El sueño de una mejor calidad de vida en Estados Unidos terminó en una pesadilla, por ahora, para ocho venezolanos que deportaron este sábado 15 de marzo al Centro de Confinamiento para Terroristas (Cecot), una cárcel de máxima seguridad, en El Salvador.
La odisea comenzó el pasado sábado después que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declarara que el Tren de Aragua estaba «perpetrando y amenazando con realizar una invasión o incursión predatoria contra el territorio de EE.UU.».
Tras el anuncio, el mandatario ordenó que los venezolanos que se encuentren en Estados Unidos, mayores de 14 años de edad y que sean miembros del Tren de Aragua, se detengan y expulsen al invocar la Ley de enemigos extranjeros, una legislación del siglo XVIII, que solo ha utilizado ese país en tiempos de guerra.
A pesar de que James E. Boasberg, juez federal impidió la medida, ya que la ley no aplicaba en este caso porque la nación norteamericana no está en guerra, el gobierno de Trump de igual forma envió a los migrantes venezolanos detenidos a El Salvador.
«¡Uy!… demasiado tarde», respondió Nayib Bukele, presidente de El Salvador, ante el incumplimiento de la orden del magistrado, pues ya los venezolanos se encontraban en territorio salvadoreño.
Bukele además anunció la llegada de los deportados venezolanos sugiriendo que todos eran parte de una banda delictiva: «Los primeros 238 miembros de la organización criminal venezolana Tren de Aragua», indicó, a pesar de que estos no han sido sometidos a procesos judiciales para comprobar si pertenecen o no a la organización criminal transnacional, que se originó en el Centro Penitenciario de Aragua, conocido como Tocorón, y que se extendió por una decena de países de América.
“No son del Tren de Aragua”
Desde que se conoció la deportación de más de 200 venezolanos a El Salvador, cada vez son más las familias que denuncian a través de medios de comunicación y redes sociales la inocencia de sus seres queridos ante acusaciones como la de ser miembro del Tren de Aragua.
Los nombres de Anyelo Sarabia, Franco Caraballo, Francisco Javier García Casique, Mervin José Yamarte, Gustavo Adolfo Aguilera Agüero, Alirio Guillermo Belloso Fuenmayor, Henry Javier Vargas Lugo y Arturo Suarez Trejo, se contabilizan en distintos medios de comunicación y todos tienen en común su envío desde Estados Unidos hasta El Salvador, la mayoría por tener tatuajes.
Efecto Cocuyo conversó con los familiares de Anyelo Sarabia, un joven de 19 años de edad oriundo de La Victoria estado Aragua, que llevaron a El Salvador solo por tener en su mano izquierda un tatuaje de una rosa y billetes de 100 dólares estadounidenses.
Su hermana Michel González contó que el arresto de Sarabia se produjo el 31 enero de 2025 cuando asistió a una cita de migración. El joven entró al país gracias al extinto programa CBP One.
En un video que recibió Efecto Cocuyo, la madre y allegados del joven protestaron para exigir la liberación. Alegan que Sarabia no pertenece a ninguna banda delictiva y tampoco tiene antecedentes penales.
Se los llevaron de sus lugares de trabajo
El Miami Herald reportó el caso de Mervin José Yamarte Fernández, un venezolano de 29 años al que arrestaron en Texas mientras trabajaba como mesonero en un restaurante. La administración Trump lo señaló como miembro del Tren de Aragua, basándose únicamente en sus tatuajes, y al igual que Sarabia, lo deportó a la prisión de máxima seguridad que es emblema de Bukele.

Su hermana Jare, defiende la inocencia del joven y afirma que Mervin no tiene antecedentes penales, además dejó claro que no hay evidencia pública que lo vincule a la organización, solo una interpretación errónea por sus tatuajes.
Asimismo, el diario estadounidense destacó el caso de Henry Javier Vargas Lugo, un venezolano de 32 años oriundo de La Guaira, estado Vargas, detenido el 29 de enero de 2025, en Aurora (Colorado), donde tenía casi un año de residencia en la zona y trabajaba en la construcción.

