Estados Unidos no para de anunciar medidas dirigidas a Venezuela desde los flancos migratorio, petrolero y comercial. La más reciente es la imposición de un arancel de 15% para las importaciones venezolanas, a partir del 5 de abril; 5% más que el resto de América Latina.
Dirigentes políticos de oposición se dividen a favor y en contra de las medidas y de su efectividad para el cambio político. Analistas creen que la política de Donald Trump hacia Venezuela forma parte de una estrategia de “máxima presión” coordinada con el liderazgo de María Corina Machado contra Miraflores, pero que también constituye “un castigo” por no aceptar vuelos con deportados, tan rápido como lo desearía el republicano.
Combinación de factores
“Es una combinación de distintos factores. Hay distintas visiones en el equipo que rodea al presidente Trump, pero progresivamente han adquirido prevalencia los funcionarios más proclives a la máxima presión, en parte porque han podido convencer a Trump, argumentando que el gobierno venezolano no está recibiendo suficientes deportados. Han reforzado la idea de Trump de que EEUU no requiere el petróleo venezolano”, señala el abogado experto en Derecho Internacional y Diplomacia, Mariano de Alba.
El también experto en Geopolítica se refiere a altos funcionarios estadounidenses como el secretario de Estado, Marco Rubio, que cuentan con el apoyo de congresistas republicanos del estado de la Florida y le han destacado a Trump el apoyo político que ha recibido de la comunidad venezolana en ese estado.
“De tal manera que se impone nuevamente la tesis de la máxima presión, pero ya no con el objetivo central de promover un regreso a la democracia en el país, sino de castigar al gobierno por el tema de la migración venezolana y tratar también de desincentivarla a futuro”, opinó de Alba.
Este 3 de abril, Mauricio Claver-Carone, enviado especial de EEUU para América Latina, habló de «ir a lo grande o irse a casa. El objetivo es lograrlo», en alusión a las sanciones contra Miraflores y su posición a favor de medidas más fuertes y no temporales.
“En Estados Unidos hay una serie de actores políticos relevantes que han asumido el reto de sacar a Maduro del poder, asociados con los cubanoamericanos, y por supuesto los venezolanoamericanos. Hay una posición bipartidista contra el fraude electoral del 28 de julio que están de acuerdo con restringir los ingresos petroleros para reducir la capacidad operativa de Maduro para financiar dádivas (bonos, bolsas del CLAP) a través de las cuales controla a la población”, es la posición en cambio, del consultor en opinión publica, José Vicente Carrasquero.
El pasado 24 de marzo, Trump anunció aranceles secundarios de 25% a países que compren petróleo y gas a Venezuela. China, India y España se encuentran entre los países afectados.
“Venezuela ha sido muy hostil a Estados Unidos y a las libertades que defendemos. Por lo tanto, cualquier país que compre petróleo y/o gas de Venezuela será forzado a pagar un arancel del 25% a Estados Unidos sobre cualquier comercio que hagan con nuestro país”, explicó Trump en un post en Truth Social.
Influye el liderazgo
Aunque De Alba y Carrasquero no descartan que las medidas de Trump sean consecuencia de las gestiones en EEUU tanto de Machado como de Edmundo González, para pedir mayor apoyo para la oposición venezolana y presionar más a Maduro para que acepte los resultados de las elecciones presidenciales del 28 de julio a favor del exdiplomático.
“María Corina Machado también ha mantenido una comunicación regular con los congresistas republicanos del estado de Florida. El regreso a la máxima presión es consecuencia parcial del liderazgo de Machado y González”, apuntó De Alba.
El pasado 4 de marzo, el Departamento del Tesoro estadounidense canceló la licencia general 41 que le permitía a la petrolera Chevron operar en Venezuela. La trasnacional tenía hasta el 3 de abril para salir del país, pero el plazo fue extendido hasta el 27 de mayo. Expertos han señalado la posibilidad de que la salida de Chevron de Venezuela se siga corriendo en el tiempo, dependiendo de las negociaciones con Caracas.

