En los casi dos años que Lola Gómez ha trabajado al servicio del Vaticano, la venezolana autorizada para fotografiar al papa Francisco acumuló muchos recuerdos. Pero lo que más le impactó fue la humildad de su santidad y la pasión que sentía por los más pobres, por los niños y los jóvenes.

Lola fue entrevistada, a raíz de la muerte del papa de los pobres por distintos medios, entre ellos Telemundo y Shirley Varnagy y desde allí narró sus anécdotas.
A Francisco no le gustaba ir a Castel Gandolfo, el sitio para vacacionar de los papas. En las cámaras de Telemundo contó que de hecho nunca fue allá. El prefería estar con las personas, con quienes trabajaba, quería ser humilde. "Siempre quería estar cerca de la gente, porque sabía que para muchos esa era la única oportunidad de estar cerca de él".
Los zapaticos del papa
Una anécdota recurrente en las historias de la fotógrafa venezolana es la de los zapatos del papa. Recuerda que siempre estuvo con unos zapaticos negros que, al final, ya estaban bien desgastados, con conchitas levantadas en la punta. El no usaba los zapatos rojos de los papas.
Para Lola no fueron muchas las oportunidades de conversar con el papa, pero una de ellas en particular ocurrió a mediados de 2024. "Estábamos pasando por este tumulto de las elecciones y le pregunté si podía rezar por el pueblo venezolano". Con un gesto se selló el acuerdo
Otro recuerdo. "El siempre decía en italiano: ´Recen por mi. Pero a favor, no en contra´, pedía con el dedo índice levantado y cara de complicidad".

Fotoperiodista en EE.UU.
Lola es fotoperiodista desde el 2010, cuando llegó a Estados Unidos y comenzó a hacer su carrera en periódicos locales y estatales, en Florida y Texas, narró en conversación con Shirley Varnagy. En enero de 2023 se abrió una vacante en El Vaticano, aplicó y fue seleccionada.
Cuando empezó ya el papa era transportado en silla de ruedas. Todavía caminaba, pero no en trayectos largos. Ella pudo observar el declive de su salud. Lo notó sobre todo al revisar las fotos de la Semana Santa del 2024. "El podía pararse, se reía, en fin, tenía una energía distinta".















Pero el cuerpo empezó a fallarle y se notaba. Sin embargo, el domingo de resurrección de este 2025 estaba bastante lúcido. "Hubo un momento en que le trataron de acercar a un niño que lloraba mucho y él pidió que no lo forzaran".
Después de la hospitalización, todo era sorpresa. Les avisaban poco antes que el papa saldría para que se prepararan. Así fue ese domingo. Ella se ubicó en uno de los pasillos del obelisco y logró fotografiarlo. Vio que se preparaba, con caramelos en la mano, para poder darlos a los niños que se le acercaran.
Las mejores fotos de Lola Gómez
Las fotos que más le gustan a Lola son aquellas en las que el papa interactuaba con los niños y los jóvenes. También cuando alguien lo hacía reir. "El normalmente sonreía cuando la gente lo saludaba, pero cuando alguien decía algo chistoso, que ralmente le hacía clic, él rompía en carcajadas".

Ahora se prepara para cubrir la transición de un papa a otro. Se ayuda con sus compañeros de labores y con la gente que tiene experiencia en estos actos. Sabe que no será fácil porque ahora es que están empezando a asimilar la noticia de la muerte de Francisco y reconoce que es un shock.
Reconoce lo difícil que es hacer el trabajo cuando se creó una relación emocional con esa persona. "Muchas veces comentábamos entre nosotros si él estaba bien o mal porque a través del lente puedes captarlo. Pero ahora será solo ver el cuerpo, sin su sonrisa habitual, sin sus gestos. Y fotografiar, además, ese momento. Pero hay que ser profesional, hacer el trabajo siempre desde el respeto, porque además estás invadiendo un espacio solemne".
Del papa se lleva su sonrisa, su carisma. Lo recuerda sobre todo cuando hablaba en español, porque movía las manos, se salía del mensaje que tenía que leer. Era, simplemente, Francisco.
