Visualizar un proyecto de vida: ¿cómo pueden mamá y papá acompañar este camino?

Por María Victoria Coutsogiannis *

A lo largo de la vida hay momentos en los que nos preguntamos hacia dónde vamos y cómo nos imaginamos dentro de un par de años. Incluso dudamos de lo que estamos haciendo. Es normal que surjan estas interrogantes, sobre todo en la adolescencia y la juventud. El cómo se transita este camino dependerá de muchas cosas, entre ellas, el apoyo de los padres. 

Este tipo de preguntas nos derivan a pensar en nuestro proyecto de vida, ya que este es un concepto que nos invita a reflexionar sobre nuestros objetivos, sueños y metas a largo plazo. Hablemos de los pasos para desarrollar un proyecto de vida y los retos que pueden surgir en el camino, para finalmente llegar a las recomendaciones para los padres, madres y cuidadores.

El primer paso para construir un proyecto de vida es el autoconocimiento. Es importante que adolescentes y jóvenes se tomen el tiempo para reflexionar sobre sus intereses, pasiones y valores, elementos que están relacionados a la autobiografía de cada persona. Cabe preguntarse “¿quién soy?, ¿qué fortalezas tengo?” Esto les ayudará a identificar sus fortalezas, debilidades, actitudes, aptitudes y a entender qué es lo que realmente desean lograr en la vida o cómo se ven en unos años. 

Una vez que se ha realizado este ejercicio de autoconocimiento, el siguiente paso es establecer metas claras y alcanzables. Estas metas deben ser realistas y estar alineadas con los valores y pasiones del individuo. Es importante que se establezcan plazos y se trabaje de manera constante para alcanzarlas. 

Establecer metas 

Por ejemplo, establecer metas a corto plazo (de pocos meses a un año), mediano plazo (de 1 a 3 años)  y largo plazo (de 4 años en adelante) en diferentes áreas que sean importantes en el desarrollo personal y profesional, como el ámbito educativo, laboral, social, material, familiar, religioso, entre otros. Se pueden realizar algunas preguntas que ayudarán a entender cada una de estas áreas: 

  • Laboral:   ¿Dónde te ves trabajando? ¿Qué debes estudiar para trabajar ahí? ¿Te ves en una oficina o no?
  • Social: ¿Te ves en pareja o solo? ¿Prefieres estar por tu cuenta, rodeado de muchos amigos o pocos? ¿Qué cualidades quisieras que tuvieran tus amigos?
  • Personal: ¿Cuáles son tus valores y creencias? ¿Qué metas tienes en este momento? ¿Qué debes hacer para alcanzarlas? 
  • Material: ¿Quisieras mudarte? ¿Comprar un carro? ¿Quieres el pantalón más lindo de aquella tienda que te gusta?
  • Familiar: ¿Te ves formando una familia? ¿Quisieras tener hijos? ¿Cuántos? ¿Quisieras casarte? ¿Cómo quieres que sea tu relación con tus papás y/o hermanos?
  • Espiritual: A nivel espiritual, ¿cómo te sientes? ¿Estás contento con tu religión? ¿Has pensado en alguna otra religión que se adapte mejor a tus creencias?

Para establecer las metas podemos utilizar el método SMART, que es una forma muy útil de determinar objetivos alcanzables. ¿Cómo establecer metas usando este método? Es muy simple, solo asegúrate de que sean:

  1. Específicas: en lugar de pensar en ideas vagas y abstractas, genera objetivos concretos y claros en mente. 
  2. Medibles: no puedes alcanzar una meta sin seguirla de cerca, así que asegúrate de que sea posible medir el progreso en la consecución de la meta.
  3. Alcanzables: ¿recuerdas que tu hijo quería caminar sobre la Luna? Así es. Es importante que sea realista y que sepa lo que podrá lograr.
  4. Relevantes: ¿qué influencia tendrá esta meta en su vida o en la vida de los demás? Es decir, ¿cuál es su relevancia? 
  5. Temporales: ¿cuál es la fecha límite para completar esta meta? Sin esto, es más fácil decir “mañana lo hago” y dejar las tareas más complicadas para después.

Como papá o mamá podemos estar acompañando a nuestros hijos en este proceso de exploración, haciendo algunas de estas preguntas que ayuden a que piensen en sus aptitudes, actitudes, metas y las diferentes áreas; además de hacerle saber en qué actividades tiene un buen desempeño. 

