Yorman David León fue detenido en Naguanagua el pasado 29 de julio. Salió de su casa a poner gasolina y regresó en enero, tras seis meses de reclusión en distintos penales. El 4 de febrero murió a consecuencia de las malas condiciones en las que estuvo privado de libertad. Sus familiares conversaron con perdiodistas de Tal Cual Digital.
La última cárcel en la que estuvo fue Tocorón. Al salir presentaba hematomas en el cuerpo y una fisura, así como dengue hemorrágico.
Su papá contó al medio digital, con temor de sufrir persecución a causa de hablar, que su hijo gozaba de buena salud, pero cuando fue excarcelado percibió una persona completamente distinta: callado, distante y reprimido. No quiso ahondar en la falta de atención médica, las torturas y las condiciones de reclusión que sufriò Yorman David en la cárcel. «Es suficiente con el dolor de la pérdida de mi muchacho», dijo Rafael León.
Diego Casanova, quien forma parte del Comité por la Libertad de los Presos Políticos, aseguró que gran parte de los detenidos actualmente presentan enfermedades como secuelas del encarcelamiento.Afecciones intestinales, renales e hipertensión son las más comunes.
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Los excarcelados padecen ansiedad y ataques de pánico. Sus familiares no solo tienen que lidiar con todo lo que implica recuperar sus estados de salud, sino también llevarlos a terapia para que superen lo que vivieron en reclusión.
León cuenta que en los días posteriores a la excarcelación evitó hablar con su hijo de lo que vivió en las tres cárceles donde estuvo, pese a que no existía ninguna prueba que lo involucrara en los supuestos delitos de terrorismo, traición a la patria y asociación para delinquir que le imputaron.
Detención arbitraria
Yorman David iba acompañado de su primo para surtir gasolina, pero ni siquiera llegaron a alcanzar la estación de servicio. Fueron interceptados por efectivos de seguridad que le revisaron el carro y pidieron sus celulares, pero ninguno tenía. Los trasladaron al Fuerte Paramacay, en Naguanagua, donde estuvieron varios días incomunicados y sin visitas.
Después fue trasladado al centro de detención preventiva de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en Los Guayos. En ese momento aún se encontraba bien de salud. Sus familiares lo veían todos los días y le llevaban comida y agua. Allí duró dos meses y, en ese tiempo, mantenían la esperanza de que el infierno que estaban viviendo acabaría pronto.
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«Una vez me dijo: ‘tranquilo que nosotros vamos a salir porque somos inocentes. A nosotros nos agarraron haciendo nada'», contó su padre, de 63 años de edad.
Aseguró que todo se complicó cuando su hijo fue trasladado en octubre pasado a la cárcel de Tocorón, en el estado Aragua. Allí las visitas eran cada 15 días y padecía condiciones de reclusión inhumanas, con hacinamiento, sin derecho al agua potable y consumiendo comida en mal estado.
El 4 de enero fue excarcelado junto a un grupo de 94 presos en Tocorón, pero su condición de salud estaba grave. Llegó a su casa padeciendo una fiebre, por lo cual lo llevaron al médico e hicieron chequeos. Le diagnosticaron dengue, tenía el estómago obstruido, hematomas en el cuerpo y una fisura. Esto último posiblemente consecuencia de golpes y tortura que recibió en reclusión.
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Entre los estudios y las diligencias en tribunales, su salud empeoró. «Le mandaron a hacer una endoscopia porque no le pasaba la comida. El estómago como que se les desgasta, pero no dio chance de hacer nada. Nos dijeron que venía con un dengue. La noche que falleció me dijo que le daban comida picante y agua en mal estado, la filtraban con tapabocas», contó su padre.
Miedo e impunidad
La familia de Yorman guarda silencio sobre su muerte. Temen ser perseguidos por retaliación al hacer algún tipo de denuncia. Aunque su papá cree que lo que vivió su hijo y su duelo es injusto, no tiene entre sus planes denunciar.
Su temor a vivir otra pesadilla es más grande. «Usted se imagina la cantidad (de casos) que hay. Mire no es nada más el de nosotros. Como hace uno para denunciar si no tienen ninguna validez. Para mí esto es injusto, que uno tenga que vivir esto, que mi muchacho haya sido detenido injustamente», expresó.
De acuerdo con el Comité por la Libertad de los Presos Políticos, las últimas excarcelaciones que se han ejecutado este año responden a complicaciones de salud.
En enero eran más de 200 presos políticos que requerían atención médica urgente. La cifra ha bajado porque una parte de ellos fueron puestos en libertad con medidas cautelares.
Otros casos de Tocorón
Un familiar de Carlos Camacho, paciente renal detenido en los días posteriores a las elecciones del 28 de julio, contó que debido a la falta de atención médica en los meses que pasó encarcelado en Tocorón, empeoró su salud. Médicos le diagnosticaron desprendimiento de un riñón.
Dijo que actualmente padece microlitiasis (cálculos) renal bilateral, hematuria (presencia de sangre en la orina) y colonopatía inflamatoria. Necesita medicamentos y atención especializada, pero su familia no tiene los recursos. Recurrieron a las redes sociales para pedir ayuda, aunque no ha sido efectiva.
En una rueda de prensa, el ministro de Interior, Justicia y Paz, Diosdado Cabello, ironizó con las denuncias que hacen familiares sobre la salud de los presos políticos. «Ayer fue capturado uno (Luis Somaza), mañana lo enferman y dicen que es un niño de pecho», dijo el pasado 14 de febrero.