Para la investigadora social Mirla Pérez, la implementación del llamado “Estado Comunal” es una punta de lanza de la iniciativa de reforma constitucional que se plantea desde el Poder Ejecutivo en Venezuela.
Pero la integrante del Centro de Investigaciones Populares advierte que, pese a que es un proyecto que se viene ejecutando a través de los consejos comunales y las comunas, contenido en el Plan de la Patria convertido en ley, este último lejos de profundizarse está muy debilitado desde el punto de vista de la participación social en las comunidades. De allí que no ve viable una “consolidación” como se plantea desde Miraflores.
Sobre otros “excesos” que pudieran venir con los cambios a la Carta Magna, su preocupación gira en torno a que se dará rango legal a las políticas y medidas que ya se vienen ejecutando al margen de la actual Constitución.
Para la licenciada en Trabajo Social, doctora en Ciencias Sociales y profesora universitaria por 26 años, la pregunta es qué significa para el actual sistema de gobierno refundar el Estado con esa reforma y que la respuesta es política más que jurídica.
En entrevista con Efecto Cocuyo también expresó preocupación por la situación de la educación superior en Venezuela.
“No veo la necesidad de una reforma”
-¿Qué piensa sobre la iniciativa de reformar la Constitución en estos momentos?
– Tiene que ver con el Estado Comunal. En el plan de la Patria, el gobierno expresa en un párrafo que están en un proceso de constituyente en la calle, pero no es nuevo. El Estado Comunal se viene practicando, está diseñado y se ha venido divulgando de un tiempo para acá sin refrendar, es decir, por vía de facto.
-Entonces, en este momento, el sistema va buscando la manera de hacer por vía legal lo que viene implementando por vía de facto. Vienen planificando y actuando dentro de las distintas comunidades.
-Sabemos de la distribución político-territorial y por comunas, eso es ya una reforma y se ha hecho por vía de la práctica. En este momento lo que preocupa ya no es ni siquiera la implementación, porque ya lo vienen diciendo, preocupa darle ya el rango de ley o el rango de un nuevo pacto social que es lo que implica la Constitución.
.No veo la necesidad de reformar la Constitución, a no ser la necesidad que el propio poder tiene. Más que un hecho jurídico es un hecho político.
-¿Es viable la implementación de un Estado comunal?
-Para consolidarse requeriría de la participación de la población y lo que hemos visto es que la expresión comunal está muy disminuida en términos de participación social. Reformar es refundar el Estado ¿Qué implica para ellos refundar el Estado? Esa es la pregunta que habría que hacerse, que tiene respuesta política más que jurídica.
-¿Qué opinión tiene de la forma como se está llevando ese proceso sobre la reforma, sobre la opacidad?
-Tal como viene implementándose, no hay manera de llevar ese proceso para que sea transparente. Ellos (gobierno) vienen trabajando, como dije antes, desde el Plan de la Patria y desde allí se han trazado las líneas y ya son líneas inamovibles y hay una decisión y una actuación en consecuencia. Para ellos, la sociedad tiene poco que opinar, se hace y ya.
-Sabemos muy poco, es un terreno muy opaco y es difícil opinar más allá de las interpretaciones políticas. Lo que sabemos es lo que está escrito en los distintos planes de la patria, especialmente en el último.
-¿Cuál debe ser el rol de la universidad frente a temas como el de la reforma constitucional, tomando en cuenta la falta de contrapeso institucional para señalar los excesos que pudieran cometerse?
-El rol de la universidad, en cualquier país del mundo, es un rol de investigación. Y sobre la base de la investigación ir señalando aquellos elementos que deben ser corregidos o repensados, planteados. Allí comienza todo, desde la autonomía y desde la producción del pensamiento.
-La universidad es una institución que va generando conocimiento y lo pone a disposición de la sociedad en su conjunto, tanto de los civiles como de los que ejercen funciones de gobierno. Frente a temas como este lo que se debe hacer es el llamado de atención, colocar los puntos que hay que pensar, hacia dónde se debe pensar el país en sus distintas estructuras, en sus distintos aspectos.
-Siempre será una lectura crítica sobre la base de la realidad, ver de qué manera los órganos de poder toman o no toman lo que se diga. No puede tomarse como sabotaje o boicot.

Alerta sobre la pérdida de propósito de la universidad
-¿Sobre la participación política electoral de los ciudadanos, de la sociedad civil, hay de nuevo un quiebre con los partidos políticos en estos momentos?
-Si la sociedad política va dando signos que van en contra o por lo menos no se está haciendo la pregunta, sobre qué está viviendo y sintiendo el ciudadano, allí lo que uno puede intuir es que hay un quiebre. La ausencia de comprensión de parte de un cierto estamento político sobre la ciudadanía, no hay correspondencia, interpretación adecuada y eso no motiva la participación.
