Colegios y centros de UNRWA continúan abiertos pese veto israelí

Israel prohibió el pasado 30 de enero, a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) seguir operando en su territorio

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Colegios, clínicas y centros profesionales siguen prestando servicios en Jerusalén Este. Foto EFE/Magda Gibelli

Abeer Ismail, responsable de información pública de la UNRWA, saluda a profesoras y niños en uno de los cuatro colegios que dirige esta entidad en el campamento de refugiados de Qalandia, localizado apenas a once kilómetros de Jerusalén Este y donde estudian más de 1.100 niños.

"Estamos preocupados. Nuestros refugiados en el norte (de Cisjordania) enfrentan condiciones muy duras. Y claro que estamos preocupados, pero debemos seguir hasta el final", dice Ismail sobre una tormenta -anunciada a bombo y platillo- que aún no ha descargado del todo.

Pese a que Israel prohibió, el pasado 30 de enero, a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) seguir operando en su territorio -incluido en el ocupado y anexionado de forma unilateral Jerusalén Este-hasta ahora sus colegios, clínicas y centros de formación siguen abiertos con normalidad.

En una de las clases del colegio, niñas de unos siete años estudian el cuerpo humano recortando unos esqueletos de papel. En una clínica a pocos metros de allí -también de la UNRWA- mujeres hacen cola para retirar medicamentos, mientras que otras aguardan a que el doctor atienda a sus hijos.

"Dependemos al 100 % de los medicamentos y consultas de esta clínica. Si cerrase no tendríamos otro lugar al que ir y tampoco podemos permitirnos pagar", dice a EFE Mona Jalil, palestina cuya familia tuvo que abandonar en 1948 la aldea de Al Lidd y terminó viviendo en el campamento de refugiados de Qalandia.

Dificultad de la UNRWA para trabajar en Gaza y Cisjordania

Bajo la sensación de aparente normalidad, los empleados de la UNRWA describen "graves obstáculos" logísticos a la hora de hacer llegar a Cisjordania ocupada material y medicinas, problemas financieros y nula seguridad para sus más de 4.000 empleados en Cisjordania.

"Las autoridades israelíes nunca especificaron cómo implementarían las leyes. Lo dejaron en una especie de vacío", dice a EFE Thaer Jalloud, responsable de la UNRWA en el área de Jerusalén. "Existe un riesgo operativo cuando trabajamos en Cisjordania y Gaza", reconoce Jalloud.

El Parlamento israelí prohibió a la UNRWA operar en su "territorio soberano", pero también estableció una 'ley de no contacto' que impide a cualquier agencia gubernamental cooperar con ella. Por ello, más de medio centenar de trabajadores extranjeros no pudieron renovar sus visados, mientras que en Gaza -donde mantienen a unos 7.000 trabajadores- les es imposible coordinar sus movimientos con el COGAT; la rama militar israelí encargada de asuntos civiles.

"No solo tenemos que proveer a los refugiados sino también proteger a nuestro personal. No sé si estamos autorizados a cruzar los puestos de control militares, por ejemplo, por lo que estamos evitando hacer visitas de campo a zonas de Cisjordania donde ya tenemos a otros compañeros", detalla Ismail.

Los campamentos palestinos en Cysjordania

En Cisjordania existen 19 campamentos de refugiados palestinos -en las regiones de Tulkarem, Yenín, Nablus, Tubas, etc.-, además de otros 39 repartidos en Gaza, Siria, Líbano y Jordania. Solo aquí hay registrados también alrededor de un millón de refugiados palestinos y la UNRWA mantiene un total de 96 colegios y 42 centros médicos, incluyendo Jerusalén Este.

Pero en Cisjordania, a su vez, Israel ha instaurado más de 900 puestos de control militares, barreras y puestos móviles -tras un incremento desde el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023- con los que limita el movimiento de población. Además, impera un régimen de permisos que habilita solo a ciertos palestinos la entrada a urbes como Jerusalén.

El director Baha Awad muestra orgulloso los talleres y naves del centro de formación profesional, operativo en el campamento de Qalandia desde 1953. Desde entonces, unos 20.000 jóvenes se han graduado aquí como mecánicos, carpinteros, electricistas o técnicos, y otros 340 se forman en la actualidad.

No tiene en su mente cerrar

Awad no se imagina que el centro pueda ser obligado a cerrar en el futuro próximo. Lo ve como una especie de salvavidas para estos jóvenes que, lejos de las no siempre fáciles calles de los campamentos de refugiados -con precariedad, milicianos palestinos y redadas israelíes-, pueden formarse y encontrar un trabajo.

Entre los estudiantes, hay 150 que hacen del centro su propio internado: allí comen, duermen, realizan deportes y actividades culturales. Proceden de otras partes de Cisjordania y perderían mucho tiempo cruzando a diario puestos de control militares, además de sumarle el coste del transporte.

"Y también está el miedo a que sean acosados (por lo soldados israelíes)", añade el director del centro, que repite que se tardaría demasiado "en ir y volver" y recuerda -como si fuera en una vida pasada- que años atrás recibían a estudiantes de Gaza.

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Colegios y centros de UNRWA continúan abiertos pese veto israelí

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Colegios, clínicas y centros profesionales siguen prestando servicios en Jerusalén Este. Foto EFE/Magda Gibelli

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