Por un tatuaje llevan a El Salvador a Anyelo Sarabia, un venezolano de 19 años que no pertenece al Tren de Aragua
El joven se tatuó en Estados Unidos que lo envió el fin de semana pasado a una cárcel de máxima seguridad en El Salvador

Anyelo Sarabia González, un joven de 19 años oriundo de La Victoria en el estado Aragua, fue detenido el 31 de enero de 2025 por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Arlington, Texas, Estados Unidos. El motivo: un tatuaje de una rosa con pétalos hechos de billetes de 100 dólares, realizado en agosto de 2024 en Estados Unidos, que se hizo en una de sus manos. 

Los oficiales del servicio migratorio estadounidense lo señalaron de forma inmediata como un miembro del Tren de Aragua, la megabanda criminal venezolana, que tiene presencia en más de 9 países, incluido Estados Unidos y que ha sido la razón principal para que el presidente de ese país, Donald Trump, haya invocado la Ley de Enemigos Extranjeros, para deportar a cualquier venezolano que su administración crea que pertenece a la megabanda, a pesar de carecer de pruebas o respetar el debido proceso. 

Pese a que su familia presentó fotos con fechas que demostraban que el diseño del tatuaje se hizo en suelo estadounidense, algo que expertos descartan como señal de identificación de los miembros de la megabanda, el pasado 16 de marzo a Anyelo lo trasladaron al Centro de Confinamiento de Terroristas (Cecot), ubicado en El Salvador, junto con otros 273 venezolanos.

Su allegados en La Victoria lo reconocieron por un video que difundieron la Casa Blanca, el presidente salvadoreño Nayib Bukele y medios de comunicación internacionales. 

Su llegada a Estados Unidos

Anyelo llegó a Estados Unidos el 22 de noviembre de 2023, junto a su hermana Michel González, quien vive en Estados Unidos y quien contó la historia del drama por el que atraviesa su familia a Efecto Cocuyo

Como muchos migrantes venezolanos, el joven aragüeño para poder ingresar a territorio estadounidense de forma legal, se entregó a las autoridades migratorias en la frontera en el estado de Texas. Esto para optar por una cita en el extinto programa CBP One; él y su hermana pasaron dos días en el centro de detención inicial, conocido como «La Hielera», donde procesaron sus huellas y datos oculares. 

El 24 de noviembre de 2023 los liberaron con una cita para el 3 de enero de 2024. Esa primera revisión salió bien. Les asignaron otra para el 31 de enero de 2025, pero ese día, bajo la nueva administración de Donald Trump, todo cambió para Anyelo y su familia.

En ese encuentro, mientras a su hermana y otro familiar los liberaron, Anyelo quedó detenido. S hermana preguntó al oficial cuál era el motivo, quien le señaló el tatuaje en su mano y mencionó al Tren de Aragua.

Angustiada por la detención, Michel intentó explicarle al oficial de migración que el tatuaje se lo había hecho en Texas, y que no guardaba relación con la banda criminal a la que Trump declaró como una organización terrorista, a la par de los carteles mexicanos de la droga.

La joven le indicó al oficial que había pruebas y entregó el teléfono de su hermano con fotos fechadas para así poder demostrar que el tatuaje no tenía relación con la megabanda y que había sido realizado en Estados Unidos. Sin embargo, el agente migratorio respondió que Anyelo permanecería detenido y que su proceso se adelantaría. 

De Estados Unidos al Cecot

Originalmente, la audiencia de Anyelo estaba fijada para el 29 de enero de 2026, pero tras un mes en un centro de detención migratoria, la corte reprogramó para el 20 de mayo de 2025. Y aún así el martes 11 de marzo, al joven aragüeño lo trasladaron a otro centro de procesamiento para días después ser llevado a El Salvador.

«El viernes fue la última vez que hablé con él y no he podido comunicarme más, no sé dónde está», relata su hermana. Pero la pista sobre el paradero de Anyelo se supo días más tarde. «Me enteré de que él llegó a El Salvador porque siempre me llamaba dos y hasta tres veces al día». Michel cuenta que el sábado 15 de marzo, al no tener noticias suyas, intentó contactarlo. «Lo llamé y ya no aparecía en el sistema de aquí de Estados Unidos», señaló. 

Al investigar, la joven supo de un vuelo que partiría a El Salvador el 16 de marzo. «Si no había llegado ningún vuelo para Venezuela, él ya no me aparecía aquí (Estados Unidos) y el único vuelo que había era para El Salvador, yo sabía que lo habían enviado para allá», dijo. Una foto posterior confirmó su miedo, Anyelo estaba en el Cecot, una megacárcel salvadoreña señalado por múltiples instituciones defensoras de derechos como un lugar donde se violan los derechos fundamentales de las personas privadas de libertad.

