Como cada 1 de enero, la Iglesia celebra la Jornada de la Paz 2025 y este año el tema propuesto por el papa Francisco es “Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz” que, para el arzobispo de Valencia, monseñor Jesús González de Zárate, es un llamado a la reconciliación, a la amistad e inclusión social, a la tolerancia y respeto hacia todos.
Además, dado que esta Jornada se realiza a pocos días del inicio del Jubileo o Año Santo del 2025, es una invitación a alimentar la esperanza en quienes se ven amenazados por la guerra, las situaciones de explotación de la tierra y la opresión, promoviendo los cambios necesarios, para afrontar la actual condición de injusticia y desigualdad que vive el mundo de hoy.
Monseñor explicó que la celebración de esta Jornada de la Paz tiene una gran actualidad y pertinencia también para la sociedad venezolana, que tanto anhela la paz. “El Santo Padre nos invita a detenernos a pensar que, así como el Señor perdona nuestros pecados y condona todas nuestras deudas, para que nuestro corazón se inunde de esperanza y de paz, tal como nos lo enseña Jesús en el “Padre nuestro”, nosotros debemos perdonar a los que nos ofenden”.
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Es también un llamado a superar las desigualdades sociales y económicas, a la promoción y respeto de la dignidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, para que toda persona pueda amar la propia vida y mirar al futuro con esperanza, deseando el desarrollo y la felicidad para sí misma y para sus propios hijos.
Llamado a los jóvenes
En su mensaje de este 1 de enero, el arzobispo de Valencia detalló que es la oportunidad propicia para que los jóvenes imaginen su propio futuro y el del mundo con esperanza, ya que el futuro es una oportunidad para superar los errores del pasado, y para construir nuevos caminos de paz.
Dijo que el año que comienza es un tiempo propicio para brindar a los jóvenes, razones para seguir confiando y trabajando en la construcción de una sociedad más humana y fraterna, libre y democrática.
Destacó que la Jornada de la Paz del 2025 invita a restituir la esperanza como una vía para contribuir al restablecimiento de la verdad y la justicia de Dios en esta tierra, y “encaminarnos hacia la meta de la paz, que tanto deseamos los venezolanos”.
El deseo de monseñor, en comunión con el papa Francisco, es que el 2025 sea un año en el que crezca la paz en los corazones de todos, en las familias y en la sociedad.
Fue enfático en que se trata de una paz real y duradera, que no se alcanza porque el más fuerte se impone sobre el más débil, o porque en las mesas de negociación se establezcan algunos compromisos.
“Sino la verdadera paz, la que es dada por Dios: la paz de un corazón desarmado. Un corazón que vence al egoísmo y va al encuentro de los demás; un corazón que no duda en reconocerse deudor respecto a Dios y por eso está dispuesto a perdonar las deudas que oprimen al prójimo; un corazón que supera el desaliento por el futuro con la esperanza de que toda persona es un bien para este mundo”.
Y, para ello, como afirma el papa Francisco en su mensaje, a veces, es suficiente algo sencillo, como una sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito.