El costo de las candidaturas de Capriles y de la dirigencia de UNT, según analistas
Capriles, Luis Emilio Rondón y Stalin González de UNT lideran candidaturas por lista nacional

Tras negar cualquier tipo de negociación con el chavismo y sostener hasta hace poco que seguía inhabilitado de manera arbitraria para aspirar a cargos de elección popular, el exgobernador de Miranda, Henrique Capriles, apareció habilitado y de primero en las candidaturas por lista nacional al Parlamento y se le atribuye una tarjeta aprobada por el Poder Electoral (Única). 

El dos veces candidato presidencial, junto a otros exdirigentes de Primero Justicia (PJ) y también candidatos en la misma lista para el 25 de mayo, como Tomás Guanipa, Ángel Medina, Amelia Belisario y Pablo Pérez, se postularon en alianza con Un Nuevo Tiempo (UNT), cuya tarjeta también pasó el “filtro” del ente comicial.

La tolda de Manuel Rosales puso en “puestos salidores” (segundo y tercero de la lista) a su vicepresidente Luis Emilio Rondón y al dirigente Stalin González. 

La lluvia de críticas y señalamientos que ya venía arrastrando desde su retiro de las elecciones primarias de 2023, arreciaron contra Capriles principalmente y contra la dirigencia de UNT, ya acusada de pactar con Miraflores, por haber decidido presentarse al evento electoral del 25 de mayo para escoger gobernadores, diputados regionales y nacionales. 

Analistas políticos consultados por Efecto Cocuyo reiteran que el dilema real no es votar o no participar, sino la falta condiciones democráticas que se profundizó el 28 de julio y la lectura que se le da a que haya sectores políticos que insisten en colarse por rendijas electorales. 

Coinciden en advertir que la división o la fragmentación opositora abona a la estrategia del chavismo que intenta pasar la página de lo ocurrido con las elecciones presidenciales del 28 de julio. 

El gobierno divide 

“El gobierno trata de manejar una posverdad luego del 28 de julio y en ello busca dividir a las fuerzas opositoras, permitiendo la participación de unos sectores y restringiendo a otros. Es un juego político duro y el acto de insistir en la participación es interpretado como un acto de entrega, de traición, similar al del llamado alacranato”, expresó el politólogo Piero Trepiccione sobre el hecho de que el chavismo haya aceptado la participación en los comicios, tanto de UNT como del sector que lidera Capriles. 

El Consejo Nacional Electoral (CNE) dejó “viva” la tarjeta de UNT y aprobó de manera express, como lo ha hecho con otras tarjetas afines al chavismo, la tarjeta Unión y Cambio (Única, atribuida a Capriles). Pero invalidó la del Movimiento por Venezuela (MPV) y la de Centrados. Tampoco dejó que «resucitaran», pese a las solicitudes, las tarjetas del Movimiento al Socialismo (MAS), Puente y Unión y Progreso. 

Trepiccione lee la estrategia de presentar ese tipo de candidaturas a la AN como la “búsqueda de un nicho”, una rendija a través de la cual se puedan seguir explorando posibilidades de negociaciones para el cambio político. Pero, señala, ante las dificultades de logro de mayores consensos en la oposición, la acción es interpretada como una posición que rompe con la oposición mayoritaria que lideran María Corina Machado y Edmundo González.

“Estos dirigentes (Capriles y otros) son el centro de críticas importantes ahora y con esas críticas, el gobierno intenta diluir el deseo de cambio de la sociedad. Al asumir esa posición esos dirigentes se enfrentan a un costo político importante, veremos cómo intentan darle la vuelta porque el descrédito es grande, cómo desarrollan la campaña y la narrativa en un lapso muy ajustado. Los costos a mediano y largo plazo son difíciles de medir en estos momentos”, apuntó el politólogo. 

A través de un audio en su canal de Whatsapp, Capriles admitió que la decisión de participar e incluso presentar candidaturas para el 25 de mayo no es “popular” y que respeta a quienes decidieron abstenerse, pero considera que la opción correcta es seguir en la ruta electoral para que el gobierno tenga que hacer el “esfuerzo” de incurrir nuevamente en fraude. Aseguró que ello deslegitima más a Miraflores.

