El 18 de agosto venció el lapso de 10 días del bloqueo de la red social X (antes Twitter) en Venezuela ordenado por el presidente Nicolás Maduro, pero la restricción se mantiene. Han pasado ya 26 días y el más afectado con esta medida ha sido el propio oficialismo.
La directora ejecutiva de ProBox, Mariví Marín Vázquez, indició que el bloqueo de X ha complicado la capacidad del gobierno para influir en la narrativa de X.
Ahora se logran posicionar otros temas en las tendencias de X. Destacan las fallas de servicios públicos, detenciones arbitrarias o el seguimiento de concentraciones convocadas por la oposición. Pasa “al no contaminar la conversación con propaganda vacía, desinformación o etiquetas que simulaban una realidad distinta a la de los ciudadanos”.
El hecho de que algunos usuarios puedan acceder a X de manera intermitente sin una VPN sugiere que el bloqueo puede no ser completamente eficaz. También puede ser que está siendo implementado de manera segmentada, ya que depende de los operadores que brinden el servicio, así como la velocidad del mismo.
“Originalmente, el bloqueo sería por 10 días, ya se cumplieron más de 20 y se mantiene. Demuestra que se trata de otra situación de censura masiva por parte del Estado, debido a que el 28 de julio los ciudadanos, medios y activistas, controlaron la narrativa sobre lo que estaba ocurriendo en el proceso electoral y opacaron la propaganda y desinformación del oficialismo”.
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Oficialismo con VPN para usar X
Aunque al principio del bloqueo de X hubo una disminución significativa en la actividad de cuentas vinculadas a entes gubernamentales o integrantes del Estado, parte del oficialismo ha vuelto a participar en esta plataforma. Solo que ya no utilizan las estrategias anteriores como la “etiqueta del día” promovida por el Ministerio para la Comunicación e Información.
Marín Vázquez dijo que esta táctica migró a otras redes como Instagram con publicaciones con “la instaetiqueta del día”, buscando replicar el mismo modelo que seguían en X.
Además, si bien “la orden” fue dejar el uso de X, hay cuentas como la de “Con el Mazo Dando” que han seguido utilizando esta red. Solo el lunes 2 septiembre publicaron 50 tuits, mientras que en la cuenta de Diosdado Cabello hay un retuit del 28 de agosto y otros del 24 y 22. El 20 de agosto publicó un tuit después de no hacerlo desde el 7.
El presidente Maduro acató su propia orden y no tuitea desde el 8 de agosto. El Ministerio para la Comunicación e Información de Venezuela lo hizo por última vez el 9 de agosto para posicionar #HastaProntoX. Mientras que el Ministerio Público tuiteó hasta el 11 de agosto y el fiscal, Tarek William Saab, hasta el 9.
La adopción de nuevas redes
Mucho antes del bloqueo de X en Venezuela, el Estado venezolano se había dedicado a perfeccionar aún más sus estrategias multiplataformas, según el análisis de la directora ejecutiva de ProBox.
Lo hizo “generando contenido replicado de forma coordinada en otras redes sociales como TikTok, Facebook, YouTube. Incluso aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp y Telegram”.
A esto se le une el discurso y el esfuerzo por forzar a los ciudadanos a dejar de utilizar plataformas occidentales y migrar a redes como WeChat, TikTok o Telegram. Éstas son consideradas “orientales” por sus vinculaciones con China y Rusia.
Marín Vázquez resaltó la publicación constante de videos e imágenes en redes como Instagram, TikTok y YouTube, especialmente contenido que busca generar temor a cualquier ciudadano que cuestione los resultados presentados por el CNE.
“Hemos visto cómo entes gubernamentales, instituciones civiles, miembros del gabinete de Estado, etc. se han hecho eco de mensajes que incluyen doxing o la identificación de personas con amenazas vinculadas a la “operación TunTun”, buscando que los ciudadanos dejen de publicar contenido que no sea favorable al oficialismo”.
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También han incentivado la migración de usuarios hacia plataformas controladas o afines, donde pueden ejercer mayor control sobre el contenido y la conversación. Un caso claro de esto es que el 5 de agosto Maduro pidió sustituir WhatsApp por Telegram y WeChat.
