Juan Vicente Torrealba: Llanura en el Concierto

Juan Vicente Torrealba fue un compositor clave en la cultura venezolana. Creador, innovador, compositor disruptivo en su época,

En mi casa había un disco LP del maestro Juan Vicente Torrealba llamado “Suite Torrealbera”, con una portada del llano venezolano al estilo impresionista. Mi mamá no era muy asidua a escuchar música folklórica, aun cuando su profesión y pasión fue el estudio de la identidad venezolana a través de su cultura. Libros de etnomusicología, folklore gastronómico, historia venezolana, literatura venezolana, costumbrismo regional, era la proporción más grande que había en la amplia biblioteca. Mas, reitero, no era de escuchar lo que popularmente conocemos como “música llanera”. Es más: Ella escribió un libro del análisis científico sobre refranes venezolanos (paremiología) e hizo con mi padre un enorme diccionario de palabras venezolanas. Con todo y eso, no solía escuchar este tipo de música.

Juan Vicente Torrealba fue un compositor clave en la cultura venezolana. Creador, innovador, compositor disruptivo en su época, década de los 40 y 50 del siglo XX, sus canciones pasaron al folklore venezolano y traspasó nuestras fronteras. Una vez más, y ahora con la música de Juan Vicente Torrealba como ejemplo, es un salvavidas emocional para muchos que vivimos fuera de las fronteras venezolanas. Canciones como La Potranca Zaina, Rosario, Valencia (Himno de nuestro estado Carabobo), La Catira Rosangelina, Esteros de Camaguán, Muchacha de Ojazos Negros, Campesina y, por supuesto, el instrumental Concierto en la Llanura, forman parte del vasto ethos cultural venezolano.

Uniendo los dos párrafos anteriores, menciono que, aunque mi mamá no era aficionada a la llamada música llanera, solía poner con frecuencia el disco “Suite Torrealbera” de Juan Vicente Torrealba. Esta obra, grabada en los años 50 por su agrupación “Los Torrealberos”, contó con un cuarteto de cuerdas adicional y los excepcionales arreglos del maestro Atilio Ferraro. Mi mamá, fascinada por su belleza, disfrutaba especialmente de la pieza instrumental que daba nombre al álbum. Recuerdo que solía decir con admiración: "Esta música merece ser sinfónica, interpretada por una orquesta completa… es simplemente maravillosa".

Para mí, el maestro Juan Vicente Torrealba fue, es y será un prócer cultural de Venezuela. No hablo solo de un ícono artístico, sino de un pilar fundamental de nuestra identidad, pues su música trasciende lo meramente sonoro y se arraiga en el alma del venezolano. Lo llamo prócer porque fue un pionero en la difusión de la música de raíz folklórica en un tiempo en que nadie más lo hacía. Fue el primero en incorporar el contrabajo al tradicional ensamble de “arpa, cuatro y maracas”, dando origen a un innovador “neofolklore”.

Durante mucho tiempo, Torrealba fue para mí una figura distante, alguien a quien solo había visto en la televisión, quizás en algún programa de Radio Caracas, con su inconfundible estampa tocando su majestuosa arpa. Nunca lo había conocido en persona. Sin embargo, al asumir la dirección del Grupo de Música Popular Latinoamericana de la Universidad de Carabobo (GMPL), su imagen comenzó a acercárseme, a serme más familiar. A través de Marianela Ramos Fonseca, una de las cantantes fundadoras del GMPL y además, comadre mía, su legado dejó de ser solo una referencia histórica para convertirse en una presencia más cercana. Marianela, quien cantó durante años junto al maestro Torrealba, compartía con nosotros anécdotas y detalles de su vida cotidiana, permitiéndome conocerlo de una manera más íntima, aunque solo fuera a través de sus relatos.