La administración Trump lo acusó también de pertenecer al Tren de Aragua por sus tatuajes, unas coronas con nombres de seres queridos. Esa fue la única prueba que usaron en su contra para llevarlo a El Salvador.
Su hermana Nayrobis Vargas insiste en su inocencia y subrayó que Henry nunca estuvo involucrado en actividades criminales. Añadió que las autoridades carecen de pruebas concretas más allá de las marcas en su piel.
El diario también reportó el caso de Gustavo Aguilera, un venezolano de 27 años detenido el 30 de enero de 2025 en Houston, Texas, mientras trabajaba como repartidor de comida. La administración Trump lo señaló como miembro del Tren de Aragua por sus tatuajes, que eran un tribal y nombres de sus familiares, sin presentar evidencia pública más allá de esa suposición.

Aguilera también está en la megacárcel salvadoreña. Su hermana Ysmar Aguilera advierte que el joven no tiene antecedentes penales y que vivía legalmente en EE.UU. con un parole humanitario.
Los tatuajes como denominador común
La agencia de noticias Reuters documentó el caso de Franco Caraballo, un venezolano de 26 años detenido en Texas, a quien de igual lo ligaron a la banda criminal por sus tatuajes.
El 14 de marzo de 2025 llamó a su esposa Johanny Sánchez para informarle que lo deportarían a Venezuela, a pesar de que tenía una solicitud de asilo pendiente y una audiencia programada para el 19 de marzo. Sin embargo, el 16 de marzo lo enviaron al país centroamericano.

La familia de Franco, particularmente su esposa Johanny, asegura que no tiene vínculos con el Tren de Aragua ni antecedentes penales. Ella describió que sus tatuajes, son unas rosas, un reloj con la hora de nacimiento de su hija, un león y una navaja de afeitar, y que estos no tienen significado delictivo. La hermana resaltó que Franco es un barbero trabajador desde los 13 años y un cristiano devoto.
Un barbero preso
Otro medio de comunicación que reseñó denuncias familiares sobre deportados venezolanos, fue El Estímulo, a quienes familiares indicaron que Francisco Javier García Casique, un barbero de 24 años oriundo del estado Aragua, lo detuvieron tras presentarse a una oficina de ICE en Laredo, Texas, el 22 de abril de 2024, para asesorarse sobre su beneficio migratorio, ya que no encontró la corte de su audiencia.
En ese momento los oficiales lo retuvieron por sus tatuajes y su lugar de origen, vinculándolo sin pruebas concretas al Tren de Aragua. A pesar de que no tenía antecedentes penales, está preso en El Salvador.

Mediante redes sociales, familiares de Alirio Guillermo Belloso Fuenmayor, un venezolano del estado Zulia, que ingresó a Estados Unidos con una cita de CBP One, denunciaron que al joven lo detuvieron agentes de migración en su lugar de trabajo junto a otros compañeros; mientras que a varios los liberaron, Alirio quedó retenido únicamente por un tatuaje en su cuerpo, lo que llevó a la administración Trump a vincularlo sin pruebas al Tren de Aragua.
Sus familiares descubrieron a través de noticias que lo trasladaron al Cecot.
Un músico también fue detenido
En Efecto Cocuyo también se registró la deportación de Arturo Alejandro Suárez Trejo, un músico venezolano de 28 años oriundo de Barquisimeto, estado Lara, a quien detuvieron el 8 de febrero de 2025 en Carolina del Norte, Estados Unidos, durante una redada del ICE, mientras grababa un videoclip.
La Casa Blanca lo señaló como presunto miembro del Tren de Aragua por un tatuaje en su cuello, una rosa con una serpiente.
Suárez había migrado a Chile en 2018 y luego a EE.UU. en septiembre de 2024 buscando oportunidades en la música, dejando atrás a su esposa Nathalí Sánchez y su hija.
Su familia defiende su inocencia con firmeza y destacaron que Arturo es un músico talentoso y un cristiano devoto, no un criminal.
Su esposa relató que sus tatuajes, como el del cuello y otro en el pecho con el nombre de su hija, eran expresiones personales, no símbolos delictivos, y que él trabajaba arduamente para enviar dinero desde EE.UU.