“Economía” es una palabra compuesta derivada de dos voces alemanas (eco: ambiente; nmein: administración).
Es decir, significa “la administración del ambiente: lo interno y lo del entorno”).
E. Arenas P.
Lo común de verse en el accionar del humano es la simpleza, la sencillez, lo breve, lo puntual. A veces, es lo conveniente, pero… en no pocas ocasiones no es lo recomendable, pues el proceso evolutivo reclama estar al día con el avance de lo existente y disponible en el escenario que conforma el entorno de la existencia de lo individual, de lo organizacional y más. Esto pide un proceso mental que permita idear lo que se ha de pensar y de hacer de modo claro, inteligible y que no dé lugar a dudas ni a errores y mucho menos a equivocaciones.
Por cierto, en el mundo organizacional: ¿hay diferencia entre un error y una equivocación? Sí y ésta ha de ser muy bien conocida e instrumentalizada para poderle sacar provecho en aras de las metas y del objetivo (propósito) de la organización de lo que se emprende.
Un “error” es hacer algo indebido (por ignorancia, descuido, hábito, falla, defecto) que puede subsanarse con la corrección del procedimiento y esto empieza en el acomodamiento de lo mental, pues allí -en la psique- es de donde parte todo el accionar del humano (excepción hecha de lo instintivo y automático no condicionado, pues lo establecido –como los reflejos condicionados, muy bien descritos por Iván Pavlov, fisiólogo ruso, 1849-1936– siempre es consecutivo a un entrenamiento de la mente). Quien comete un error puede arrepentirse y corregir luego de darse cuenta de que lo hecho no era lo correcto.
Si bien es cierto que entre el común de la gente se acoge que una “equivocación” es hacer involuntariamente algo mal (es decir: que se pensaba que estaba bien hecho y después se observa que no es así), en el léxico del ámbito organizacional es la denominación que se da al hecho de incurrir consciente y nuevamente en un mismo error luego de haberse hecho todo lo debido para evitar que quien incurrió en el traspié repitiera lo mal hecho, pero también se cataloga como tal cuando se cae en hacer o tomar una cosa por otra, en juzgar mal, en confundirse, en actuar de manera imprecisa, desacertada; en otras palabras: un pecado -casi: un delito- absolutamente por fuera de los límites establecidos y que genera “culpa” (falta más o menos grave por obrar mal y que causa un daño y genera el cargo por el cual se ha de responder y debe pagarse para resarcir lo causado, y se origina la condición de culpable, el personaje sobre quien cae la culpación por su culpabilidad), una condición que en lo organizacional es usualmente imperdonable, puesto que se percibe que quien se equivoca es la manzana podrida que puede podrir a las que están buenas y sanas.
Una de las causas de incurrir en error y/o en equivocación está en el proceder actitudinal. Entonces, si estamos en la era de la inteligencia artificial (IA), ¿cómo denominar a quien se empeña en proseguir pensando y actuando como en el tiempo jurásico (entre 208 a 144 millones de años atrás, durante el apogeo de los dinosaurios) desatendiendo la IA?
En un mundo donde la tecnología avanza a paso de gigantes, resulta alarmante que algunos sectores del comercio y la industria sigan comportándose como auténticos “empresaurios”. Esta analogía, que nos lleva a pensar en los dinosaurios, no es casualidad.
Actualmente, al igual que aquellos gigantes poderosos que no lograron adaptarse a los cambios y por ello se extinguieron, hay comerciantes e industriales que parecen estar condenándose a un destino similar por su desatención a la IA.
La IA no es una moda pasajera futurista. Es una realidad que está transformando todas las esferas de la vida moderna: en lo referente a la salud y lo médico se ven emprendimientos como MEDICBIEN (un canal informativo existente en YouTube referente a la conveniencia del uso RACIONAL de los medicamentos que, para lograr su propósito se vale de la notificación de las consecuencias adversas -incluso: fatales- vinculadas con el uso IRRACIONAL de éstos) que, para alcanzar lo mejor, utiliza varias y diversas herramientas que la IA ofrece para ello. Si este emprendimiento que se desenvuelve en un escenario tan complejo como lo es la farmacomedicación, un ámbito en donde el peligro es inseparable: inmanente e inherente, muestra resultados maravillosos, ¿por qué se nota que no se presta atención a la IA en lo comercial e industrial en nuestro entorno?
