Disparidad cambiaria afecta tanto a comerciantes como a consumidores

Para la Cámara de Comercio de Valencia el reto para el último trimestre del año está en la diferencia cambiaria

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Foto: Archivo

Un laberinto económico. Así es el camino en el que transitan los venezolanos como consecuencia de la disparidad cambiaria que se ha transformado en un obstáculo cotidiano, tanto para los consumidores como para los comerciantes

A fecha de este miércoles 9 de octubre, la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV) está establecida en 37,07 bolívares por dólar, mientras que la paralela se sitúa en 46,99 bolívares, lo que representa una diferencia del 26,76%.

Esta brecha ha generado un ambiente de incertidumbre que afecta tanto a comerciantes como a consumidores.

Vender para perder por la diferencia cambiaria

Pedro Méndez es dueño de un taller de reparación de electrodomésticos, ubicado al norte de Valencia, con un importante número de clientes que se ha incrementado, según narró, por las averías causadas por las fluctuaciones eléctricas.

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Pero, aunque a su negocio no deja de llegarle trabajo, se siente atrapado entre la necesidad de mantenerse a flote y la presión de los precios.

“Cuando debo comprar piezas para arreglar un refrigerador, tengo que hacerlo a la tasa paralela. No me queda otra. Pero cuando cobro a mis clientes, lo hago a la tasa del BCV. Esto me deja en un punto crítico. Siempre termino perdiendo”, explicó con frustración mientras revisaba las herramientas en su taller.

Luisa Figueredo, una comerciante de ropa en Naguanagua, refleja una lucha similar. “Recientemente mis clientes prefieren pagarme en bolívares y no en dólares por la diferencia cambiaria, y yo debo vender a tasa oficial y tenerla visible porque la policía siempre pasa fiscalizando, pero repongo mis inventarios a la tasa paralela”.

Relató que la ropa se la vende una empresa importadora que cobra dólar no oficial. “La diferencia se siente en cada venta. A veces, tengo que cerrar el negocio porque ya no puedo ofrecer precios competitivos”.

La angustia de los consumidores

Los consumidores también sufren las consecuencias de esta disparidad cambiaria. Ana Sánchez, madre de dos hijos, trabaja en la zona industrial de Valencia y recibe su salario en bolívares a la tasa oficial.

“El dinero no me rinde. Cuando voy a comprar, los precios son mucho más altos en los negocios informales, que operan a tasas paralelas. A veces, ni siquiera puedo comprar lo que necesito para mis hijos”.

Carlos Jiménez, un trabajador independiente, se enfrenta a una decisión difícil cada vez que intenta cambiar sus dólares en efectivo. “Cuando tengo dólares no puedo venderlos a la tasa oficial. El cambio es muy bajo. Cuando busco bolívares, debo pagar una comisión alta en el mercado paralelo. Es una locura, pero no hay otra manera de conseguir lo que necesito”, explicó.

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Historia cambiaria de Venezuela

Para entender el contexto actual, es necesario mirar hacia atrás. En 2020, el tipo de cambio oficial era de aproximadamente 80 mil bolívares por dólar, mientras que la tasa paralela alcanzaba los 130 mil bolívares, antes de la reconversión de 2021 que eliminó seis ceros a la moneda.

Aunque la inflación ha reducido drásticamente el valor del bolívar, el sistema cambiario continúa siendo volátil y desigual. En 2021, el BCV intentó estabilizar el tipo de cambio, pero las tasas paralelas siguieron aumentando, alcanzando una diferencia del 50% en algunos momentos del año.

Este año, la situación parece haber mejorado en comparación con años anteriores, pero la brecha del 22,9% aún es alarmante y refleja un sistema cambiario poco confiable. A pesar de los esfuerzos por parte del gobierno, el dólar sigue dominando las transacciones en el país, lo que lleva a muchos a operar en el mercado paralelo.

El economista Wilson Pinto señaló que esta disparidad cambiaria es un síntoma de problemas más profundos en la economía venezolana. “El hecho de que los comerciantes tengan que operar a tasas paralelas refleja una falta de confianza en la moneda nacional. Sin medidas efectivas para controlar la inflación y estabilizar el tipo de cambio, la crisis se profundizará”.

Aseguró que, mientras las tasas paralelas sigan influyendo en la economía, tanto comerciantes como consumidores seguirán atrapados en un ciclo de incertidumbre que afecta su calidad de vida.

El reto del último trimestre de 2024: la disparidad cambiaria

Ernesto Abas, presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, expresó que los principales retos para este último trimestre del año están radicados en la brecha que hay entre el dólar paralelo y el dólar BCV.

“Ese diferencial cambiario genera distorsiones en la economía que cuesta ser superado por el sector comercio”.

Se suman los temas referentes a los créditos que da el sector a sus clientes y que han ayudado a motorizar un poco el consumo.

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“Otro de los retos es que al venir el fin de año hay que ir preparando todas las bonificaciones de año, las utilidades, y esto hace que se requiera mayor flujo de caja. Frente a esto esperamos, por supuesto, que mejore el consumo”.

Abbas resaltó que el sector comercio tiene productos, bienes y servicios para atender la temporada navideña.

“Esperemos que el servicio de energía eléctrica suministrado por las empresas responsables siga manteniendo de alguna manera el comportamiento de estas últimas dos semanas, lo cual ha mejorado y permite que podamos atender mucho mejor a los clientes”.

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Disparidad cambiaria afecta tanto a comerciantes como a consumidores

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