Aunque la décima Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), reveló una reducción del 14% en la pobreza extrema en Venezuela al cierre del primer semestre de 2024, este mismo estudio señala que la brecha entre ricos y pobres en Venezuela sigue ensanchándose.

La encuesta asevera que la pobreza crítica pasó de 50,5% a 36,5%, gracias a la recuperación económica impulsada por estabilidad cambiaria que hubo el año pasado, menor inflación y crecimiento. Además, la pobreza monetaria también disminuyó un 9,6%, al afectar al 73,2% de los hogares. Sin embargo, la pobreza multidimensional se mantuvo alta, con 56,5% de los hogares en esta condición.

El estudio destacó un aumento en la desigualdad, con el coeficiente de Gini subiendo a 53,9/100, lo que evidencia una brecha creciente: el 10% más pobre recibe $12,50 mensuales, mientras el 10% más rico promedia $633,72.

Brecha laboral de género se mantiene

En el ámbito laboral, solo tres de cada 10 mujeres trabajan. Y ganan 36% menos que los hombres. La inseguridad alimentaria bajó, pero aún afecta a un tercio del país.

Por primera vez, la Encovi cuantificó a la población con discapacidad: 18% tiene dificultades visuales, 9% motoras y 4% auditivas, mayormente mujeres. En educación, 3,9 millones de niños y jóvenes están fuera del sistema escolar.

Mientras que la migración venezolana, predominantemente masculina, muestra un perfil educativo más bajo y destinos principales como Colombia y EE. UU, en comparación con los años anteriores.

Servicios públicos deficientes

A pesar de mejoras, la Encovi diagnosticó que los servicios públicos siguen deficientes, con 58% de hogares con agua potable de manera irregular y 47% con cortes eléctricos semanales. Los programas sociales como las cajas CLAP y bonos no están focalizados, beneficiando también a no pobres. El estudio advierte que la volatilidad económica y la crisis institucional podrían revertir los avances.

Se come más, pero a alto costo

Según la Encovi 2024, también disminuyó la percepción de inseguridad alimentaria en Venezuela: 78,1% de los encuestados dijo preocuparse ante la posibilidad de que los alimentos se acabaran, versus el 82,7% que lo manifestó en 2023, y 41,1% afirmó haberse quedado sin alimentos en su hogar (4,1% menos respecto al 46,2% que lo indicó en 2023).

Todas estas cifras están muy lejos de las que el país exhibía en 2014, fecha de la primera medición de Encovi. Para entonces, menos de la mitad de los venezolanos (48,4%) estaban en condición de pobreza, 23,6% vivía en pobreza extrema y 39,3% en pobreza multidimensional.

“Durante el primer semestre de 2024 cae la pobreza, como resultado de la estabilidad cambiaria, la reducción de la inflación y el crecimiento económico (…) La volatilidad de la economía venezolana, atada a las variaciones del ingreso petrolero, convertirán estas mejoras en ‘sal y agua’ si por la coyuntura institucional del país volvemos a tener un shock negativo de ingresos”, advierte el texto.

Más de la mitad de la población en situación vulnerable

A pesar de la recuperación del ingreso de la población, la Encovi reporta que en 2024 se mantuvieron sin variación los niveles de vulnerabilidad social, asociados a ocho dimensiones relacionadas con la calidad de vida: ingresos, educación, salud y alimentación, empleo, protección y seguridad social, vivienda, servicios y estructura del hogar.

De acuerdo con la investigación, “el país sigue teniendo una situación de vulnerabilidad entre leve y moderada”, dado que al menos el 50% de los hogares tiene dos o más condiciones de vulnerabilidad.

“El ingreso, que en años anteriores había sido el gran responsable de la vulnerabilidad en Venezuela, es superado por la calidad y acceso a los servicios, la salud y la educación; es decir, por componentes vinculados a la política social”apunta el reporte.

Se ensancha la brecha entre quienes más y menos tienen

La concentración de los ingresos sigue a la vista en el paisaje socioeconómico venezolano. La Encovi 2024 evidencia que en los últimos diez años (2014-2024) se ensanchó la brecha entre quienes ganan más y los que tienen menos dinero.

Con base en el coeficiente de Gini, el índice de desigualdad económica subió 32,43% y pasó de 40,7 a 53,9/100 en una década. Mientras más cerca de 100 está el índice, mayor es la brecha de ingresos.

Entre 2023 y 2024, la desigualdad creció 2,7%, lo que se traduce en que el decil más bajo de la población (es decir, el 10% más pobre) recibió en promedio 12,50 dólares al mes (con un máximo de $23,06); en contraste, el 10% más rico tuvo ingresos promedio de $ 633,72 (aunque llegó a ganar hasta $2.725,34).

Niños desescolarizados

Las estimaciones de la Encovi señalan que, para 2024, la cobertura educativa nacional alcanzó 66%, lo que quiere decir que estaban escolarizados 7,7 millones de niños y jóvenes entre 3 y 24 años.

El número se “estancó” o mantuvo estable respecto a 2023, pero es inferior al 70% conseguido durante la pandemia por Covid-19 (2019-2020) y está 10 puntos por debajo del pico más alto de cobertura (76%), documentado por el estudio en 2016.

Migrantes maduran, su perfil educativo baja

La décima edición volvió a incluir datos del flujo migratorio. De acuerdo con la encuesta, para la fecha del estudio la migración venezolana seguía siendo mayoritariamente masculina (55% de los que salieron del país en 2024), aunque la edad ha variado.

Mientras, en 2017, casi 6 de cada 10 migrantes (57%) eran jóvenes entre 15 y 29 años, para 2024 este grupo solo llegaba al 40%. En contraste, 46% de los que emigraron en 2024 tenían entre 30 y 49 años, versus el 29% que lo hizo en 2017.

Otro aspecto que cambió de los venezolanos migrantes es el perfil educativo. En 2017, 52% de los que se fueron eran técnicos o universitarios; en 2024, siete de cada 10 (73%) tenían estudios de primaria (algunos incompleta) o secundaria.

Un dato curioso es que, aunque la búsqueda de oportunidades laborales fue la principal razón para abandonar el país, más de la mitad de los que se fueron estaban trabajando en Venezuela antes de irse, independientemente de su nivel educativo (62% en el caso de los que tenían estudios de primaria y 82% en el caso de los universitarios).

Otro hallazgo interesante es que, en los últimos tres años, se registró una disminución en el envío de ayudas (dinero o bienes) por parte de los migrantes a sus allegados en Venezuela. En 2021, 58% lo hacía, cifra que cayó a 43% en 2024.

“42% estaría enviando dinero y poco menos de la mitad de esos envíos se realizan mensualmente”, apunta la ENCOVI, que menciona que ha disminuido considerablemente el uso de transferencias en bolívares.