Más de cinco meses. Ese es el tiempo que tiene Kennedy Tejeda tras las rejas desde que, el 2 de agosto, en sus funciones como defensor y voluntario de Foro Penal en Carabobo, fue a preguntar por varias personas arrestadas en una protesta postelectoral, y resultó ser un detenido más en la lista.
Su cumpleaños es este sábado 25 de enero y no podrá celebrar con su familia en el municipio Miranda del occidente del estado, porque se mantiene en una celda de Tocorón, en Aragua. En ese centro de reclusión la ha pasado muy mal entre torturas y un trato que atenta contra sus derechos humanos, los mismos que él se abocaba a defender.
Su madre, Kenia Jiménez, está desesperada. Emocionalmente afectada expresó su pesar porque esperaba celebrar los 25 años de su hijo en casa, pero no será posible.
Condiciones precarias de reclusión
En diciembre, Kenia hizo públicas denuncias de tortura en contra de Kennedy en Tocorón. Dijo que lo habían golpeado forma salvaje y que es víctima de tratos crueles. También ha perdido peso considerablemente por mala alimentación.
“Está en condiciones de reclusión inhumanas, le sirven comida en un muy poca cantidad. Esta semana le están dado comida con mucho picante y eso afecta a su salud”.
Cuando fue detenido en el Comando Rural de la Guardia Nacional Bolivariana de Montalbán, donde acudió para saber de las personas detenidas en ese municipio, fue trasladado a la sede de la Dirección General de Contra Inteligencia Militar (Dgcim) de Valencia. Luego lo llevaron a Tocorón.
La Fundación estadounidense Robert F. Kennedy Human Rights denunció las torturas sufridas por Tejeda. Además, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) le otorgó medidas cautelares, pero su integridad física y psicológica se encuentra en grave peligro.
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Sin respuestas
La madre de Kennedy ha denunciado el caso en diferentes instancias, pero sin respuestas. “Mi hijo está encerrado injustamente por un delito que no cometió porque defender los derechos humanos no es un delito”.
Detalló que el proceso ha sido totalmente hermético, ni en el Ministerio Público o la Defensoría del Pueblo ha tenido respuestas.
Para ella ha significado un desgaste físico, mental y económico. Debe tener, al menos, 20 dólares para el pasaje a Tocorón o Caracas. Sin el apoyo de Kennedy, que era quien trabaja en su casa, todo es muy cuesta arriba. “Yo dependo es de la solidaridad de las personas, no tengo empleo. Conocidos, familia, amigos de mi hijo me contribuyen para poder solventar esos gastos”.