-Una cosa es el enfrentamiento dentro del estamento político y otra cosa es lo que vive la gente y un segmento político no lo está entendiendo.
–¿Cuál es su diagnóstico de la educación superior en Venezuela?
-Como profesora universitaria, de más de 26 años, uno de los diagnósticos más complejos que podemos hacer es la pérdida de propósito de la universidad. Tenemos dos ámbitos en los que pudiéramos señalar esa pérdida: uno, en la autonomía, que está bastante relativizada hoy y luego la función en la docencia, investigación y extensión. La universidad no es un liceo, la universidad es una casa que produce conocimiento y que su conocimiento debe tener impacto en la sociedad.
-La investigación viene siendo uno de los elementos más afectados en los últimos tiempos, además del tema salarial que también es importante. Los profesores simplemente somos dadores de clase con un salario bastante disminuido, pero que no tenemos la opción de profundizar en la producción de conocimiento que pueda tener impacto.
-Nuestra finalidad es la formación también del estudiante ¿Con qué estudiante nos estamos topando? ¿Quién está llegando a la universidad? ¿Cuál es la formación que viene teniendo en sus etapas básicas, tanto en educación primaria como en educación secundaria? Ahí estamos viendo grandes desafíos que debemos afrontar como institución que va más allá de centrarnos en enseñar o en dar clases, una función mucho más compleja.
-Los bachilleres están saliendo sin usar todas las materias y luego también están teniendo dificultad para el aprendizaje instrumental, de la lectura, la escritura, la interpretación. Eso ya implica un desafío adicional dentro de todo el quehacer universitario.
-¿Cómo vive lo precario del salario de un profesor universitario?
–La calidad de vida del docente se ha visto muy afectada porque el ingreso es mínimo. Por ejemplo, de mi escalafón, yo soy titular, doctora, porque he cumplido todos los pasos dentro del ascenso académico. Cuando yo comencé, después de mi concurso de oposición de hace 25 años, como instructor, ganaba alrededor de 900 y 1.200 dólares. Hoy soy profesora titular con un montón de primas que debería tener por prima doctoral, prima por ascenso y no llego a 50 dólares, que quizás debería sumarle lo que dan por el bono del Sistema Patria que debería ser parte del salario mínimo.
-¿Qué es lo que quiero decir con esto? Que no hay una política salarial en la que el profesor pudiera estar asegurado como solía ser, podía tener las garantías para no solamente dictar clases, sino desarrollar sus acciones como investigador y sus acciones de extensión; es decir, publicación y desarrollo de la universidad fuera del campus, a eso se refiere la extensión.
-Las escuelas y las distintas instancias están funcionando a media marcha, simplemente el docente está viniendo a dar su clase; pero todo lo que es la estructura de Cátedra, Departamento, interdepartamentales, las reuniones que solían hacerse dentro de las escuelas y las facultades, eso está en jaque porque no hay manera de que tú puedas exigirle al docente cumplir con esa función que también le corresponde, cuando la universidad no tiene las garantías salariales para hacer que el profesor pueda estar ocupando el tiempo de permanencia.
-Hoy esos profesores de planta no existen, porque se han ido del país o a desempeñar funciones en otras instituciones. Ahorita son contratados, convencionales, esa es la realidad.
-¿Cree que los jóvenes se ven motivados a estudiar una carrera universitaria a pesar de la situación del país?
-Ese también es un tema complejo porque el estudiante viene de una familia que tiene también muchos problemas económicos y el desplazamiento implica un egreso. Hay estudiantes que tienen tres trabajos ¿En qué momento esa persona, ese muchacho, estudia?
-Hay como una interpelación también hacia el docente, pero ello no puede generar complicidad, en el sentido de que yo puedo comprender la situación, pero hay cosas que tienes que aprender, trabajar, estudiar. Estamos como en permanente tensión entre lo que el estudiante puede dar por lo complejo que es el contexto y lo que el profesor puede estar exigiendo porque es parte de la materia, los aprendizajes que tiene que consolidar y la deficiencia de tiempo para poderlo lograr.
-¿Cómo se puede resistir a pesar de las condiciones adversas?
-En el fondo el venezolano es muy resiliente, va marcando propósitos y viendo las posibilidades en el camino de realizarlos. La familia es muy importante en esa ruta porque cuando tiene un muchacho en la universidad sabe que se compromete en un proceso también desafiante, porque esa profesión es lo que el muchacho trabajará toda su vida.
-Sin embargo, a pesar de eso, hay un gran esfuerzo de parte del estudiante, porque quiere impulsar, salir adelante. En Venezuela, por décadas, tuvimos la educación como uno de los elementos de ascenso social y eso está como un metido en la cultura y los muchachos lo comienzan a implementar y actúan contracorriente, van forzando la barrera hasta poder lograr el propósito.