Elsy Rivas tiene 25 años trabajando en el Mercado Municipal de Naguanagua. Cuenta que, con lo que producía en su local vendiendo ropa, logró comprar una vivienda y criar a su hijo. Para recordar el mercado de hace unos 20 años, la primera palabra que menciona es “bonito”. La mujer solía recorrer los pasillos y maravillarse con la increíble variedad de ofertas: “Todo lo que soñabas encontrar estaba aquí”.
La gran afluencia de personas es otra de las características que rememora, pero lo que antes era un sitio de visita obligatoria, actualmente es un espacio que la comunidad ha dejado de lado. Hoy, ella sigue vendiendo ropa, pero también trabaja con una máquina de coser para subsistir. La mayoría de sus clientes le llevan diferentes prendas a diario para que ella las repare.
El Mercado Municipal de Naguanagua, inaugurado el 19 de febrero de 1987 por el entonces gobernador de Carabobo, Oscar Celli Gerbasi, se ha consolidado como un punto de encuentro esencial para el municipio. Con el tiempo, sin embargo, ha perdido la afluencia de clientes y la vitalidad en sus pasillos. Lo que en años anteriores era el espacio predilecto para que vecinos y visitantes hicieran sus compras, hoy, entre la nostalgia y el esfuerzo de los arrendatarios, se mantiene como una muestra de compromiso y esperanza de resurgir.
Ubicado diagonal a la avenida Universidad, en la calle 118, el mercado sigue operativo. La mayoría de sus locales comerciales están abiertos al público, ofreciendo una variedad de productos y servicios que incluyen carnes, pescados, hortalizas, condimentos, alimentos, artículos de higiene, plantas medicinales, restaurantes, zapaterías, tiendas de ropa y estéticas. Su horario de atención va de 6:00 a.m. a 2:00 p.m., con posibilidad de extensión hasta las 5:00 p.m.

Baja afluencia de clientes
A lo largo de los años, el Mercado Municipal de Naguanagua ha sufrido las consecuencias de la crisis económica del país. Tras la pandemia por COVID-19 y el cierre inesperado de locales, la afluencia de clientes disminuyó considerablemente. Lo que antes estaba lleno de buhoneros y compradores, hoy son espacios vacíos.
Marlene Palacios visita el mercado municipal desde su fundación. Semanalmente hace sus compras, en cantidades pequeñas para no gastar de más, pero se mantiene fiel al sitio por su cercanía y buenos precios. “Hacen falta más vendedores. Da tristeza ver cómo nosotros lo conocimos y cómo está ahora. Antes había que hacer cola para entrar, mira todos los espacios vacíos”.
Delia Palacios, quien solía comprar con su madre en el mercado, recuerda que en su época la oferta de gallinas, pollos, frutas frescas y verduras era más amplia. “Deben venir muchos más vendedores. Antes vendían de todo, como en un mercado popular, pero ha ido mermando. La situación del país influye”.
La economía también influye
Olga Zárate, vecina de la comunidad, tiene más de 20 años comprando en el mercado. Relata que sus compras se han reducido, ya que su pensión no cubre todas sus necesidades. “Antes venía cada quincena, ahora vengo cada vez que consigo dinero”.
A sus 75 años, Olga observa con tristeza que el mercado no ha logrado recuperar su capacidad total de funcionamiento. “Yo pienso que es la economía que está tirada en el piso. Antes todo se llenaba, ahora no. Más bien sobran puestos”.
Como visitante regular, Olga concuerda con otros entrevistados de El Carabobeño sobre la falta de variedad de productos y los espacios vacíos, que necesitan nuevos vendedores.
Al mercado, como es costumbre desde sus inicios, acuden buhoneros con mercancía fresca los miércoles y sábados. Un vendedor, que prefirió resguardar su identidad, comentó que las ventas han bajado drásticamente. Con 30 años de experiencia, pasó de vender 400 kilos de pescado a solo 40 en un día. El pulpo y los camarones fueron reemplazados por la merluza, que se ofrece a precios más competitivos que en carnicerías establecidas.