Quizás se deba a que aún no se ha comprendido la magnitud del cambio que acontece ante nuestros ojos.
En lugar de abrazar la innovación y adaptarse a lo nuevo, hay quienes prefieren aferrarse a prácticas obsoletas, demostrando así una falta de visión y de capacidad para la adaptación.
Los “empreSAURIOS” son aquéllos que, por ignorancia o miedo se resisten a tal cambio. Son quienes ven la IA como una amenaza en lugar de una oportunidad, temen que la automatización y lo binario les arrebaten quién sabe qué y les obliguen a cambiar sus métodos tradicionales. Sí la neurociencia está vinculada con esta situación actitudinal: es indiscutible.
¿Será que hay algo que no comprenden? Lo que no se comprende es que la IA no viene a sustituir, sino a potenciar. Llegó ofreciendo una especia de magia gracias a las herramientas funcionales que pueden optimizar la eficiencia, reducir costos y abrir nuevas posibilidades.
En lo del comercio son muchos los puntos que pueden beneficiarse: desde los inventarios hasta la vinculación con cada cliente en particular. Realmente, son muchas las soluciones que pueden marcar la diferencia actual entre el éxito y el fracaso (que cada día está más cerca y es más factible… porque… hay unos pocos que ya han hecho suya la IA y están aventajándose y… el desplazamiento acontecerá: la historia del planeta lo muestra; por cierto: ¿en dónde están los dinosaurios tan grandes y poderosos?).
Vaya realidad en un mercado cada día más competitivo. Sin embargo, hay quienes siguen operando como en la prehistoria: sin aprovechar las ventajas que la IA pone a su disposición.
Lo mismo ocurre en lo industrial. La manufactura, la logística, la agricultura y más quehaceres pueden experimentar mejoras significativas con la implementación de la IA.
Para que ocurra la asimilación, es necesario que los empresarios dejen de comportarse como “empreSAURIOS” y empiecen a pensar y actuar como visionarios.
La adopción de la IA (hacerla propia, como un hijo adoptivo) y la adaptación a ella no es una opción: ¡es una necesidad! Quien no interopere con ella corre el riesgo de quedarse atrás (o… ¿hay algo que esté aún más atrás que atrás?
Quien no se una se volverá irrelevante en un mundo que ya a nadie espera: o se montan ya en el tren de la IA o éste sea irá y se le verá su cara de atrás y desde el atrás: en el andén desde el cual se dejó partir e ir sin siquiera despedirse.
Es hora del despertar, de darse cuenta de que la IA es una aliada, no una enemiga: es el instante de dejar de ser “empreSAURIO” y convertirse en navegantes de la nueva era de la nueva tecnología.
En conclusión, la desatención a la IA es una actitud que nadie debe ni puede permitirse. La historia está llena de ejemplos de aquéllos que no supieron bailar al son que suena y quedaron atrás, allá en el olvido. No hay que errar y mucho menos equivocarse.
Es momento de evolucionar, de abrazar la innovación y ser protagonista de un futuro que ya está aquí: sólo basta tener el equipo informático (nada del otro mundo, que ni caro es), la conexión con la multimalla mundial (en inglés: WWW), vincularse con un proveedor de IA (los hay gratuitos) y aprender a escribir un “prompt” (denominación de la instrucción que cada usuari@ escribe en el campo de edición: determinando el contexto, especificando lo que pide y lo que no quiere y cómo lo quiere y más) y… meditar acerca de que… si los médicos están valiéndose de la IA para proceder mejor dentro de su complejísimo “campo minado”, pues un solo paso en falso puede significar la provocación de una complicación irreversible o un desenlace fatal, ¿cómo renunciar a la utilización de la IA?
Amigo empresario vanguardista, existen organizaciones muy bien avaladas (como: P.F. Consultores, nuestro aliado estratégico) con amplísima experiencia que están dispuestas a apoyarle en su andar hacia el éxito: no dude en vincularse con ellas.
Nuestros contactos: e-mail: [email protected]; twitter: @genaccion; instagram: @gerenciaenaccionve; facebook: gerenciaenaccionvzla; y whatsapp: 58424 411 5051.
Escuche el microprograma “Gerencia en Acción”, de lunes a viernes a la 12:45 PM por MAX FM 92,9 o por www.maxfm929.com