Para Carrasquero, no es casualidad que después de la entrevista de Machado con Donald Trump junior el pasado mes de febrero, los anuncios económicos del presidente estadounidense para con Venezuela hayan arreciado.
“Estamos frente a una situación de máxima presión que está buscando reposicionar a la oposición venezolana y a la mayoría de venezolanos que salieron a votar el 28 de julio. Uno debe asumir que hay una especie de coordinación entre los intereses de la administración Trump y esa mayoría que reclama la victoria (de Edmundo González) en las presidenciales”, expresó.
Durante la entrevista con Trump junior, Machado señaló a la gestión de Maduro de vínculos con el narcotráfico y bandas organizadas como el Tren de Aragua. También culpó a sus políticas de la migración de venezolanos que solo buscan un destino mejor en países democráticos y aseguró que Maduro usa el éxodo de connacionales para desestabilizar la región.
“Todo esto se puede resolver. Todo se resolverá una vez que tengamos un gobierno democrático, un gobierno serio que ponga orden en Venezuela”, aseguró la líder opositora, quien continúa en la clandestinidad para evitar ser apresada.
¿Son efectivas?
La principal crítica de dirigentes políticos como Henrique Capriles a las sanciones estadounidenses, es que no han sido efectivas para el cambio político desde que Trump comenzó a implementarlas en 2019 en apoyo al interinato de Juan Guaidó. Quienes sí han sido afectados en cambio, de acuerdo con la dirigencia, es la economía venezolana y los ciudadanos con el menor flujo de ingresos.
Otros aclaran que la causa de la crisis económica es la corrupción imperante en la cúpula gubernamental desde hace más de dos décadas y no las sanciones y que la situación se agravará como consecuencia de que Maduro se haya quedado en el poder, pese a perder las elecciones presidenciales, de acuerdo con 85% de las actas divulgadas por la oposición.
“La efectividad es limitada, es poco probable que por sí sola la presión internacional acerque al país a volver a tener un gobierno democrático. Va a hacer falta un gran esfuerzo coordinado interno. Y esto descontando que el gobierno estadounidense no tiene en el centro de su política exterior promover una transición democrática en Venezuela, como sí fue en el pasado, sino fundamentalmente controlar el asunto de la migración”, reitero de Alba.
En este sentido, la apuesta entre analistas políticos es que Maduro se vea forzado a sentarse de nuevo en una mesa de negociaciones al reducirse su margen de maniobra con la desmejora de su flujo de ingresos.
“El cortar los suministros petroleros que es básicamente lo único que hace Venezuela ya es bastante presión sobre el régimen de Maduro. La efectividad que vamos a comenzar a ver está relacionada con menos capacidad de maniobra. Pero se debe recordar que Maduro tiene mecanismos de acceso a ingresos diferentes ( a los petroleros) que le permiten seguir al menos, manteniendo su estructura de represión para mantenerse en el poder”, sostuvo Carrasquero.
Se deteriora la economía y aumenta el costo
Para de Alba dicho margen de “maniobra” con el que todavía cuenta Maduro se está reduciendo, pero todavía existe porque otros destinos terminarán comprando petrolero venezolano, aunque bajo términos y operaciones muy poco transparentes para reducir la posibilidad de ser sancionados, pero también para poder exigir que haya grandes descuentos sobre el precio del crudo venezolano.
“Sí es previsible que vamos nuevamente a un proceso progresivo de deterioro de la economía venezolana, lo que podría terminar generando muchas molestias internas en el chavismo y las Fuerzas Armadas, pero eso no significa necesariamente que esos grupos que sostienen a Maduro en el poder se decantarían por un cambio que asegure un regreso a la democracia”, advirtió.
Carrasquero apunta a que las “restricciones ideológicas” y un empeño por mantener el control sobre todo, impiden a Maduro liberar la economía y permitir un mercado abierto de divisas, aun a sabiendas de que ello genera más sufrimiento a la población venezolana. Es el costo de aferrarse al poder.