En 2008, para celebrar el 25° aniversario del Grupo de Música Popular Latinoamericana (GMPL), realizamos el concierto "Latinoamérica Sinfónica" junto a la Orquesta Sinfónica de Carabobo, en el Teatro “Alfredo Celis Pérez”, con capacidad para casi mil personas, se llevó a cabo a sala llena. Sin embargo, su alcance no se detuvo ahí: el concierto fue grabado, editado en DVD y posteriormente subido a YouTube, donde ha superado las 500 mil visualizaciones. Uno de esos DVD llegó a manos del maestro Juan Vicente Torrealba, un obsequio de Marianela Ramos Fonseca. Y para nuestra satisfacción, le gustó.

Semanas después, recibí su inesperada pero sumamente grata llamada donde me invitaba a su hogar para compartir un café. A los pocos días, acompañado por nuestra amiga en común, Marianela, tuve el privilegio de visitarlo. Fue un verdadero honor estar en su casa, donde cada pared contaba su historia a través de innumerables galardones y fotografías emblemáticas.

El motivo de su llamada no tardó en revelarse: tras haber visto el concierto “Latinoamérica Sinfónica”, me expresó su deseo de hacer algo similar con diez de sus composiciones, aquellas que, según él, no estaban concebidas para el arpa, sino para una gran orquesta. Me propuso asumir la tarea de orquestarlas, confiando en mí para llevar a cabo este ambicioso proyecto. Altamente honrado, acepté el desafío, con la única condición de contar con la colaboración del talentoso músico Álvaro Granadillo. Así, juntos, emprendimos la misión de dar nueva vida sinfónica a estas diez joyas de su legado musical.

Su sueño era que estas obras fueran dirigidas por Gustavo Dudamel. Con Gustavo me une, además, una relación cercana desde hace más de treinta años a través de sus padres, Oscar y Sol, con quienes mantengo todavía una sólida y cálida amistad. Incluso tuve el privilegio de conocer a Gustavo cuando aún era un niño, dando sus primeros pasos como violinista, pero esa es otra historia.

Durante más de un año, Álvaro y yo visitamos al maestro Torrealba cada sábado para trabajar durante seis intensas horas, solo interrumpidas por un delicioso almuerzo llanero preparado por su esposa, Mirta, su “Potranza Zaina”. A sus 94 años, el Maestro era el más entusiasta, crítico y detallista. Incluso entre semana, me llamaba con sugerencias precisas sobre el proyecto. Tenía una visión clara de lo que quería y, en el proceso, aprendí muchísimo de él.

En definitiva, la gala se celebró el 20 de febrero de 2011, cumpleaños del Maestro Torrealba, en el Centro de Acción Social por la Música de El Sistema, con la Orquesta Sinfónica Juvenil de Caracas, bajo la experta dirección del joven maestro Andrés Rivas. Gustavo Dudamel asumió la batuta para dirigir las adaptaciones sinfónicas de “Rosario”, junto al Grupo de Música Popular Latinoamericana, y “La Potranca Zaina”, con Las Brujas y Zuzón como solistas. Como cierre magistral, el propio Dudamel dirigió “Concierto en la Llanura”, en la versión orquestada por Álvaro Granadillo, una de las piezas más emblemáticas del legado torrealbero. El mismo maestro Juan Vicente Torrealba reconoció y oficializó esta orquestación como la versión definitiva de esta obra.

Una de las piezas que Andrés Rivas tuvo el honor de dirigir fue, precisamente, la “Suite Torrealbera”, ahora en su versión sinfónica, arreglada por este servidor. Mientras la escuchaba en su estreno, sentía el corazón en la garganta, conmovido por el momento y por el significado que tenía para mí. Al final, estaba cumpliendo el anhelo de mi mamá: escuchar aquella obra interpretada por una orquesta. Y cuánta razón tenía.

De Juan Vicente Torrealba, y bajo la dirección de Andrés Rivas, el estreno de la “Suite Torrealbera” en adaptación sinfónica de este servidor, a cargo de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Caracas:

https://youtu.be/bRe3egHis_M?si=21RcAdLiJBC6T5Oi

 

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente la posición de El Carabobeño sobre el tema en cuestión.

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Juan Vicente Torrealba: Llanura en el Concierto

Juan Pablo Correa

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