Desde antes de que llegara a la presidencia, Donald Trump ya advertía que su principal acercamiento hacia la migración no sería para nada complaciente. No quedaba claro si su discurso se aplicaría a toda la migración que hay en Estados Unidos, un país construido básicamente por migrantes. Lo que sí se tenía claro es que Trump estigmatizaba y generalizaba a la población migrante.
En el caso venezolano, Trump llegó a mezclar a todos los migrantes venezolanos con el Tren de Aragua. Los catalogó como invasores y se dedicó a replicar falsa información sobre la salida de cientos de miles de personas de Venezuela que buscaban rumbo hacia el norte del continente.
A pesar de que, desde la campaña presidencial el entonces candidato republicano era tajante con sus palabras y afirmaciones, todavía había población latina que lo apoyaba, que aseguraba que Trump pondría mano dura solamente a las personas que estuvieran en una condición irregular dentro del territorio estadounidense. Pero la realidad fue más dura que cualquier teoría. Desde su primer día de gobierno, Trump se encargó de demostrar que sus palabras no se las llevaría el viento. Por el contrario, las cumpliría en la medida de lo posible.
Ahora ya es más que evidente que el principal acercamiento de Donald Trump y su gobierno a la migración venezolana es hostil y que no tiene intenciones de cambiarlo, al menos por ahora.
Deportaciones legales e ilegales, Donald Trump se la jugó con la migración venezolana
La primera medida de Donald Trump contra la migración fue algo general, no solamente contra los venezolanos. El presidente, el propio 20 de enero, día en el que asumió su cargo, firmó una orden ejecutiva que buscaba poner fin a la ciudadanía por nacimiento. Esto debía entrar en vigencia a principios del mes de febrero, sin embargo, una corte local lo detuvo y se mantiene en revisión.
El 10 de febrero iniciaron los vuelos de deportación desde Estados Unidos hacia Venezuela. Aquella vez fueron 190 los migrantes traídos desde el estado de Texas con dos aviones de la aerolínea Conviasa. Los vuelos pararon brevemente, pero se retomaron a las pocas semanas. En la mayoría de los casos, se trata de personas sin antecedentes penales en ambos países. No obstante, el gobierno de Trump asegura que son delincuentes y que no merecen vivir en ese país.
A pesar de los llamados por distintas organizaciones internacionales, Trump siguió adelante en su plan contra la migración venezolana y sumó un aliado fundamental: El Salvador. El mandatario estadounidense decidió enviar a migrantes venezolanos a una cárcel de máxima seguridad en el país centroameircano el pasado 15 de marzo. Trump invocó la ley de enemigos extranjeros de 1798 para afirmar que la migración venezolana estaba invadiendo a Estados Unidos y que, los venezolanos, representaban una amenaza para el país.
La medida duró en vigencia apenas unas horas, hasta que una corte federal ordenó suspenderla temporalmente. Sin embargo, en ese tiempo salieron dos vuelos con 238 migrantes venezolanos hacia El Salvador. En teoría, 137 de ellos tenían antecedentes penales y ya estaban detenidos en prisiones norteamericanas, mientras que los otros 101 no tenían ningún tipo de deuda con la ley estadounidense. Esto se repitió varias semanas después con otros 14 migrantes venezolanos. Todos los detenidos están incomunicados y no tienen representación legal.
En febrero también se dieron dos vuelos con migrantes venezolanos enviados a Guantánamo, pero estos fueron devueltos a Venezuela semanas después.
Medidas contra la migración venezolana que están en suspenso
Las medidas contra la migración venezolana que no han prosperado también representan un duro revés para Trump. Sin embargo, no le ha quedado más remedio que aceptar las decisiones. Aunque en todos los casos ha apelado, lo que demuestra que su intención es llevar a cabo todo lo prometido en este aspecto.
La medida que más preocupación genera es la referida al Estatus de Protección Temporal (TPS, en inglés), el cual fue eliminado por orden de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem. La misma que dijo que los migrantes venezolanos eran “un saco de basura” y que caminó felizmente entre las personas detenidas en el Centro de Confinamiento el Terrorismo (Cecot) de El Salvador.
Finalizar el TPS para los migrantes venezolanos de 2023 puso en riesgo a unas 300.000 personas directamente. La orden era que el beneficio terminaría el 7 de abril. Sin embargo, una batalla legal librada por migrantes venezolanos y organizaciones legales estadounidenses logró que esta decisión fuera revertida por un juez federal que indicó que los venezolanos en Estados Unidos son una pieza importante para la economía y la sociedad del país.
Situación similar ocurrió con el parole humanitario. Nuevamente el gobierno de Donald Trump indicaba que esta medida terminaría el 24 de abril, poniendo en riesgo a unos 117.000 venezolanos. Sin embargo, otra juez federal decidió suspender la acción y darle un respiro a los migrantes oriundos de Venezuela.
Lo cierto es que hasta ahora las decisiones de Trump se han visto frenadas por cortes federales o por la Corte Suprema, pero no quiere decir que hayan sido suspendidas en su totalidad, por lo que, aunque es un respiro, los migrantes venezolanos siguen siendo un objetivo para la administración de Donald Trump.