¿Es posible vencer el autoritarismo?

Estamos pisando territorio del autoritarismo que hoy quisiéramos desterrar, el que nos despoja y priva de libertad y democracia

Cuando conversamos sobre criminales, crímenes de lesa humanidad, no es difícil que, en plena conversación, alguien exclame: “¿Quién tuviera el poder? Si yo fuese presidente..." Lo que sigue son frases sentidas, explicables, cundidas de sufrimiento e impotencia, pero también de arrebato autoritario: "Les metería 200 años de prisión", continúa luego una seguidilla de "merecidos castigos". Todo esto, sin ponderar el debido proceso, establecido en la ley, cuyo incumplimiento hoy reclamamos y condenamos.

Hasta la controvertida pena de muerte debe estar contemplada en la legislación, como ocurre en diversos países. El proceso judicial, legal, seguido a los ejecutores del Holocausto, en Núremberg, es un ejemplo de cómo castigar los criminales sin cometer los mismos crímenes que se condenan, sin colocarse al margen de la ley, cediendo a la tentación autoritaria, arbitraria.

Cuando escogemos el castigo arbitrario, fuera de la ley, estamos aleccionando a la sociedad, que eso era válido, bueno. Caemos en el mismo abismo que condenamos. Estamos pisando territorio del autoritarismo que hoy quisiéramos desterrar, el que nos despoja y priva de libertad y democracia, la terrorífica escuela de la fuerza y la violencia que aborrecemos. Debemos estar claros de que el fenómeno autoritarista, dictatorial, no es algo lejano, que señalamos y quisiéramos castigar en otros. El autoritarismo camina a nuestro lado, siempre es una posibilidad. Sin entrar en las profundidades complejas del alma humana, sin aventurarnos en análisis que dominan quienes se han dedicado especialmente a su comprensión.

Nadie puede imaginar los desmanes, crímenes de lesa humanidad, que cometería en su futuro, un inocente escolar de Alemania, Italia, EE.UU o Sabaneta, para no ir muy lejos. Son impredecibles las atrocidades, arbitrariedades, actos corruptivos que cometería un millonario norteamericano, un chofer de autobús de un populoso barrio caraqueño, un militar de origen humilde. No hay manera de imaginarlo.

¿Estamos condenados a la cruenta, dolorosa, ruta autoritaria? ¿Nada que oponer a tan atroz posibilidad? ¿Es invencible su violencia, su fuerza?

Estamos obligados a crear poderosos antídotos contra la tentación autoritaria.

Desarrollar una Cultura Política, afirmada en una ciudadanía nutrida de comportamientos y contenidos democráticos, libertarios, afincada en la Constitución Nacional y condiciones estables de progreso, de oportunidades para todos.

Esta lucha comienza por hacer respetar la voluntad soberana, expresada el 28 de Julio, liderada por el ahora presidente electo Edmundo González Urrutia y María Corina Machado.

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente la posición de El Carabobeño sobre el tema en cuestión.

¿Es posible vencer el autoritarismo?

Luis Enrique Vizcaya
Luis Enrique Vizcaya