su vida.
Cuando se aproxima la temporada decembrina aparecen en las calles de la ciudad las ventas de artificios pirotécnicos o fuegos artificiales que permite una entrada de dinero a quien los vende. Pero que lleva a situaciones adversas cuando no se toman las medidas recomendadas al venderlos a menores de edad por ejemplo.
Es importante que se tenga conocimiento, en primera instancia como ciudadano, que la presencia de este producto con la falta de preparación de elementos de seguridad va a generar matemáticamente el incremento del riesgo de que ocurran eventos no deseados.
Hay unos protocolos que se siguen. En el caso de Venezuela hay una asignación directa de lo que es la supervisión de estos casos a través de los diferentes cuerpos de bomberos de nuestro país.
Lo correcto es que una persona que tenga la disposición o las ganas de vender, comercializar o almacenar artificios pirotécnicos, tenga extintores, un curso sobre el manejo y almacenamiento y la supervisión del cuerpo de bomberos con competencia en su espacio.
El responsable debe contar con detectores y extintores, tener una serie de condiciones de acuerdo al volumen del producto en el sitio donde se comercializa, de manera que sea un proceso seguro.
Por otra parte, el que hace el almacenamiento o la comercialización de cualquier tipo de artificios pirotécnicos debe estar asesorado por una persona con conocimiento técnico reconocido, que le pueda orientar sobre las cosas que debe hacer y lo que no se debe hacer cuando se manipulan a nivel de comercialización.
Como ciudadanos nosotros tenemos la obligación de tener el sentido común con el uso de los fuegos artificiales. Saber la responsabilidad que tenemos desde todo punto de vista, cuando le damos a menores de edad y a otras personas que pudieran tener alguna ligereza en el trato o el uso de los juegos pirotécnicos, porque esto puede generar un evento no deseado de consecuencia importante. Hay que recordar que hay una responsabilidad legal si hay lesionados o personas fallecidas. Evidentemente en caso de un siniestro se realiza una investigación.
Es recomendable tener los números de emergencia siempre, no sólo por el tema de Navidad. Si no cae el 911 porque está ocupado o por cualquier otra cosa, es aconsejable tener el teléfono directo de las diferentes policías, cuerpos de bomberos, protección civil y equipos de rescate de la comunidad. De esta manera se va a garantizar que las llamadas sean más efectivas y más seguras.
Las buenas acciones darán a los más pequeños una educación a través del ejemplo.