Estamos en una emergencia histórica, nuestra nación registra pérdidas materiales y morales que auguran, tal cual Cuba, atraso y miseria crónicos, una disolución casi. Hay solo dos alternativas, luchar por el cambio del modelo empobrecedor o convivir sumisamente con el gobierno opresor. Ha sido está última, la vergonzosa decisión de quienes desprecian la voluntad soberana de casi 8 millones de sus conciudadanos para entregarse a convivir con el gobierno bajo un opaco simulacro electoral, alcahuetear una falsa normalidad, que el país sin salario, servicios básicos, no aceptará.
Esta es la oportunidad de valorar el voto, dar sentido a lo electoral. No en las elecciones de mayo, fríamente calculadas, para que se diluya y pierda significado el poder soberano de la ciudadanía. No hay otra opción: hacer respetar la voluntad soberana y constitucional consagrada el 28 J.
El avance logrado por los venezolanos en los dos últimos años, ha sido obra de una visión política, una cultura política emergente, no electoralista de migas burocráticas. Ha sido el establecimiento de un propósito político claro, sostenido por la ciudadanía: cambio de modelo social, económico y político, no cuoticas electoreras. Una política para el logro de democracia, libertad, progreso. La conformación de una fuerza política integral, plural, para impulsarlo. Fue esto lo que hizo posible la elección de Edmundo el 28J. bajo el liderazgo de MCM y el propio presidente González Urrutia.
Tenemos la claridad, la fe, la esperanza, la seguridad, que lo estamos haciendo bien: acumular fuerza política, saber que el adversario va embalado por el precipicio del desgaste y la insostenibilidad política, económica y ética, nacional e internacional.
El 28J ,los ciudadanos decidimos por el cambio, por libertad, democracia y progreso, votar es retroceder. El país verá caer las máscaras de una vez por todas, en horario bancario.
