Alejandro Sanz respondió a las recientes acusaciones de manipulación y abuso de poder por parte de una fan, con la que mantuvo relación.
A través de sus historias de Instagram, el cantante de “Corazón partío” publicó un breve mensaje dirigido a Ivet Playà con su versión de los hechos.
“Ivet, yo tenía un recuerdo muy bonito de nosotros dos, personas adultas compartiendo su cariño, siendo libres. Qué pena que este sentimiento se haya roto ahora”, escribió Sanz.
En su mensaje, el artista rechazó las acusaciones de la joven. “Quiero que sepas que nunca he sido partícipe de estas prácticas y así seguiré toda mi vida. Te deseo encuentres pronto tu camino y felicidad”, indicó.
El cantante español señaló que las acusaciones de Playà ocurren justo después de que la joven lo contactara con la intención de que invirtiera en unos negocios familiares; sin embargo, el artista decidió no hacerlo.
“En el mes de mayo me ofreciste participar en invertir en unos negocios familiares tuyos, tras revisarlo con mis asesores te dije que no”, detalló.
El fin de semana, Ivet Playà, fan catalana de Sanz, acusó al cantante de manipulación y abuso de poder.
¿Por qué Ivet Playà acusa a Alejandro Sanz de abuso de poder?
A través de su cuenta de TikTok, Playà contó su experiencia cuando conoció a Sanz, quien era su ídolo, y cómo la decepcionó. Conocerlo, aseguró, pasó de ser un sueño a una pesadilla.
Playà contó que conoció a Sanz en 2015, cuando ella tenía 18 años de edad y él 49 años. En ese momento, indicó la joven, el intérprete empezó a interactuar con ella a través de redes sociales.
“Yo era su fan y él me siguió en redes sociales. Yo alucinaba con que alguien como él, tan famoso, me mandara mensajes, me comentara las fotos o incluso publicara cosas mías”, relató Playà.
El vínculo entre ambos se intensificó, hasta que se vieron en persona y, según Playà, la relación se tornó íntima y sexual. “Jugó con mis sueños, jugó con mi ilusión”, afirmó.
A los 22 años de edad, ella decidió mudarse de Barcelona a Madrid para laborar con el artista. “Él me contrató para trabajar para él”, dijo.
Sin embargo, Playà denunció que la experiencia se volvió inquietante y dolorosa. Afirmó que sus conversaciones privadas eran espiadas y que el trato recibido por parte de Sanz traspasó los límites de lo que considera moral y humanamente aceptable.
“Me siento engañada. Me siento utilizada. Me siento humillada. Me siento, incluso, sucia porque no sé quién ha podido llegar a ver lo que yo le mandaba en mi más absoluta e íntegra intimidad. Sus acciones llegaron a traspasar cualquier límite de lo que yo consideraba, y considero, moral e incluso, humano”, dijo.
Playà aseguró que lo que comenzó como admiración terminó provocándole un fuerte dolor emocional y acusó a Sanz de manipulación y abuso de poder, subrayando el desequilibrio entre ambos debido a la diferencia de edad y estatus.
