Hoy es el Día Internacional del Café, y desde hace mucho tiempo, tomar una taza de esa sabrosa bebida caliente, se ha convertido en la excusa perfecta para compartir un rato agradable, entre quienes lo deseen.
El café, en esencia, es el punto central de un acto social que a diario se da en diversas partes de este mundo convulsionado.
Tradicionalmente, en la mayoría de los hogares del mudo, en donde por supuesto se incluye a Venezuela, una taza de café da inicio al día, pues se le atribuye la bondad de dar energía para comenzar la faena. Salir de la casa sin tomar café, es como no haber dormido en ella.
Sin embargo esa invitación a “vamos a tomar un café” a cualquier hora del día, es sinónimo de socializar, compartir, pasar un rato agradable o cualquier otra interpretación positiva.
Existe variedad de presentaciones de la infusión elaborado para cada gusto. Es decir: negrito, guayoyo, marroncito y blanquito. Estos últimos llevan leche en proporciones distintas. También se ofrece capuchino, expreso y mocca, entre otras. También se incluyen los frapuchinos, que son fríos y se mezclan con infinidad de sabores.
Por eso este primero de octubre se le rinde tributo a esta sabrosa bebida, que ocupa el primer lugar en consumo en todo el mundo.
Nueve años celebrando
El Día Internacional del Café se celebra cada primero de octubre, desde el 2015, entre los 77 miembros de la Organización Internacional del Café.
A ellos se les unen decenas de asociaciones cafeteras en todo el mundo con el objetivo de disfrutar la pasión, el amor, el cariño, tradición y cultura alrededor del café.
La efemérides también persigue apoyar a los millones de caficultores cuyo sustento depende del cultivo.
El café en Venezuela
Originario de Etiopía, el cultivo de café en Venezuela se dio gracias a misioneros españoles en 1730, quienes lo traían desde Brasil, donde a su vez había llegado desde Surinam y la Guayana Francesa, se reseña en la página Venezolanos Ilustres.

A partir de 1740, el cultivo se propagó a Caracas y luego al resto del país. Durante el siglo XIX y principios del XX, fue el impulsor clave de la economía nacional, sustituyendo al cultivo de cacao y siendo una fuente de ingreso tan importante, que permitió la construcción de carreteras y contribuyó al desarrollo de centros urbanos en áreas cafeteras.
En 1950 Venezuela era una de las cinco naciones que más producía café en el mundo; no obstante, el veloz desarrollo de la industria petrolera en la nación, tuvo un impacto negativo en su producción y exportación, lo que ocasionó una drástica disminución en la actividad cafetalera.
A lo largo de los años, la producción y exportación del grano ha bajado considerablemente en el país, de hecho, actualmente casi la totalidad producida es consumida por su misma población. Afortunadamente el café sigue estando presente en muchísimos hogares venezolanos.