Revisar las noticias antes de salir de casa cada mañana, borrar constantemente las conversaciones en el teléfono celular, evitar hablar de política en la calle y mantener la despensa llena de productos no perecederos. Estas son algunas de las acciones que forman parte de la «nueva normalidad» de los venezolanos tras las elecciones presidenciales.
El 28 de julio 2024 no sólo marcó un hito en la historia de Venezuela a nivel político, sino también a nivel social. A tres meses de los comicios, la ciudadanía se ha visto en la necesidad de continuar con su día a día en un ambiente de tensa calma, entre el desánimo y la esperanza de lograr consolidar el cambio en el país que -según consta en actas- exigió en las urnas casi un 70% de las personas.
Noventa días después de las elecciones presidenciales, aún no hay una claridad en el resultado. Si bien el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó a Nicolás Maduro como ganador, sigue sin mostrar los resultados desagregados que evidencien esta victoria, tal y como lo exige la legislación venezolana. Mientras tanto, la oposición ha puesto a disposición de todo el mundo las evidencias que respaldan que supuestamente Edmundo González fue el verdadero ganador por un amplio margen.
Aún cuando el país ha seguido su marcha, Tomás Páez, sociólogo y director del Observatorio de la Diáspora Venezolana, describe tres importantes factores que han generado un cambio evidente en la dinámica de la sociedad venezolana: el gobierno de Nicolás Maduro es minoría en el país, niveles de represión nunca antes vistos, ingobernabilidad por parte del Estado ante su falta de credibilidad tanto nacional como internacional.
El chavismo en Venezuela: una minoría con poder
Desde el 28 de julio, lo primero que hace María Elena González al despertar es revisar las redes sociales en su teléfono celular para “saber si pasó algo durante la noche”. Teme que se genere algún conflicto en el país mientras duerme. Antes de salir de casa a trabajar reza y encomienda a su hijo y esposo a la Virgen de Coromoto. “Me da miedo que algo pase mientras estamos en la calle”, dice.
La contadora de 35 años de edad cuenta que desde los comicios ha estado muy nerviosa por la situación política del país y las acciones que ha tomado el gobierno de Nicolás Maduro en contra de todo aquel que no apoye al gobierno. Aunque ha retomado su rutina como trabajadora y madre con normalidad, para ella la situación de inestabilidad le mantiene en alerta constante.
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También confiesa sentirse muy frustrada por los resultados electorales dados por el CNE, ente liderado por Elvis Amoroso, en los que supuestamente Nicolás Maduro ganó las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio con una total de 6.408.844 (51,95%) votos, mientras que el candidato opositor Edmundo González obtuvo 5.326.104 (43,18%).
Resultados sin respaldo legal
“No conozco un sólo centro electoral en el que haya ganado Maduro. Es frustrante que una minoría te arrebate de las manos ese cambio que todos los venezolanos añoramos desde hace años simplemente porque tiene el poder de hacerlo”, manifestó.
Los resultados del CNE, correspondientes al 96.87% de los votos escrutados, carecen de un respaldo legal, pues hasta los momentos sigue sin publicar las actas electorales o los datos desglosados por cada estado y municipio del país. Esto, incluso, pese a que tras la intervención del Tribunal Supremo de Justicia, que si bien validó la victoria de Maduro, también pidió al ente electoral publicar las actas.
Después de las elecciones, el CNE pospuso y posteriormente suspendió tres auditorías postelectorales críticas, incluyendo una sobre el sistema de comunicación que hubiese confirmado si ocurrió el presunto hackeo denunciado por las autoridades electorales el día de la votación.
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