La noche del 1 de agosto, los miembros de la familia Alvarez Suárez se fueron a dormir como cualquier día. No imaginaban que a la 1:30 de la madrugada del 2 su vida cambiaría. Lo hizo a tal punto que hoy, cuatro meses y medio después, el padre estaría muerto, la madre presa y los hijos en total incertidumbre.
Jesús Alejandro Alvarez Suárez, el hijo mayor, de apenas 20 años, ha llevado la peor parte. Sin saber lo que le aguardaba, hace unos días llegó a Guacara. En Ciudad Alianza, una amiga de la familia le ofreció su casa para prepararse para la visita de este martes, en el Internado Judicial de Carabobo.
El no puede entrar. A la cárcel sólo ingresan mujeres, pero a través de otros familiares le envía paquetes a su papá, Jesús Rafael Alvarez, un hombre de 44 años preso en la cárcel de Tocuyito desde hace cuatro meses. Le había pedido unas galletas y unas cremas, porque el excesivo calor le afectaba la piel. "Ya le había comprado todo, tengo eso en mi casa y vea con la noticia con la que me vienen a salir."
Hijo de presos políticos pide que le entreguen el cadáver de su padre
El viernes, casi a las 8:00 de la noche se enteró, a través de la prensa, de la muerte de su papá. De inmediato salió hacia la morgue de Valencia, en la Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera. No le permitieron ver el cuerpo, pero sí una foto del cadáver. "Estaba muy hinchado, casi irreconocible quizás por los días que tiene de fallecido, pero lamentablemente era mi papá. La nariz, los ojos, son los de mi papá". El joven reciente que no le hayan hecho una autopsia para determinar de qué murió, para saber por qué tenía una especie de golpe en el pómulo, pero ninguna marca en el cuello.
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Además de la foto, Jesus Alejandro pudo ver unos documentos, con papeles escritos por su papá y unos números de teléfono que, hasta donde logró mirar, eran los suyos. "No entiendo por qué no me llamaron si allí tenían como hacerlo. Si no es por la noticia de la prensa, yo seguiría creyendo que mi papá sigue con vida".
Este sábado, a las afueras del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), en el municipio Libertador (Tocuyito), contó la historia.
El pidió dos cosas en concreto al gobierno: Que le entreguen el cuerpo de su papá y que le den la libertad a su mamá, detenida en Puerto Ordaz. No se sabe cuál de las dos es más difícil.
Se necesita una orden superior
El viernes en la noche, en la morgue, no le permitieron reconocer el cuerpo. Le exigían una orden de entrega que este sábado no le dieron en el Cicpc. El alegato de los funcionarios era que se necesitaba una orden superior, pero no precisaban de quién. A la hora de redactar esa información el joven aún no tenía el documento. "Esto es tremendo, espera, espera y ese cuerpo se va a podrir allí. ¿No me lo entregaron vivo y ahora tampoco muerto?"
Me afinco en la libertad de mi mamá
"En estos momentos me afinco en la libertad de mi mamá." Anny Suárez está presa en el destacamento 625 de la Guardia Nacional, en Puerto Ordaz, estado Bolívar. Fue detenida en su casa, en Anaco, junto a su esposo Jesús Alvarez, a la 1:30 de la madrugada del 2 de agosto.
El quiere que su madre vuelva a casa. "Mi papá ya falleció, no puedo tener esa esperanza, pero al menos que me entreguen su cuerpo, todos merecemos darle santa sepultura. Mi mamá está destrozada, se enteró por mi, le pido al señor que le dé fortaleza. Ella debe estar con sus hijos en este momento, ella esperaba esa libertad, poder reencontrarse con mi papá y ahora no va a poder. Es una mujer que amaba a su esposo más que a su propia vida. No vivía sin saber cómo estaba él, cada vez que me llamaba preguntaba ¿Qué se ha sabido de tu papá?. A mi me daba dolor decirle ¨no sé nada¨. Le decía yo pienso que él está bien y miren lo que tengo que decirle ahora."
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El joven insiste en la liberación de su mamá. "Ella es inocente, cuatro meses detenida y nos dicen que esperemos. ¿Hasta cuándo esperamos, hasta que ella fallezca también?. Por lo menos que me la entreguen a ella, que está viva todavía."
Jesús tiene dos hermanas, una de 17 y otra de siete. Ambas están en El Callao, las cuida una amiga del joven. Sus abuelos están fuera del país. El no trabaja y del local en el que estaban arrendados por un negocio fueron sacados un mes después de la detención de sus padres. Por fortuna, habían logrado comprar una casa en El Callao, donde residen actualmente. Por ser el mayor, él ha tenido que moverse para llevar los documentos a la fiscalía y lo que piden sus padres.
Los sacaron de la casa
El viernes 2 de agosto, a la 1:30 de la mañana, comisiones de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y de la Guardia Nacional llegaron a su casa. Se llevaron a sus papás, a quienes esposaron y les cubrieron la cabeza con capuchas, delante de sus tres hijos.
El joven recuerda que, según les dijeron, se los llevaron para un interrogatorio por la muerte de una señora en el sector Las Casitas, de El Callao, muy lejos de la vivienda de los Alvarez Suárez. Ese día se llevaron a mucha gente presa, pero solo dejaron detenidos a sus padres.
El sábado los tres hijos fueron a buscarlos. "Nos decían que en cualquier momento salían, pero eso no pasó. A las 5:00 de la tarde envié a mis hermanas a la casa para que comieran. A las 11:00 de la noche me dieron la noticia de que quedaban detenidos por terrorismo, incitación al odio, obstrucción de la vía pública."
Tenía la esperanza de que ellos salieran y mire como me encuentro ahora, con un padre fallecido y una madre presa, lamenta Jesús Alejandro. No entiende por qué. En El Callao no hubo protesta, él asegura que sólo hubo silencio y en la familia Alvarez Suárez habían decidido mantenerse dentro de la casa, incluso antes de las elecciones. Pero eso no los salvó.
Por ahora pide que le entreguen el cadáver para cremarlo y llevar sus cenizas a Anaco, donde nació Jesús Rafael Alvarez. Exige que le den la libertad a su mamá, ahora que aún está viva.