Una promesa vacía: La vida de los pensionados tras el “aumento” de Maduro

Los pensionados enfrentan con menos de dos dólares enfermedades y un sistema de salud público deficiente
Adultos mayores están condenados a una muerte prematura ante paupérrima pensión
/ Foto referencial Cortesía (El Diario)

Desde que Nicolás Maduro anunció el 30 de abril de 2025 que los pensionados comenzarían a cobrar al mes 50 dólares por concepto de pensión hubo alegría. Pero después, la confusión y la indignación se apoderaron de miles de adultos mayores. La realidad detrás del anuncio es que el ingreso sigue atado a los 130 bolívares mensuales (hoy equivalentes a 1,36 dólares, según el BCV), mientras que el resto del “aumento” corresponde a un ingreso no salarial: el llamado "ingreso de guerra económica", otorgado a los trabajadores públicos.

La cifra quedó lejos de las expectativas. Más lejos aún de la canasta básica, que supera los 500 dólares. Hablar con un pensionado es escuchar quejas justificadas, que se resumen en una sola palabra: engaño.

“Fue una burla para todos nosotros”

Rabia, angustia, preocupación y desesperanza. Eso sintieron los pensionados cuando se dieron cuenta de que los 50 dólares no corresponden a la pensión en sí. Desde Valencia, el coordinador del Comité de Derechos Humanos de los Jubilados y Pensionados de Carabobo, José Rivero, no dudó en señalar que se trató de “un engaño, una burla para todos los jubilados y pensionados del país”.

Rivero afirmó que el aumento anunciado fue únicamente al bono de guerra económica, que no forma parte del salario ni se incorpora al cálculo de prestaciones sociales, vacaciones o aguinaldos. “Ese bono no tiene incidencia legal ni constitucional. Con los 130 bolívares que sí cuentan como pensión, no se compra ni medio cartón de huevos”.

Cosechar miseria después de años de trabajo

En Guacara, Carmen Delgado, de 67 años, sobrevive con el apoyo de una hija en Perú. “Yo trabajé más de 30 años como enfermera. Hoy, si no es por mi hija, no podría ni pagar los medicamentos para la hipertensión. Con 130 bolívares, ¿qué voy a hacer? Eso no alcanza ni para un blíster de pastillas”, dijo con la voz cansada.

Como ella, miles de personas mayores en Carabobo enfrentan enfermedades crónicas, limitaciones físicas y un sistema de salud público que requiere que lleven hasta las gasas desde casa. “Nos toca madrugar para conseguir consulta en el hospital, y muchas veces sin comer. Somos invisibles para este gobierno”, agrega Carmen.

Aguinaldos de los pensionados fraccionados y sin valor

En diciembre, las promesas tampoco alivian. Rivero explicó por qué el bono de guerra económica no cubre los derechos adquiridos por ley de los pensionados.

“Cuando nos pagan aguinaldos, lo hacen en base a los 130 bolívares, no al bono. Y los aguinaldos llegan fraccionados. Por inflación, cuando por fin te pagan la última parte, ya no sirve para nada. La pensión no cubre ni la comida, ni la salud, ni el transporte, ni el esparcimiento que deberían ser derechos básicos para los adultos mayores”, detalló.

Desde Naguanagua, Luis Arévalo, un exempleado del Ministerio de Educación, recordó la expectativa que había entre los jubilados ante el anuncio presidencial. “Se venía conversando que por fin habría un ajuste real. Pensamos que el gobierno recapacitaría, que al menos la pensión llegaría a 50 dólares mensuales. Pero no. Fue humo. Solo subieron cinco dólares del bono. Nada cambió en la pensión. Eso fue lo que dolió más”.

Arévalo, con más de 65 años, explicó que él logra mantenerse porque su hijo en Colombia le envía una remesa cada mes. “Pero conozco muchos que están solos y comen una sola vez al día. La situación es inhumana”.

“No tenemos ni seguro ni dignidad”

En Mariara, Maritza López, de 71 años, contó que vende arepas en su casa para intentar completar sus gastos mensuales. “No hay seguro médico, no hay atención real. Si no vendo algo, no como. Y no tengo fuerzas para estar parada mucho tiempo, pero si no lo hago, no hay cómo pagar los medicamentos del azúcar. El gobierno nos dio la espalda hace años”.

Rivero, desde su rol como defensor de los derechos humanos, insistió en que la Constitución es clara. “Los artículos 86 y 91 garantizan que el salario, incluida la pensión, debe permitir cubrir las necesidades básicas. El Estado está violando su propia ley, y se lo hemos dicho por todas las vías”.

“Los pensionados somos seres humanos, no cifras”

Antonio Torres es pensionado y viven en Puerto Cabello. Tiene 74 años y aseguró que lo más doloroso no es la falta de dinero, sino el abandono. “La pensión no alcanza para nada. Pero lo peor es que nos tratan como si no importáramos. Como si ya no fuésemos útiles. Como si no tuviéramos derecho a vivir con dignidad”.

José Rivero coincide. “Es un problema de valores, de ética. El gobierno debe entender que los jubilados y pensionados de este país somos seres humanos. Hemos trabajado toda la vida, y aún tenemos mucho que aportar. Pero necesitamos respeto, necesitamos vivir con dignidad hasta que Dios nos llame”.

“No podemos comprar ni un paquete de galletas”

La constante de todos los testimonios de los pensionados es la misma: el monto de la pensión no alcanza para absolutamente nada. Rivero lo resume de forma cruda: “130 bolívares no representan nada. Son 1,20 dólares. No alcanzan ni para un paquete de galletas amarillas. Es como si no existiera. Necesitamos un ingreso real, ajustado al costo de vida, a la inflación, a la canasta básica”.

Mientras tanto, la esperanza se mezcla con la resignación. Los adultos mayores siguen esperando que el gobierno escuche. Que algún día la pensión deje de ser una limosna, y vuelva a ser lo que siempre debió ser: una garantía de vida digna.

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