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Los migrantes venezolanos en EEUU están bajo asedio por parte del nuevo gobierno de ese país Credit: Efecto Cocuyo

La vida de un migrante venezolano está llena de cambios. Podría decirse que es un punto común entre los migrantes criollos. Para bien, o para mal, siempre está el cambio. A veces forzado, a veces con intención y tiempo. Siempre está presente. El cambio es lo que atraviesa a los migrantes venezolanos en Estados Unidos, especialmente a los que tienen Estatus de Protección Temporal (TPS, en inglés) emitido en 2023

¿Por qué especialmente el cambio atraviesa a estas personas? Porque el gobierno de Donald Trump decidió que este beneficio ya no estaría vigente a partir del próximo 7 de abril. Las autoridades norteamericanas usaron varios argumentos para justificar esta decisión, pero uno de ellos es asegurar que la vida en Venezuela ha mejorado lo suficiente como para que los migrantes puedan regresar a este país. 

Sin embargo, la realidad es que los migrantes venezolanos con TPS tienen distintas razones para querer mantenerse en Estados Unidos. La búsqueda de una vida estable es una de esas razones, pero también sentirse medianamente protegidos en un país que, en teoría, no los perseguiría por pensar diferente. 

En Efecto Cocuyo nos proponemos contar cómo es la vida de un migrante venezolano con TPS, especialmente de aquel migrante que sabe que en cuestión de días su estatus en el país norteamericano puede cambiar y estar sujeto a ser deportado. La historia es contada en primera persona por Darío González, un joven nacido en Maracay, estado Aragua. Darío tiene 26 años, vive en una ciudad del estado de Texas y desde hace varios días se cubre los tatuajes de sus brazos. Especialmente uno: el que tiene en común con su madre y su hermano mayor. 

Lo hace para cuidarse. Para que no lo vinculen erróneamente con el Tren de Aragua, como a cientos de migrantes venezolanos que han sido deportados o a los que están detenidos ilegalmente en una prisión en El Salvador sin haber cometido delitos en ese país. Darío nunca pensó que su vida en Estados Unidos cambiaría de esa manera, y menos tan abruptamente.

Salió de Venezuela en 2017, luego de escaparse de las manos de varios funcionarios policiales que intentaron detenerlo en uno de los tantos días de protestas entre los meses de abril y agosto. Se fue rumbo al norte del continente para vivir en libertad y empezar de cero en un entorno completamente diferente. 

Ahora, pasa sus días como conductor y comparte, como una suerte de diario, su cotidianidad con Efecto Cocuyo para conocer qué piensa y qué siente un migrante venezolano con TPS en Estados Unidos. 

Día 1 de un migrante venezolano con TPS en Estados Unidos: Fui a ver un juego de la Vinotinto 

Martes, 25 de marzo. Hoy trabajé ocho horas. Pasé todo el día manejando. Subiendo y bajando a personas desconocidas de mi carro. Conduje un total de 80 millas, unos 128 kilómetros. Un poco más de la distancia que separa a Caracas de mi Maracay natal. 

Darío suele pasar horas conduciendo como principal fuente de trabajo

Hoy me tomé el tiempo para comer algo. Antes casi no comía mientras estaba trabajando. Pero ahora priorizo comer. Entendí que tengo que darle prioridad a mi salud física y mental. Hoy también me tomé el tiempo para compartir con varios amigos y con mi familia. He descubierto que esto es muy importante para mi tranquilidad y para bajar el estrés de los últimos días. 

He estado muy pendiente de la información que sale sobre los migrantes venezolanos. Pero hay tanta información falsa que me cuesta no tener ansiedad sobre el tema. Sin embargo, busco siempre fuentes confiables. 

Siento mucha incertidumbre en este momento. No tengo un plan B y me da mucho miedo salir a otro lugar después de estar tanto tiempo en este país. No veo que regresar a Venezuela sea una opción. Suena triste, pero siento que perdí mucho de mi vida allá y ya no tengo oportunidades. 

El partido de fútbol de Venezuela contra Perú le trajo recuerdos al migrante venezolano

Últimamente me cuesta dormir. Pero tengo fe de que todo se va a solucionar. Hablé con mi familia sobre lo que está pasando con los migrantes y me actualicé un poco más en el tema. 

Como conduzco con precaución no siento miedo de que me pare la policía. En ese aspecto me siento bastante tranquilo. Pero hoy me atacó la nostalgia. Fui a ver un juego de la Vinotinto y tuve una especie de recuerdo de mi infancia, pero también sentí curiosidad sobre lo que sería vivir la felicidad de ver uno de esos partidos en mi país. 

En el lugar había varios venezolanos orgullosos de mostrar la franela vinotinto

Hoy escuché a Mac Miller mientras manejaba. me ayuda a sentirme más tranquilo durante el día. También puse canciones de Los Mesoneros. Poder hacer esto me da paz dentro de tanta incertidumbre.