La vida de Anyelo en La Victoria

Antes de emigrar de Venezuela, Anyelo vivía en La Victoria, estado Aragua. En 2020, con 16 años, cursaba cuarto año de bachillerato en el liceo Manuel Cipriano Pérez de esa localidad aragüeña. 

Tras la pandemia por el Covid-19, la situación económica de la familia de Anyelo empeoró y por esa razón tuvieron que migrar a Colombia, el país donde más venezolanos residen debido a la emergencia humanitaria que atraviesa Venezuela, que es motivo, según datos de Naciones Unidas, del éxodo de más de 7 millones de venezolanos en el mundo, y es considerado el fenómeno migratorio más dramático de América. 

El problema económico en el que se vio sumergida su familia obligaron al, para ese entonces adolescente, a interrumpir sus estudios para mudarse a Colombia por una mejor calidad de vida. En ese país, junto al padre de su hermana, pasaron un año, hasta que Anyelo cumplió 17 años de edad. 

Para la familia, en territorio colombiano, la economía también se volvió insostenible, y la situación los obligó a regresar a Venezuela. De vuelta en La Victoria intentaron retomar su educación, pero Anyelo se resistió a volver al liceo convencional ya que quería trabajar y estudiar los fines de semana para tener su propio sustento.

Fue detenido el 31 de enero de 2025
Anyelo llegó a Estados Unidos en 2023

“Empezó a trabajar en construcción de lunes a viernes, los sábados asistía al Ince (Instituto Nacional de Capacitación y Educación) para terminar el bachillerato, cuando le faltaban cuatro meses para terminar, nos vinimos para Estados Unidos», relató Michel.

«Le dije: ‘Vámonos para allá, vamos a trabajar, vamos a comprar todo lo que hemos querido’», recuerda Michel, quien le prometió a su hermano una vida mejor en la ciudad de Arlington, Texas, donde se asentaron.

Las penurias en el centro de detención

En Arlington, Anyelo primero lavó vehículos, luego montando camionetas nuevas en vagones de tren para una empresa, un empleo que trasladaba vehículos a México, Canadá y otros destinos. 

“Es un joven trabajador, sin antecedentes penales, hasta que ese tatuaje le cambió la vida”, cuenta su hermana.

Michel comenta que al principio de la detención de Anyelo, el joven  lloraba y estaba muy deprimido porque ya no podía soportar el encierro. Ella intentaba calmarlo mediante llamadas telefónicas para que el joven no atentara contra su vida.

«Al principio lloraba, decía que se quería morir, que se quería ahorcar, que no podía soportar eso. Yo le decía, ‘Tranquilo, estamos en Estados Unidos, aquí las leyes son claras, no te van a involucrar en nada’. Siempre me llamaba mucho”, reiteró. 

La última conversación que mantuvieron los dos hermanos se realizó el viernes 14 de marzo, cuando Anyelo le contó que a las 4:00 de la tarde los habían sacado del centro de detención porque les habían dicho, que lo deportarían a Venezuela. 

A pesar de la noticia del regreso forzado a Venezuela, el joven se mostró feliz por conocer que sería llevado a su tierra, para dejar el encierro y olvidar la terrible experiencia de ser detenido y acusado de pertenecer a un grupo delictivo por solo realizarse un tatuaje; pero cuatro horas más tarde, a las 8:00 de la noche la llamó de nuevo: “le habían devuelto, algo pasó, y no entendía qué. Fue la última vez que hablé con él antes de que fuera llevado a El Salvador”, explica. 

Respuestas en dos frentes

Tras el encarcelamiento de Anyelo, en la cárcel de más alta seguridad de El Salvador, su familia busca que se haga justicia. En Venezuela, su madre reúne pruebas de su vida escolar y antecedentes penales para descartar las acusaciones que califican como falsas de las que fue señalado Anyelo, por los agentes de migración estadounidenses.

Su madre busca ser asesorada por la Fiscalía para que su hijo lo retornen al país,  y también se comunicó con las autoridades del liceo Manuel Cipriano Pérez y del Ince, para obtener las notas y documentos que demuestren quién era Anyelo antes de emigrar a Estados Unidos. 

Michel señala que su hermano Anyelo nunca había estado preso, ni vinculado a una red criminal como lo es el Tren de Aragua.

En el Cecot, Anyelo permanece incomunicado y su familia no sabe cómo está ni qué sigue. La foto donde aparece rapado, con un cubrebocas y vestido de blanco, que lo ubicó en el penal para terroristas, es el único rastro que tienen de el joven venezolano, que fue llevado a El Salvador junto a 237 venezolanos que el gobierno de Estados Unidos y del país centroamericano, señalan como miembros de El Tren de Aragua, a pesar de no haber sido sometidos a procesos judiciales.