Economía venezolana en 2024: Entre incertidumbre y pérdida del poder de compra

La ralentización de la inflación se debe a la desaceleración del crecimiento económico, lo que implica una relación entre ambas variables

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Economía venezolana (Foto referencial: Cortesía El Periodiquito)

Venezuela enfrenta un panorama económico marcado por contrastes: mientras algunos indicadores apuntan hacia una leve estabilización, otros revelan los desafíos persistentes que afectan la calidad de vida de los ciudadanos.

La dolarización informal ha permitido cierta recuperación en sectores como el comercio y los servicios, pero también ha profundizado las desigualdades sociales, dejando a una gran parte de la población sin acceso a bienes y servicios básicos. El aumento del costo de vida y los bajos ingresos en bolívares continúan siendo las principales preocupaciones de las familias venezolanas.

Por otro lado, el sector petrolero, históricamente el motor de la economía del país, sigue enfrentando dificultades debido a las sanciones internacionales y la falta de inversión en infraestructura. Esto limita la capacidad del Estado para generar ingresos y financiar políticas públicas que puedan aliviar la crisis.

En este contexto, muchos venezolanos han optado por el emprendimiento o la migración como estrategias de supervivencia.

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La pregunta sigue siendo: ¿podrá Venezuela superar este ciclo de crisis y construir un futuro de estabilidad económica?

 

Inflación controlada y crecimiento económico

El economista Carlos Ñáñez, profesor de la Universidad de Carabobo y de la Universidad Católica Andrés Bello, destacó que 2024 fue un año caracterizado por cifras de inflación controlada, aunque a un alto costo.

La ralentización de la inflación se explica por la desaceleración del crecimiento económico, lo que implica una relación directa entre ambas variables. El Banco Central de Venezuela (BCV) reportó una inflación interanual de 23,6% hasta octubre y una acumulada de 16,6%. Sin embargo, cifras extraoficiales indican una inflación acumulada de 60% y anualizada de 67%.

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La desaceleración de la inflación, según Ñáñez, no se traduce en mejoras en el poder adquisitivo del venezolano. En cambio, refleja un deterioro económico evidente, marcado por la pérdida de capacidad de compra y un decrecimiento en la actividad comercial y productiva.

 

El bolívar y mercado cambiario

El bolívar sigue perdiendo confianza entre los agentes económicos. La “bolivarización” observada en 2024 no refleja una renovación de confianza en la moneda nacional, sino más bien la falta de alternativas debido a la limitada disponibilidad de divisas. Este fenómeno ha intensificado la presión sobre las brechas cambiarias.

Ñáñez subrayó que entre el 2 y el 27 de diciembre la brecha entre el tipo de cambio paralelo y oficial aumentó de 18,03% a 33,56%, con un tipo de cambio paralelo que cerró en 69,13 bolívares por dólar.

Para paliar esta situación, comerciantes han adoptado un tercer mecanismo cambiario basado en promedios simples, buscando adaptarse a un entorno de alta volatilidad. Esto evidencia la dificultad de operar con un signo monetario debilitado y una economía que depende principalmente de transacciones en divisas.

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La falta de institucionalidad robusta afecta directamente la eficiencia económica. El BCV gastó cinco mil millones de dólares para contener el tipo de cambio, esfuerzo que resultó insuficiente.

 

Recuperación económica: Realidad o ilusión

Las cifras oficiales y las narrativas gubernamentales sugieren una recuperación económica. Se reportó un 81% de reactivación en centros comerciales y un incremento del 35% en ventas en supermercados. Sin embargo, Ñáñez cuestionó la naturaleza de estas transacciones. Muchas corresponden a pagos menores, como estacionamientos o compras de artículos de bajo valor, lo que no necesariamente implica una mejora significativa en la actividad económica.

Además, los trabajadores del sector público continúan enfrentando un congelamiento salarial de dos años, dependiendo de bonificaciones fraccionadas que erosionan su poder adquisitivo debido a la devaluación del bolívar. Este panorama desvirtúa cualquier percepción de mejora real en el bienestar económico.

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Economista Carlos Ñáñez (Cortesía)

Incertidumbre política y económica

El año 2024 también estuvo marcado por la elección presidencial y una subsecuente violencia post-electoral, lo que incrementó la incertidumbre política y económica., dado que el dólar paralelo superó ampliamente al oficial.

Para Ñáñez, la incertidumbre política genera un entorno económico impredecible, con consecuencias graves para la estabilidad financiera. La ausencia de instituciones sólidas impide contener los desequilibrios y fomenta la entropía económica.

 

Sector petrolero y proyecciones para 2025

El sector petrolero mostró una ligera recuperación, con un incremento del 5% en la producción. Sin embargo, Ñáñez lo considera una “victoria pírrica”, ya que el crecimiento parte de niveles históricamente bajos. La producción actual ronda los 933 mil barriles diarios, lejos de los niveles tradicionales.

De cara a 2025, las proyecciones de crecimiento oscilan entre 4% y 5%. Sin embargo, el economista advirtió que cualquier predicción carece de fundamento en un contexto de alta incertidumbre y debilidad institucional. La economía venezolana continuará afectada por la falta de estabilidad política y la incapacidad de implementar reformas estructurales.

 

Servicios públicos y bienestar social

El deterioro de los servicios públicos básicos, como agua potable, electricidad, salud y educación, agrava la situación económica. Según Ñáñez, 2024 estuvo signado por “insuficiencias” en la prestación de estos servicios, lo que afecta directamente la calidad de vida de los venezolanos y limita el potencial de recuperación económica.

Para el economista, el balance económico de Venezuela en 2024 presenta un panorama mixto. Si bien hubo avances en el control de la inflación y cierta reactivación en sectores específicos, estos logros son frágiles y desiguales. La falta de confianza en el bolívar, las brechas cambiarias y la incertidumbre política son factores determinantes que dificultan la estabilidad económica. Es por ello que, sin reformas estructurales y un fortalecimiento institucional, es improbable que Venezuela logre una recuperación económica sostenible en el corto plazo.

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Economía venezolana (Foto referencial: Cortesía El Periodiquito)

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