Desafíos 

Es importante tomar en cuenta que en el camino hacia la realización de un proyecto de vida pueden surgir diversos retos. Uno de los desafíos más comunes es la falta de motivación o dirección. Las y los adolescentes y jóvenes pueden sentirse abrumados por la cantidad de opciones y decisiones que deben tomar. En este sentido, los padres pueden desempeñar un papel fundamental al brindar apoyo emocional y orientación. Es importante que como padres escuchen activamente a sus hijos, brinden consejos y les animen a seguir adelante, sobre todo cuando enfrenten obstáculos.

Además, otro reto que puede surgir es el miedo al fracaso. Muchos jóvenes pueden temer tomar decisiones incorrectas o equivocarse en el camino hacia sus metas. Aquí es donde los padres pueden fomentar la resiliencia y la confianza en sí mismos. Deben recordarles a sus hijos que los errores son oportunidades de aprendizaje y que el fracaso no define su valía como personas. Además, que el amor y cariño que les dan no puede venir condicionado por sus aciertos o fracasos. 

Debemos saber también que en algunos momentos pueden ocurrir imprevistos. A medida que la vida cambia, los valores y prioridades también pueden modificarse. Así, el plan de vida personal es un documento vivo que requiere atención periódica para que se aseguren que en todo momento refleja lo que quieres para ti. Así que no está mal acompañarlo en estos cambios, ayudarlos a verlos y entenderlos, sin decir cosas como “tú no sabes lo que quieres, hoy dices una cosa y mañana otra”.

Por último, es importante que los padres, madres y cuidadores brinden herramientas y recursos a sus hijos e hijas para ayudarles a alcanzar sus metas. Esto puede incluir la búsqueda de mentores o guías, la participación en actividades extracurriculares relevantes para conocer más sobre lo que le gusta y cualquier tipo de oportunidades de aprendizaje ya que no a todas las personas se les hace fácil pensar en su proyecto de vida, hay que respetar los tiempos y reforzar la idea de que pedir ayuda es sano y a veces necesario. La presión que podemos ejercer sobre nuestros hijos no los ayudará y probablemente los haga sentir juzgados.

Los padres pueden ser un gran apoyo en la búsqueda de estas oportunidades y en la creación de un entorno adecuado para el crecimiento y desarrollo de sus hijos. Sería muy positivo estar disponibles para ellos, ayudarlos a también estar motivados desde chiquitos, reforzar el establecimiento de metas y siempre celebrar sus logros alcanzados. 

Toma el volante

¿Y por qué tener un proyecto de vida? Habla con tus hijos e hijas sobre sus ventajas: 

1. Tomas el control de tu vida: un proyecto de vida te ayuda a tomar el volante, permitiéndote establecer metas y objetivos claros a corto, medio y largo plazo. 

2. Autoconocimiento: al desarrollar un proyecto de vida, adquieres un mayor conocimiento de ti mismo, tus valores, intereses y habilidades. Esto te ayuda a tomar decisiones más alineadas con tus verdaderos deseos y necesidades.

3. Sentido de dirección: un proyecto de vida te proporciona una brújula para orientarte en la vida. Te ayuda a definir tus propósitos y a tener una visión clara de hacia dónde quieres dirigirte, lo que te da un mayor sentido de dirección y propósito.

4. Mejora la toma de decisiones: te resultará más fácil tomar decisiones importantes. Tendrás una base sólida para evaluar tus opciones y elegir aquellas que estén en línea con tus metas y valores.

5. Mayor motivación y ambición: Tener un proyecto de vida te proporciona metas y propósitos claros, lo cual puede aumentar tu motivación y ambición. Te ayuda a mantener el enfoque y a superar obstáculos en el camino hacia tus objetivos.

6. Desarrollo de hábitos saludables: es más probable que te comprometas con hábitos saludables que te ayuden a alcanzar tus metas. Esto puede incluir hábitos relacionados con la salud física, mental y emocional.

7. Mayor realización personal: Al trabajar hacia tus metas y ver cómo progresas en tu proyecto de vida, experimentarás una mayor sensación de realización personal. Esto puede aumentar tu autoestima y bienestar general.

En resumen, el proyecto de vida es un proceso personal que requiere autoconocimiento, establecimiento de metas claras y el enfrentamiento de retos. Los padres pueden desempeñar un papel fundamental en este proceso al brindar apoyo emocional, orientación y recursos a sus hijos. Fomentar la confianza en sí mismos y la resiliencia es clave para ayudarles a alcanzar sus metas.

*María Victoria Coutsogiannis es psicóloga, parte del equipo de especialistas del Servicio de Atención Psicológica “Crecer sin violencia” de Cecodap

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