Los bomberos nunca mueren, arden en el corazón de quienes salvaron. Por eso, el legado del teniente (B) José Leonardo Márquez, será una huella imborrable. Hoy, muchos lloramos su partida física, pero nos consuela saber que fue un héroe de azul de corazón, de esos que son capaces de arriesgar su vida por un desconocido.
Leonardo, como muchos lo conocían, siempre estaba a la disposición de las comunidades guacareñas, o de quien lo necesitara.
La tarde de este martes, circulaba en su moto por la entrada de Los Naranjillos, en Guacara, cuando sufrió un hecho de tránsito. Eran cerca de las 2:20 de la tarde. Supuestamente, el conductor de una grúa lo habría impactado. Quedó detenido. Márquez, sufrió un traumatismo torácico abdominal, que lo dejó sin vida de manera inmediata.
La alerta acerca del suceso no tardó en llegar a la estación de los Bomberos de Guacara, donde Márquez laboraba como jefe de la Unidad de Prevención e Investigación de Incendios y Otros Siniestros. De inmediato salieron unidades al sitio, pero esta vez, la conmoción y el dolor arropaba a quienes debieron atender el siniestro.
"No se cómo pasó. Yo solo agarré a mi muchacho y me lo traje", dijo un superior con su temple desplomado, aunque esté capacitado para atender hechos como ese, pero es que este no era cualquiera: fue el que lo dejó sin uno de sus mejores hombres.
La tarde de este martes, la morgue de Valencia estaba repleta de efectivos bomberiles de distintos cuerpos y familiares. Márquez se ganó el cariño de muchos de sus compañeros y superiores. Su mística, su entrega, su vocación, su valentía, queda en el corazón de quienes lo conocimos. Cada sirena sonará en honor a su nombre.
No solo dejó un vacío en la estación de los Bomberos de Guacara, sino también en cada estación de Carabobo, donde hizo compañeros y hermanos de causa.
Su profesionalismo lo llevó a hacer cursos internacionales como el de rescate de personas con canes. De hecho, "Alfa", su compañera, ahora quedó sin su instructor. Y "Hachi", su "amigo fiel", quedó esperando que llegara a casa para correr a recibirlo a la puerta.
