Adiós Profesor y Maestro, un humilde homenaje al buen Ralph Granados

Ralph Granados, el muy gentil profesor de Historia Contemporánea

“Enseñen los niños a ser preguntones, para que, pidiendo el porqué de lo que se les mande hacer; se acostumbren a obedecer a la razón, no a la autoridad como los limitados, no a la costumbre como los estúpidos.”

Simón Rodríguez

Existe una diferencia marcada entre ser un profesor y un maestro. En mi vida académica tuve y sigo teniendo, maestros y profesores, los primeros te acompañan, te hacen sentir que no estás solo, te demuestran que están siempre allí, aun cuando físicamente sea imposible tener contacto con ellos. Estos, los maestros, tocan nuestras vidas, se quedan en nuestros afectos, se fresan en los recuerdos. Los profesores sencillamente te explican, transfieren un conocimiento, te califican y hasta allí su función plausible, pero nunca tan trascendental como la de los maestros.

En un trienio se han ido dos de mis maestros. Uno ocupa el lugar del padre académico, del afecto ciego, siempre está allí, me acompaña, me enseñó que la docencia era un acto de entrega y siempre me manifestó un afecto especial. Me refiero al siempre joven profesor Gustavo Guevara, me lo imagino sentado sobre el puente de Bercy filosofando sobre economía.

Pero hoy dedico estas páginas al maestro, Ralph Granados, el muy gentil profesor de Historia Contemporánea. Fue el quién me dictó aquella, mi primera clase, un día imposible de precisar de un soleado mes de julio en 1994, de aquella Facultad de Ciencias Económicas y Sociales en una Universidad de Carabobo, realmente viva, despierta, autónoma y libre, sobre todo libre. Una Universidad con ascensores, con salones limpios, sin maleza, con movilidad y con profesores no solo bien remunerados sino respetados. Ese maestro me acompañó en aquella primera clase en la Universidad, siempre el cambio supone estrés, pero en este caso debo reconocer que con aquel profesor sentí una humanidad cercana, un verdadero gusto por la enseñanza, un paternal afecto por sus estudiantes.

Siempre, impecable, puntual y estricto, se refirió a mi persona para que pasara a la pizarra, de tiza, enorme, en dos paños de un color verde intenso, para que dibujase el mapa de Venezuela. Con qué nervios dibuje cada estado y con cuanta afinidad fui sintiéndome acompañado en aquella primera tarea, en la cual ¡Gracias a Dios! Salí bien librado.

Luego ya en el desarrollo de la materia nos preguntó ¿Que es el renacimiento? Entre dientes respondí, creo que la transición de la edad media a la edad moderna. Entonces me preguntó la fuente de tal afirmación, es menester aclarar que en aquella época no existía el internet, ni la inteligencia artificial, se era sólidamente aplicado o aplastantemente torpe, nadie estaba hecho de cristal. Ante la pregunta de la fuente le respondí de la enciclopedia de Historia del Mundo de José Pijoan, al escuchar el libro el profesor Granados me dijo: muy buena lectura, hijo, aquí en la biblioteca está esa colección, yo había heredado de un tío abuelo aquellos libros rojos, viejos y llenos de lecciones de historia.

Con el profesor Ralph Granados construí una verdadera amistad, un vinculo maestro discípulo, el cual se mantuvo hasta el quinto año de la carrera, décimo semestre. Aún repito en clases la Revolución Francesa fue el suceso político de la unidad y la industrial su contraparte económica. Cuánta paciencia para hacernos entender que la modernidad era sólida, incontrovertible y la posmodernidad relativa.

Estas líneas las escribo con nostalgia, para un maestro que supera los obituarios institucionales, pues su paso por nuestras vidas supuso un evento maravilloso, un verdadero homenaje al hecho de honrar la vida. Lamento su partida física, pero reitero los afectos no se mueren, mientras podamos recordarlos y yo puedo recordar, con claridad meridiana, las lecciones de Historia y de axiología cívica que nos impartiera el siempre buen Profesor Ralph Granados.

Que el señor y su inmensa paz, superior a cualquier razón, lo acojan en su gloria, que su alma descanse en paz y su ejemplo siga siendo una guía para mantenernos en el aula a pesar de estos tiempos mustios, difíciles y áridos por los que atraviesa este país.

Gracias Maestro Ralph Granados, usted sigue vivo en el recuerdo de todas las vidas que pudo tocar.

X @carlosnanezr

IG @nanezc.

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente la posición de El Carabobeño sobre el tema en cuestión.

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Carlos Ñañez
Carlos Ñañez

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