Después de analizar el movimiento La Cosiata, que tuvo su punto álgido un 30 de abril de 1826, el historiador Carlos Cruz concluye que ese fue un proceso donde se puso de relieve el verdadero valor intelectual de la sociedad venezolana de la época.
El académico sostiene que la sociedad de entonces, sin fanatismos políticos ni deidificaciones de sus héroes, lo único que buscaba era que el país tuviese un desarrollo independiente del yugo de Bogotá, que estaba representado en ese momento por el general Francisco de Paula Santander.
“No fue ninguna traición sino un verdadero acto de soberanía de la sociedad venezolana”.
El doctor Cruz, miembro de la Academia de la Historia del Estado Carabobo, observa que través de todos estos años el tema de La Cosiata se ha realizado bajo un análisis muy superficial de ese hecho tan importante de la segunda década del siglo XIX en nuestro país.

Considera que el tema cayó en manos de la “politiquería del siglo XXI”, lo que hizo que Valencia fuera sometida a una especie de juicio de inquisición, al punto que se le tildó como “ciudad de traidores”.
Refiere que en base a todos esos antecedentes, el Dr Elías Pino Iturrieta decide abrir las arcas de la documentación histórica y emprende un análisis detallado de lo que estaba sucediendo en el país, desde que Bolívar sale de Venezuela en 1.821 rumbo a Bogotá, para luego continuar su gesta emancipadora por el resto de Sur América, hasta que en el año de 1.830 entra como protagonista el famoso Congreso de Valencia.
El historiador comenta que entre 1.821 y finales de la segunda década del siglo XIX, en el país se fue organizando todo un movimiento intelectual al que se le llamó la «Sociedad del Debate de las Ideas».
En él fue cuestionando todo lo que venía sucediendo en materia política, en relación a la situación del Departamento de Venezuela con el gobierno central radicado en Bogotá, al mando del vicepresidente de Colombia, el general Santander.
A esto se le agrega el escándalo que se formó en Venezuela, cuando Santander ordena una recluta para reforzar el ejército de Bolívar, y la gente la rechazó. Sumado a algunos atropellos que fueron generados, se originó un conflicto que llevó a una investigación formal de lo sucedido, donde el general José Antonio Páez se encontraba en el ojo del huracán.
Cruz se refiere a un tercer hecho muy importante, como fue el conflicto entre el general Santander y el Dr. Miguel Peña, en relación al juicio al coronel venezolano Leonardo Infante.
El acusado es condenado al último suplicio, pero Peña se niega a firmar la sentencia porque, según asegura en escritos pormenorizados, advierte irregularidades o imprecisiones en la suma del voto de los jueces.
Sus colegas insisten en lo inobjetable del mecanismo de la votación y elevan el caso ante el Congreso, para pedir sanciones contra el protagonista del desacato.
Al final, Infante termina siendo fusilado y Peña perseguido, por lo que regresa a Venezuela donde encuentra una situación tensa pues al general Páez lo habían puesto preso, y ante el rechazo de la población y de los cabildos de Valencia y Caracas, fue liberado y nombrado por el pueblo como jefe civil y militar del Departamento de Venezuela.
En el periódico “El Argos” se publica un artículo titulado “Adquisición” donde informa que: “Se vino el Dr. Peña que es un hombre sabio y que nos va a ayudar a salir del horror colombiano”. Efectivamente Peña jugó un papel muy importante en la etapa final de ese proceso sociopolítico.
Refiere que el Dr. Elías Pino Iturrieta en su libro sobre «La Cosiata» deja en claro que este proceso en su parte final, fue la consecuencia de esa recluta. También deja expuesto el gran detalle de la apatía total de los venezolanos para ir a conformar un ejército para salir a luchar al Perú, porque en el sentimiento del pueblo lo que existía era una identidad por su territorio y no por la gente y regiones que no conocía y que no tenía ninguna relación con ellos.
Subraya que siendo los venezolanos los que pusieron a más de 200 mil muertos en esa guerra, no podía ser posible que con la llamada República de Colombia, los habitantes de la antigua Capitanía General de Venezuela tuvieran que pedir permiso y solventar sus asuntos legales en Bogotá.
Movimiento separatista
Wikipedia reseña que La Cosiata, también conocida como la Revolución de los Morrocoyes, fue un movimiento político separatista que inició en Valencia, teniendo como principales líderes al general José Antonio Páez y al dirigente político Miguel Peña Páez. Ocurrió el 30 de abril de 1826, con el objetivo de separar a Venezuela de la Gran Colombia.
Aunque se desconoce la procedencia del nombre del movimiento, se estima que está relacionado con una obra de teatro que por esos días se estaba presentando en Valencia, según el libro Venemérides Efemérides de Venezuela.