La alegría era evidente. Con oraciones y cánticos de felicidad, feligreses de las diferentes parroquias de la arquidiócesis de Valencia se reunieron para celebrar en unidad el inicio del Año Jubilar.
El comienzo de la actividad estaba pautado para las 3:00 p.m. de este domingo, pero una hora antes ya la iglesia de San Blas y sus alrededores estaba repleta. Con sonrisas en su rostro, el arzobispo de Valencia, monseñor Jesús González de Zárate, junto a los sacerdotes y monaguillos de la arquidiócesis, iniciaron la peregrinación que recorrió la calle Colombia, con la imagen de Jesús crucificado al frente, uno de los símbolos de este jubileo.
Durante el recorrido no faltaron las canciones y las manifestaciones de alegría de los presentes al ser parte de este evento que ocurre cada 25 años, y que es concebido como un año de reflexión, penitencia, peregrinación, oración, y fraternidad.

Peregrinos de la esperanza en el Año Jubilar
También conocido como Año Santo, este jubileo tiene como lema “Peregrinos de la esperanza” por lo que la procesión realizada este domingo 29 de julio tuvo mucho significado.
Al llegar a la catedral de Valencia, monseñor presidió el acto que abrió la Puerta Santa que da indulgencia a quienes entren al templo durante este año jubilar que culmina el 6 de enero de 2026.
Cada banqueta, pasillo o espacio dentro de la iglesia fueron ocupados por feligreses, mientras que en las afueras y la plaza Bolívar se apostaron quienes no pudieron ingresar en el inicio del Año Jubilar.

La misa estuvo llena de gran significado, así como la homilía, en la que González de Zárate explicó el significado de la esperanza en este Año Jubilar. “La fe nos da una nueva libertad para vivir en las circunstancias difíciles”.
Recordó que los cristianos se han opuesto a las prepotencias de las ideologías y de sus órganos políticos y citó el ejemplo del segundo obispo de Valencia, monseñor Salvador Montes de Oca.
La esperanza en Venezuela
Monseñor dijo que, en las sociedades polarizadas, como la venezolana, la esperanza solo será posible a través de un diálogo constructivo, de tender puentes de participación, derribando las barreras que crean las ideologías excluyentes, superando prejuicios y desconfianzas entre los diversos sectores de la vida nacional.
Resaltó que todo Año Jubilar tiene sus consecuencias, no solo dentro de la Iglesia, sino en la sociedad. Por lo tanto, el 2025 que calificó de un tiempo para crecer en la conciencia de la necesidad de transformar la sociedad, ayudará a leer la realidad cotidiana con los ojos de la fe buscando descubrir los signos de la presencia de Dios y cuáles de las realidades contradicen su plan.
Para él, el modo como se organizan y actúan los hombres y mujeres en la actualidad no es el ideal cristiano. “Esto se ve de un modo claro en nuestra sociedad venezolana donde se usa la mentira como método para hacer valer las propias posiciones, y la violencia en la expresión y en el actuar ganan terreno”.
González de Zárate señaló que en el país se excluye a muchas personas por motivos económicos y políticos, la represión y la censura como medio para resolver las diferencias, las limitaciones a la libertad y la conculcación de los derechos humanos que son fuente constante de tensiones, inquietudes y temores para muchos.

Fue tajante al decir que para ser portadores de esperanza en este Año Jubilar se debe hacer una decidida opción para que el bien se extienda y reine sobre el mal. “Para ello cada uno de nosotros debe ponerse al servicio de la verdad, de la justicia, la libertad, la paz, el amor y la santidad”.
Pidió no claudicar permaneciendo pasivos ante lo que es la responsabilidad de todos como ciudadanos, ayudando a los pobres, a los enfermos, a los encarcelados, a los migrantes y a los jóvenes a mantener la esperanza.
El significado de la indulgencia
Una Puerta Santa es aquella de una basílica que el papa proclamó como tal. Dicha puerta se mantiene cerrada y solo se abre en ocasión del Jubileo, cada 25 años, cuando los feligreses la atraviesan para obtener la indulgencia plenaria, es decir, el perdón de todos sus pecados.
Monseñor explicó que los pecados traen consecuencias al romper la comunión con Dios hasta que, a través de la confesión, recibe la absolución. “Pero las cosas no quedan ahí porque ese pecado ya dejó un rastro”. Y es en esos casos, la Iglesia a través el don de la indulgencia ofrece su gracia para que se repare lo que se ha hecho y que por la fuerza humana no se puede hacer.
Para este Año Santo se dispusieron de siete iglesias jubilares en la arquidiócesis de Valencia donde sus feligreses pueden recibir la indulgencia. Se trata de, además de la catedral, las parroquias María Madre de María de Ciudad Alianza, de San Diego de Alcalá y de Nuestra Señora de la Candelaria, San Rafael en Bejuma, Nuestra Señora de las Mercedes en Libertador y, al sur de Valencia, las parroquias San Juan Bosco en El Consejo y la de los Santos Ángeles Custodio y San Isidro en Flor Amarillo.