Trepiccione explicó además que, a menos que obtengan una votación muy ínfima, poner a Capriles, Rondón, González y Guanipa como primeros de la lista nacional les garantiza llegar a la AN por adjudicación directa, por la proporcionalidad del sistema electoral. 

Se impuso la “realpolitik” 

Otra de las críticas que se hace a la participación de Capriles y otros dirigentes postulados a la AN, es el hecho de que dicha lista nacional de 50 diputados, de la que ahora aceptan formar parte, fue “inventada” por el CNE desde las parlamentarias de 2020 (eran 48 legisladores y ahora se suman dos de la Guayana Esequiba), al margen de la Constitución, a partir de la cual se calculan 265 o 267 diputados y no 285 como ahora. 

“No tengo elementos para suponer que Capriles, Pablo Pérez, Ángel Medina, Tomás Guanipa y Amelia Belisario, entre otros, no sean demócratas o que o tengan algún pacto oscuro. ¿Qué han negociado?  Sí, pero sobre la base de que tienen una interpretación del hecho político post 28 de julio distinta y dicha interpretación dice que Maduro estará en el poder por mucho más tiempo. Es la lectura que hacen a partir del mensaje de que deben escoger entre el exilio o la cárcel y decidieron transar o responder a la realpolitik”, sostiene la consultora política Carmen Beatriz Fernández. 

Coincide con Trepiccione en que gran parte del descrédito que enfrentan estos sectores políticos es por la magnitud del fraude electoral del 28 de julio que hace que los procesos posteriores se vean mucho más reducidos en cuanto a condiciones democráticas, similares al referendo sobre la Guayana Esequiba o las elecciones de la Constituyente de 2017.  Subrayó que todos los sectores opositores están conscientes de esa realidad, pero difieren en cuanto a participar o no.

La jugada de Capriles junto a otros dirigentes, exdiputados por PJ, les valió la expulsión de la tolda aurinegra, con severos señalamientos sobre “traicionar” la unidad, el mandato popular del 28 de julio y a los presos y perseguidos políticos, entre los cuales hay justicieros.

La situación es distinta en UNT, cuya dirigencia se alineó desde el principio con su líder Manuel Rosales, quien advirtió que “no le regalaría el Zulia al gobierno”. Está por verse si el electorado lo acompaña y si un triunfo sería reconocido por el chavismo. 

¿Sale fortalecida María Corina? 

Otra lectura de la “tormenta política” de las últimas horas es que así como el descrédito de los sectores políticos mencionados “favorece al gobierno” en su estrategia divisora, también favorece el liderazgo de María Corina Machado, enfrentado a un todavía lento “desgaste natural” por no lograrse el cambio político del 28 de julio, debido al denunciado fraude electoral. 

Tras llamar el CNE a los comicios regionales y parlamentarios, Machado y luego González Urrutia recalcaron que no se puede avalar ningún proceso electoral en Venezuela hasta que no entre en vigor la voluntad popular del 28 de julio, a favor del exdiplomático. 

Trepiccione indicó que si bien el liderazgo de Machado fue afectado por la sobre generación de expectativas por el 28 de julio y luego de cara al 10 de enero (toma de posesión) sigue siendo el referente central de la oposición entre los venezolanos, por lo que sugirió que la ganadora de las primarias de 2023 debe “enfilar sus baterías” hacia quien debe.

“Debe reivindicar las fortalezas del 28 de julio en lugar de atacar a esos sectores opositores, seguir señalando los temas esenciales sobre los que el gobierno quiere distraer. Si concentra su narrativa en atacar a esa parte de la oposición, quedará atrapada en la interpolarización que promueve el gobierno, la desgastará  y sumará más elementos para que el gobierno golpee su popularidad”, advirtió. 

Fernández no descarta que la intención de sectores que lideran Capriles y Rosales sea también “morder” de ese liderazgo que ostenta la máxima dirigente de Vente Venezuela a partir de las primarias y el 28 de julio, con su estrategia electoral y no tanto desplazarlo. 

“Lo lamentable de todo esto es que aparte de la discusión árida en la sociedad democrática sobre votar o no, es una ruptura de la unidad y también una ruptura de la unidad entre la Venezuela de adentro y la de afuera, porque el liderazgo exiliado comulga mucho más y el que está dentro del país y no se plantea el exilio apuesta a la connvivencia”, agregó.