Los dolores de cabeza de Héctor Pinto, el adolescente de 17 años recluido en la PNB de Los Guayos

Pese a que es un joven muy sano, según su madre, Héctor está presentando fuertes dolores de cabeza. Johana presume que es por la angustia de no saber cuál será su destino y por los golpes en la cabeza y la electricidad que le aplicaron

Héctor Pinto no ha escrito una carta aún. Por el contrario, le dice a su mamá que sea fuerte, que todo va a terminar pronto, al menos eso espera. Pero Johana Sequera, la madre del adolescente de 17 años recluido en los calabozos de la Policía Nacional Bolivariana, en Los Guayos tras las protestas postelectorales, sabe que es una fachada. El sufre de dolores de cabeza producto de la ansiedad y de los golpes que recibió durante su estadía en el fuerte Paramacay.

El 29 de julio, a las 5:00 de la tarde, Héctor llegó del trabajo en una moto que era de su mamá. Cerca de las 6:00 su abuela lo llamó para que buscara a su hermana en la peluquería donde trabajaba. De regreso de casa de la abuela, donde dejó a la joven, enrumbó hacia su residencia, por la vía de El Naranjillo, con intención de llegar a El Toco, en la vía a Vigirima, donde reside con su madre.

En el camino se encontró con funcionarios policiales que le dieron la voz de alto. Lo subieron a un camión y se lo llevaron. Johana Sequera volvió a saber de su hijo tres días después, luego de recorrer hospitales, cuerpos policiales y las delegaciones del Cicpc. Al Paramacay fue tres veces y se lo negaron. Fue por un video del gobernador Rafael Lacava en la 41 Brigada Blindada de Valencia, en el que aparecía el joven cerca del mandatario, sentado en el piso junto a decenas de personas, que logró ubicarlo.

Los dolores le impidieron abrazarla

Al día siguiente, a las 7:00 de la mañana, fue a buscarlo y los militares le negaron que estuviera allí. Pero, al ver la foto del joven cerca de Lacava, un oficial le informó que pronto los menores saldrían en libertad. A las 6:00 de esa tarde la llamaron del Palacio de Justicia para decirle que su hijo sería enjuiciado.

Al verlo, su primer instinto fue abrazarlo, pero los dolores no le permitieron al joven devolver la muestra de afecto. "Estaba muy golpeado, la cabeza llena de chichones, las costillas con moretones porque les daban con los cascos y también patadas. Tenía tres días sin tomar agua ni comer, durmiendo en un piso lleno de piedras. Le pusieron electricidad porque querían que grabara un video diciendo que María Corina Machado les había pagado para protestar". El se negó y su compañera de causa, Chelsea Correa Venero, a quien conoció en el fuerte, tampoco lo grabó.

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Ellos son los únicos menores de Guacara detenidos. Hoy ambos están en la sede de la PNB, donde según sus madres no han recibido malos tratos.

Héctor es un joven decidido. Trabaja como mecánico en una empresa de transporte y pasó para quinto año de bachillerato, estudios que no ha podido iniciar por la prisión a la que es sometido por el gobierno. Está acusado por los delitos de terrorismo, resistencia a la autoridad e incitación al odio.

Cumplió 17 años en prisión

Este joven, que cumplió sus 17 años en prisión, también es deportista. Juega basquetbol y es el menor de tres hermanos, dos hembras y un varón.

Aunque por fortuna, en la PNB no son maltratados estos menores, psicológicamente están afectados. Al hablar de su hijo Héctor, Johana Sequera llora.  "Mentalmente no está bien, ya va para cinco meses detenido, no puede estudiar, trabajar ni hacer deportes. Tampoco sabe qué pasará en el futuro y tiene temor. Yo lo sé".

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Lo que no sabe Johana es qué debe hacer para sacar a su hijo de la cárcel. Le dicen que todo debe hacerse por Caracas, pero ella no puede ir con tanta frecuencia. El 21 de noviembre le envió una carta con toda la información sobre su hijo a Tarek William Saab, pidiéndole que la fiscalía revise el caso de su hijo. "Quiero que se den cuenta que él no es ningún terrorista, que le den una medida, o que lo suelten porque es inocente".

La hermanas de Héctor tienen 21 y 18 años. A esta última fue a buscar el día que lo detuvieron y ella se siente culpable por eso. No para de llorar, dice su madre.

Los dolores de cabeza de Héctor Pinto

Johana también tuvo que dejar de trabajar porque debe ir a diario a la PNB. Ya no vende ropa ni hace tortas porque su mente está en otra cosa. Sacar a su hijo de la cárcel es su meta.

Precisamente en ese afán de ayudar a Héctor, Johana se mantuvo callada durante casi cinco meses. Pero ya decidió hablar para pedirle a Tarek William Saab y a Nicolás Maduro que investiguen bien y que pague el que tiene que pagar, si hay culpables. Pero que el inocente regrese a casa, con su familia. Ya viene navidad y él está preso.

Pese a que es un joven muy sano, según su madre, Héctor está presentando fuertes dolores de cabeza. Johana presume que es por la angustia de no saber cuál será su destino y por los golpes en la cabeza y la electricidad que le aplicaron.

Hoy debe tomar medicamentos para aliviar el malestar físico. El emocional, según su madre, no lo supera a pesar de la coraza que se pone. "El desde chiquito ha sido muy trabajador

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