Siguen las conversaciones en X
El bloqueo de X en Venezuela ha tenido un impacto profundo en la capacidad de los ciudadanos para acceder a información en tiempo real y participar en el discurso público.
La directora de ProBox recordó que esta red ha sido históricamente una de las principales plataformas para la comunicación, especialmente en momentos de crisis. Es por ello que el bloqueo de X ha generado un aumento en la desinformación y ha limitado el acceso a voces independientes, afectando la transparencia y el debate público en zonas donde el acceso a la información es muy restringido, bien sea por las fallas de servicios o por tratarse de población vulnerable.
Sin embargo, no se ha traducido en que desaparezca esta participación; al contrario, gracias a los millones de venezolanos en el extranjero y la educación ciudadana en herramientas como los VPN, se ha podido mantener la conversación y el posicionamiento de temas relevantes para los ciudadanos.
Esto ocurre “sin la gran cantidad de mensajes falsos del oficialismo que solían dominar el espacio, pero siguiendo medidas de seguridad para evitar su identificación, ya que el temor a la persecución y encarcelamiento por publicar en redes, persiste”.
La participación ciudadana en línea se ha mantenido, especialmente con apoyo de los más de ocho millones de venezolanos que migraron y hacen eco de la información que le brindan sus familiares dentro de Venezuela.
“Los usuarios que siguen en el país se han asegurado de proteger su identidad. Cada vez es más común ver cuentas donde no se puede reconocer el nombre o fotografías donde no hay rostros reconocibles por miedo a la persecución del Estado. Esta misma estrategia la han implementado medios de comunicación a la hora de cubrir eventos opositores, tapando los rostros de quienes participan o declaran para proteger su identidad”.
Un patrón de gobiernos autoritarios
Desde ProBox aseguran que la mayoría de los gobiernos que restringen el acceso a redes sociales o al internet general suelen ser autoritarios. El objetivo principal es el control social, silenciar las voces críticas y limitar la organización ciudadana.
Estos bloqueos se justifican frecuentemente bajo el pretexto de mantener el orden público o preservar la paz del país. Pero, en realidad, buscan aislar a sus habitantes y a la comunidad internacional para poder controlar la narrativa sobre lo que se vive dentro del país lo más que se pueda
Mariví Marín Vázquez, directora ejecutiva de ProBox
Venezuela tiene un historial de bloqueos de redes sociales y plataformas digitales en momentos clave de actividad política. Pasó durante las protestas de 2017 y en 2019, cuando el gobierno interino realizaba alguna transmisión en vivo o convocatoria de calle.
“Esto se debe al rol que tiene el espacio digital en el país ante la censura de medios tradicionales. En países como Rusia, Irán, China, Cuba, Nicaragua y Turquía también se han empleado este tipo de estrategias como el bloqueo de X. Se hace para controlar la narrativa durante protestas, elecciones o momentos de actividad política importante. En muchos de estos casos, los bloqueos han evolucionado hacia una censura más sofisticada y continua, que, al igual que en Venezuela, es combinada con la persecución de ciudadanos, activistas y periodistas”.
Libertades deterioradas
Marín Vázquez resaltó que, en Venezuela, los derechos humanos y la libertad de expresión se encuentran seriamente deteriorados desde inicios de los 2000. Ese año comenzó el cierre de medios tradicionales y la creación de legislaciones para “filtrar” el contenido.
Organismos como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA) han subrayado que el acceso a internet es un derecho fundamental. Cualquier restricción debe ser justificada, proporcional y en línea con las normas internacionales. En el caso venezolano esto no aplica y ambos organismos han expresado su preocupación por la situación de derechos humanos en Venezuela.
“Las redes sociales juegan un rol fundamental en países con gobiernos autoritarios. Pasan de ser un espacio de entretenimiento a suplir el rol de los medios de comunicación y los espacios de protesta ciudadana. Funcionan como plataformas para la difusión de información independiente, la denuncia de violaciones de derechos humanos y el activismo. Esto también se traduce en un aumento de información falsa que obliga a los ciudadanos a tener habilidades adicionales y fuentes confiables para verificar lo que consumen y sustentar sus denuncias”.