La noche del sábado 16 de noviembre marcó un momento agrio para José David Crespo, un adolescente de 15 años detenido en el Centro Socioeducativo Pablo Herrera Campins, conocido como el retén de El Manzano, en el estado Lara.
A las 9:00 p.m., las puertas del recinto se abrieron para permitir su excarcelación bajo medidas cautelares, tras una audiencia telemática celebrada en los tribunales del estado.
Y aunque la libertad de José David se recibió con emoción, también hubo un dejo de tristeza. Antes de abandonar las instalaciones, al joven lo despidieron sus compañeros de celda, quienes lo abrazaron en medio de lágrimas. Con la esperanza como bandera, José David les dejó un mensaje talentoso: "Pronto vendrá su libertad". No obstante, resulta que hay otra razón para tener el corazón arrugado.
La familia del adolescente, separada por la justicia
Ahora puede reencontrarse con su familia, pero José David enfrenta un panorama incompleto. Su padre, Israel Crespo, permanece detenido en la cárcel de Tocorón, tras resultar aprehendido junto a él en un evento que familiares y organizaciones catalogan como una detención arbitraria. La lucha por la libertad de Israel Crespo continúa siendo una prioridad para el joven y su familia.
La situación de los Crespo no es un caso aislado en Venezuela. Según el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), que dio a conocer los detalles de la excarcelación, este tipo de detenciones y separaciones familiares reflejan una realidad que afecta a cientos de personas en el país.
El regreso de José David a su hogar es motivo de alivio para su familia, que ha enfrentado meses de incertidumbre y dolor. Sin embargo, la separación forzada entre padre e hijo recuerda las profundas fracturas que atraviesan a muchas familias venezolanas en un sistema de justicia cuestionado por su falta de transparencia y su uso político.