Factor diferenciador
Carlos Ruiz tiene 15 años atendiendo su lonchería, un negocio familiar con más de 35 años de trayectoria. Coincide en que la escasez, la pandemia y los bajos ingresos llevaron al mercado a un estado parcial de inactividad. “La gente migró del mercado para ir a otros negocios”.
Para Ruiz, el mercado aún tiene fortalezas que deben destacarse, con negocios que pueden ser rescatados. “Nosotros debemos dedicarnos a apoyar con promoción, para que la gente sepa que aquí tenemos bienes y servicios: productos de medicina natural, pescadería, charcutería, carnicería, restaurantes, spa y peluquerías, artículos de ferretería, cachaperas”.
Cree que la promoción de servicios y productos específicos puede potencializar las ventas del mercado. “Como la diversidad de productos y servicios que ofrecemos no hay muchos (espacios) en el municipio, aquí tienen todo en un solo lugar”.

¿Falta de apoyo institucional?
Ana Mercedes Pérez comparte con Ruiz la idea de que los recursos para crear un mercado mejor están presentes, pero hace falta apoyo de las instituciones competentes. Ante el crecimiento de grandes tiendas comerciales en los alrededores, considera necesario un refrescamiento del concepto de mercado municipal para impulsar su crecimiento.
Un estudio socioeconómico que identifique las necesidades, fortalezas, debilidades y el apoyo económico es parte de las propuestas de Ana Mercedes como arrendataria. "Nosotros tenemos una ordenanza; todas las políticas de desarrollo deben estar allí".
La Ordenanza de Mercados Municipales y Paramunicipales del Municipio Naguanagua regula el funcionamiento, administración y control de los mercados municipales, estableciendo normas para el abastecimiento, comercialización y distribución de productos de consumo. La administración está a cargo de la Alcaldía y el Instituto Autónomo Fundanagua, quienes deben garantizar el orden y la operatividad del mercado.
En cuanto a los desafíos que enfrentan los arrendatarios, la ordenanza establece regulaciones estrictas sobre los costos de alquiler y sanciones en caso de incumplimiento. La ordenanza resalta la importancia de mantener una promoción adecuada del mercado para atraer clientes en el artículo 15, 16 y 17, aspecto clave para su reactivación.

¿Un mercado turístico?
Elsy Rivas, quien forma parte de la junta administrativa de arrendatarios, reconoce que el mercado no tiene la misma cantidad de clientes que antes. A pesar de ello, destaca que sigue siendo un lugar de encuentro para la comunidad. “Nuestra idea es ser mejor de lo que éramos antes”.
Ella, al igual que otros arrendatarios, considera que el mercado necesita un nuevo propósito. Cambiar su enfoque, embellecer sus espacios y aumentar la publicidad son parte fundamental de los planes. “Nos hemos enfocado en hacer actividades para atraer al público: propaganda en internet, fiestas, concursos. Intentamos que el mercado recupere la esencia de la comunidad que lo rodea”.
“Yo siempre he apostado por un mercado turístico. Nosotros solicitamos que se declarara patrimonio cultural de Naguanagua. Pienso que tenemos un espacio maravilloso, céntrico, que podemos aprovechar. Necesitamos que las instituciones nos ayuden a empujar eso”.
Según Rivas, el mercado tiene el potencial de convertirse en un referente del estado Carabobo, un lugar donde se promocionen artículos autóctonos de la región. “No dejemos perder este sitio”. Actualmente el mercado cuenta con dos espacios que los arrendatarios han solicitado sean utilizados para el desarrollo de actividades comunitarias.

Locales cerrados, una parte del problema
Al recorrer el mercado, una cantidad considerable de locales cerrados se extiende por los pasillos. Algunos arrendatarios explican que esto se debe a la falta de clientes, la desmotivación o el hecho de que quienes alquilaban los espacios eran personas de la tercera edad.
Mantener las puertas abiertas, ante la caída de las ventas, puede ser difícil. Por otro lado, los arrendatarios que se esfuerzan por abrir a diario consideran que el cierre de locales afecta la percepción del público sobre el mercado.
Los comerciantes consultados por El Carabobeño mencionaron que las instalaciones necesitan renovar su señalización para que los usuarios puedan ubicarse con mayor facilidad. También señalaron que es necesario actualizar el letrero con el nombre del mercado y colocar una valla representativa que llame la atención de los compradores.

