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Cuando tenía 15 años, el valenciano Miguel Peña jamás imaginó que años después estaría tocando con su guitarra eléctrica el himno de los Estados Unidos ante miles de espectadores en el imponente Mercedes Benz Stadium de Atlanta. Su historia es la de un joven apasionado por la música, que con disciplina y esfuerzo ha logrado dejar su huella en el mundo musical, conquistando escenarios y superando barreras.
“Cuando me llamaron para decirme que me querían para tocar el himno, no lo podía creer. Fue una mezcla de emociones: por un lado, un honor y, por otro, una gran responsabilidad”, relató.
En cuestión de días, tuvo que aprender la pieza, enviar un demo y esperar la confirmación. “Todavía no me lo creo. Como extranjero, tocar con mi guitarra el himno nacional de Estados Unidos en un evento así es un momento que nunca olvidaré”.
Sus inicios con la guitarra
Todo comenzó cuando un amigo cercano le presentó el disco 'Appetite for Destruction' de Guns N' Roses. Fue escuchar los potentes acordes de la guitarra de Slash lo que encendió en Miguel un deseo de aprender a tocar la guitarra eléctrica.
Pidió a su madre que le comprara ese disco, y así empezó todo. Pero no fue un camino directo; su mamá intentó inculcarle el amor por la música con clases de cuatro venezolano y teatro. Pero Miguel no sintió la conexión hasta que tuvo su primera guitarra eléctrica en las manos.
Con esta pasión recién descubierta, se embarcó en un arduo aprendizaje musical. Sus primeros pasos los dio bajo la guía de tres maestros: Juan Carlos Santander, Luis Di Lorenzo y Franco Nasi, este último una figura clave que había estudiado en prestigiosas instituciones estadounidenses como Berklee y el Music Institute de Los Ángeles. Nasi no solo enseñó a Miguel teoría musical y técnicas avanzadas, sino que también le transmitió una visión de la música como un arte sin fronteras.
Mientras perfeccionaba su técnica, Miguel se sumergió en un mundo de influencias musicales diversas. Aunque el rock siempre fue su género principal, su estilo absorbió elementos de jazz, fusión y música latina. “Dream Theater y su guitarrista John Petrucci marcaron un antes y un después en mi forma de tocar guitarra”, comentó. No fue fácil conseguir las cintas en VHS de aprendizaje de sus ídolos, pero cada fragmento de conocimiento que obtenía lo absorbía con avidez, practicando durante horas.
El Grammy: Sueño e impulso
El gran giro en su carrera llegó en 2014 con una nominación al Latin Grammy como ingeniero de edición del disco Todo empieza soñando de Julio César Rodríguez. Miguel no solo contribuyó en la producción, sino que también alentó al cantautor a lanzarse con un disco propio. Esa nominación fue un trampolín para que Peña se atreviera a dar el siguiente paso: mudarse a los Estados Unidos.
Luego estudió un diplomado en Tecnología de Audio en el SAE Institute, donde se graduó como el mejor de su promoción, teniendo el honor de ser el “keynote speaker” durante la ceremonia de graduación. Esta formación le abrió las puertas para obtener una visa de artista y un empleo en Atlanta Records, un prestigioso estudio donde tuvo la oportunidad de trabajar con artistas de renombre como Brian Keller, saxofonista que ha girado con Stevie Wonder.
Pero su carrera no solo se ha limitado a la ingeniería de sonido. Junto con su esposa, la cantante Laura Barberá, ha llevado la música latina a distintos escenarios de Atlanta, interpretando desde boleros hasta pop latino. Recientemente, emprendieron un nuevo proyecto titulado Loving Lala, donde reinterpretan clásicos mundiales con un toque latino.
A pesar de los logros, Miguel sigue soñando. Quiere ganar un Latin Grammy y, si algún día tiene la oportunidad, compartir escenario con Carlos Santana. “Tocar junto a Santana es uno de mis sueños más grandes. Sé que es mucho pedir, pero soñar no cuesta nada”, dijo con una sonrisa.
Proyectos tras la guitarra
Hoy, Miguel Peña sigue trabajando en su carrera, dividido entre la producción musical y su pasión por la guitarra. Además de Loving Lala, es el guitarrista principal de la banda Miguel Santos y Los Santos Malditos, con quienes ha lanzado tres sencillos y videoclips disponibles en plataformas digitales. Con esta banda, explora el rock en español, aportando una nueva visión a la escena latina.
Para Miguel, la música ha sido su brújula y su inspiración, y lo sigue siendo. Su consejo para los jóvenes músicos venezolanos que están empezando es claro: “Tener una visión a largo plazo y practicar sin descanso. Ningún instrumento es fácil, pero la perseverancia y la pasión te llevan a lugares que nunca imaginaste”.
Una guitarra que encarna la nostalgia de un cayo que ya no existe
Cuando aún vivía en Venezuela, le encantaba ir al Cayo Pelón, en el Parque Nacional Morrocoy. Mientras estudiaba en Atlanta, se enteró de que el cayo ya no existe, ahora está bajo el agua, "lo que me llenó de nostalgia, ya que tengo recuerdos muy especiales de esa época disfrutando con mis amigos y familia".
Pero logró encarnar esa nostalgia: "Un día, navegando en la página web de Kiesel Guitars, descubrí que habían creado un configurador virtual para diseñar tu propia guitarra. Mientras exploraba las opciones de acabados, me topé con uno llamado *Aqua Burst*, un degradado que va de un azul oscuro a uno más claro, lo cual me llamó la atención. Luego vi dentro de las opciones del burst (degradado) el *California Burst*, que con el acabado seleccionado anteriormente modifica el degradado yendo del azul oscuro al color natural de la madera, en este caso *Quilted Maple* que tiene una veta parecida a olas del mar y las ondas de la arena. Me recordó a una imagen del Cayo Pelón que había visto en línea, y en ese momento supe: 'Esta es la guitarra que quiero', como un homenaje a mi querido cayo que ya no existe. Así nació mi guitarra, Cayo Pelón".

Desde sus días de adolescente en Valencia, con un sueño casi utópico, hasta la vibrante escena musical de Atlanta, Miguel Peña ha demostrado que la constancia, el talento y la capacidad de reinventarse pueden convertir a un guitarrista local en un músico de calibre internacional. Y aunque su historia está aún en construcción, una cosa es segura: su música seguirá resonando mucho más allá de las fronteras de su Venezuela natal.