Desde las detenciones posteriores a las elecciones, 16 familias de Calabozo, estado Guárico, han estado luchando por reunir recursos y hacer todo lo posible para visitar a sus seres queridos en la cárcel de Tocorón, Aragua.
Estas personas fueron detenidas en diversas circunstancias tras el estallido de protestas por los controvertidos resultados electorales del 28 de julio, publicó Runrunes.
Las familias los llaman los “16 de Calabozo”, ya que, desde que comenzaron las primeras excarcelaciones, ninguno de los detenidos de esa región ha sido liberado.
“No entendemos qué está pasando, y tampoco se han anunciado nuevas medidas para liberar a los presos políticos. Estamos desesperados y el silencio de las autoridades nos angustia”, expresó la hermana de Álvaro Roberto Ramos Colmenares, de 46 años.
Las condiciones de reclusión del Centro Penitenciario de Aragua son graves, de acuerdo a la denuncia de los familiares. Los reclusos están hacinados y no cuentan con alimentación, ni hidratación constante.
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Respecto a los paquetes que pueden entregar, indican que solo les permiten llevar chocolate y galletas. “Antes nos dejaban traer agua, pero ahora alegan que en el penal ya hay suficiente. Sin embargo, mi hijo me ha dicho que el agua sabe mal, y tenemos temor de que esté contaminada”, relató una madre que prefirió mantener su identidad en reserva.
“Mi hijo no estaba robando”
El padre de Carlos Alfonzo Lira, de 19 años, relató lo difícil que es para él que su único hijo esté encerrado y expresó que se sienten desesperanzados respecto a la situación. La familia ha entregado recaudos en diferentes entidades del Estado y piden revisión de caso.
El traslado es de las situaciones más difíciles porque en Tocorón no hay día fijo de visitas. Los familiares deben estar atentos da sus teléfonos celulares porque no saben cuándo puedan recibir la llamada.
Lira es estudiante y trabaja, fue detenido diagonal al trabajo de su papá. Las cámaras de seguridad del local captaron el momento en el que fue detenido por la policía municipal sin tener ningún tipo de orden de arresto.
“Cuando fui a verlo, los policías me dijeron que quedaría arrestado por la quema de una sede del PSUV y yo le insistí que él no estaba involucrado, que nunca había asistido a ninguna protesta. Después de eso, lo culparon de un robo de una moto y mi hijo es inocente”, insistió su papá.
Su familia lo define como un muchacho tranquilo, con ganas de “echar pa’ lante”, pero cada día que pasa encerrado observan como los sueños del joven se van desvaneciendo. “Desde que está detenido ha perdido como ocho kilos, se ve pálido, ojeroso. Tiene problemas de salud y le dice a su mamá que me quiere ver, porque usualmente solo entran las damas”, dijo.
Los padres de Carlos no saben a qué instancia dirigirse y no saben qué más hacer para ver a su hijo en libertad. “Queremos que lo liberen, no se merece estar ahí”.
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