Si hay una categoría política, social, manoseada inescrupulosamente, reciclada cínicamente, es la palabra "Pueblo".
En la cultura política del electoralismo, del utilitarismo clientelar, es un deleite de politiqueros adornarse y llenarse la boca con la milagrosa palabra. Todo esto para querer significar un liderazgo controlador, de indiscriminada manipulación, del cual una claque política extrae su cargo de diputado, concejal, gobernador o presidente, como si de una mina se tratara. Se mantiene la creencia politiquera de que unas bolsas de comida o dinero podrían cuadrar los votos que requiere cualquier desvergonzado para acceder al poder, el del partido, del grupo. Carnetiza al elegido como privilegiado político y social, de un pase dorado para la corrupción, la impunidad.
Nada hay de distraído o manipulable en los sectores humildes, que no haya practicado la clase media profesional, urgida de una justa y mejor calidad de vida.
Ningún sector más manipulado e ilusionable que los poderosos del país. Compraron la ilusión, tornada estafa, del cambio, del demócrata Pérez por el autoritarismo uniformado. Favorecieron el ascenso del nuevo mesías y su espejismo.
La claque partidista, salvo algunas excepciones, ahora se sabe, accedió a negociar el usufructo de la crisis. Confiscó bajo su dirección la respuesta al desastre, sin política ni propósitos claros, bajo el más puro tiraflechismo, lanzar flechas para ver cual da en el blanco. Así frustraron la esperanza una y otra vez. Detrás de cada auge de masas venía un bajón, reaparecían cuando había proceso electoral, ya electos desaparecían hasta el próximo.
Hasta hoy no se ha presentado una excusa, un mea culpa, una solicitud de perdón. Las víctimas, los presos son mayoritariamente gente humilde.
De los ensayos y fracasos de la claque, de cultura política electoralista, siempre ha sido señalado el pueblo, el chivo expiatorio.
Cuando hubo aciertos se lo autoadjudicaron los partidos, cuando se fracasaba era el pueblo que "se vendió por una bolsa clap y unos reales que le dieron". Eran otros los que cobraban, son los mismos que ahora hablan de pasar la página.
Lo cierto es que el pueblo sabe del poder soberano que contiene y actúa. Ha conseguido un nuevo liderazgo, lo interpreta en su sufrimiento y su esperanza.
Ya ha dado sus primeros siete millones trescientos mil pasos, avanza a tomar posesión el 10 de Enero.