La semana antes de correr un maratón puede ser tan o más retadora que la prueba en sí. Se hacen presente la ansiedad, los miedos, la incertidumbre, la expectativa y las dudas que nos llevan incluso a pensar que no estamos listos y no lo vamos a lograr.
En el momento en que escribo estas líneas, faltan solo días para correr el maratón CAF 2025 en Caracas en el que más de seis mil corredores nos daremos cita después de varios meses de vivir una extenuante preparación.
Así como ya lo hablamos en una entrega anterior, el entrenamiento para correr 42 kilómetros te transforma como persona, pero casi nadie habla sobre la manera en que logramos manejar las emociones de la semana previa.
Los miedos se disfrazan de dolores y molestias que nos hacen encender las alarmas. La expectativa del resultado a veces pesa más por la opinión de los demás que por el compromiso propio.
Desconfiamos de todo lo que salió bien. ¿Y si ahora no funciona? ¿Si elegí mal, correr con este modelo de zapatos o de camiseta? Ni hablar de las dudas que se generan a través de la publicidad y el bombardeo de recomendaciones en redes sociales. Le damos más peso y valor a lo que escuchamos afuera, que a lo que nuestro cuerpo nos ha venido mostrando en cada entrenamiento.
Confiar en el trabajo que nosotros mismos hemos venido haciendo, con la seguridad de un resultado satisfactorio, cuesta tanto como vivir la vida aplaudiendo nuestros logros desde adentro, sin esperar el reconocimiento externo y que otro venga a felicitarnos para sentirnos complacidos.
La semana de los miedos es esa gota final que termina de llenar el vaso de aprendizajes de la preparación para un maratón. Vivir cada emoción es parte del proceso que te ayudará a lidiar con los pensamientos durante el recorrido. Cuando llegues a la meta sabrás que las dudas fueron solo compañeras de viaje, pero su parada para bajarse del tren, está pautada justamente para una semana antes.