Migrantes venezolanos El Salvador
Una mujer participa durante una marcha oficialista en defensa de los migrantes venezolanos este martes, en Caracas (Venezuela). El chavismo denunció que los más de 200 migrantes deportados el fin de semana de Estados Unidos a El Salvador fueron enviados para que el presidente del país centroamericano, Nayib Bukele, los "utilice como mano de obra esclava". Credit: EFE/ Ronald Peña R

El pasticho se quedó frío en la casa de Mirelys Casique. Ella esperaba a su hijo Francisco García Casique, quien estaba en un aeropuerto de Texas aguardando por un avión que lo llevaría de regreso a Venezuela. “Tranquilo, hijo, vas a estar bien. Yo voy a estar pendiente de las noticias”, le dijo Mirelys en esa última llamada teléfonica. Eran las 10:00 de la mañana del sábado 15 de marzo. 

Mientras ella lo esperaba en el estado Aragua, movilizaba a otros familiares para hacerle una fiesta de recibimiento. La idea era terminar de pintar el cuarto donde volvería a dormir y hacerle su comida favorita: un pasticho. 

Con el pasar de las horas, Mirelys no perdía la paciencia. Su hijo le había dicho que salió un avión con una buena cantidad de venezolanos y que él esperaba por el siguiente vuelo. Ella, en su casa ubicada en la urbanización Piñonal de Maracay, revisaba constantemente las redes sociales para ver si había algo de información. Su sonrisa y buena energía se borró abruptamente cuando empezó a ver imágenes sobre migrantes venezolanos llegando a una cárcel de máxima seguridad en El Salvador

“Yo sabía que él estaba ahí, sabía que ahí estaba mi hijo”, dijo Mirelys a Efecto Cocuyo. Aunque no lo había comprobado, su intuición se lo decía. Quizá por ser madre, quizá por aplicar aquel temido refrán de “piensa mal y acertarás”. Al cabo de unas horas, Mirelys y sus familiares identificaron, entre cientos de cabezas rapadas, a Francisco. Su mundo se derrumbó. 

Ese sábado 15 de marzo fue la última vez que Mirelys habló con Francisco, pero también ha sido la última vez que lo vio hasta la fecha; diez días después, Mirelys sigue esperando por alguna fe de vida de su hijo. “Yo no sé en qué condiciones está. Nadie nos ha dado asistencia legal todavía”, dijo la mujer venezolana. Aunque reconoció que autoridades del gobierno de Nicolás Maduro se han acercado con el objetivo de tener más información sobre el caso. 

Todo sigue igual, la espera por Francisco García Casique en Maracay se hace eterna

“Estamos esperando alguna noticia alentadora. Algo que nos de esperanza, pero todo sigue igual”, dice Mirelys con un dejo de frustración. Ella reconoce que la situación está bastante complicada, pero asegura que busca mantenerse fuerte para luchar por su hijo y por demostrar que no pertenece al Tren de Aragua, como han querido hacer ver las autoridades estadounidenses. 

Francisco García Casique es uno de los 238 migrantes venezolanos que fue deportado de forma irregular por el gobierno de Donald Trump hacia El Salvador. Pero no hacia cualquier lugar de ese país, sino especialmente al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), la joya de la corona para Nayib Bukele, presidente salvadoreño que se ha mostrado orgulloso con la construcción de este recinto penal destinado a contener a personas relacionadas con las pandillas salvadoreñas. 

Entonces, ¿cómo es que un migrante venezolano termina en una cárcel de máxima seguridad en El Salvador? Es la pregunta de las mil lochas. Hasta ahora, los presidentes de Estados Unidos y El Salvador no han explicado bajo qué criterios mantienen a las personas detenidas en el país centroamericano si no cometieron delitos en dicho lugar. 

Lo que sí se conoce es que de estas 238 personas, 137 fueron sacadas de Estados Unidos gracias a la invocación de la Ley de enemigos extranjeros, que duró apenas algunas horas en vigencia porque fue frenada por la orden de un juez federal ese mismo sábado 15 de marzo. Los otros 101 migrantes venezolanos enviados a El Salvador tienen cargos relacionados con leyes migratorias de EEUU, aunque las autoridades norteamericanas no han sido específicas sobre este tema. 

De lo que está segura Mirelys es que su hijo no es parte del Tren de Aragua y que tampoco es un delincuente. “No comprendo los términos que se usan allá en Estados Unidos de criminales, porque, de lo que yo conozco en mi país, mi hijo no ha cometido ningún delito. Él firmó su orden para aceptar la deportación y estaba esperando ser devuelto para Venezuela”, explicó la mujer venezolana. 

Francisco García Casique, un migrante venezolano, barbero y trotamundos

La detención de Francisco García Casique se produjo el 6 de febrero. Nuevamente, como dice su madre, García no cometió ningún delito. De hecho, ella narró a Efecto Cocuyo cómo se dio el arresto del joven migrante venezolano. 

“Se podría decir que sí le explicaron la razón por la que lo arrestaron. Las autoridades hicieron una especie de redada en ese lugar y estaban pidiendo documentos. Un compañero de Francisco estaba prendiendo el carro, le pidieron sus documentos, pero él les dijo que no los tenía encima, que estaban en la casa. Le preguntaron si vivía solo y él les dijo que no. Cuando llamaron a la puerta, le pidieron los documentos a Francisco, él les dijo que no los tenía. Los policías le vieron el grillete electrónico y se lo llevaron”, relató Mirelys Casique.

El arresto se produjo en la localidad de Longview, en el estado de Texas. Francisco había llegado a Estados Unidos el 18 de diciembre de 2023, luego de cruzar el río Bravo (rio Grande, en EEUU) y entregarse a las autoridades fronterizas. Apenas pasó una semana en detención, fue liberado con grillete electrónico, justo el día de navidad y se quedó en la misma población donde fue detenido catorce meses después. 

Pero antes de llegar a Estados Unidos, Francisco ya había buscado una nueva vida en otros países. A los 18 años se fue de Maracay hacia Perú. Allí se estableció durante poco más de cuatro años como barbero en una peluquería. Su madre recuerda que en este lugar le iba muy bien y la dueña del negocio lo tenía en alta estima. 

“Era personal de confianza en ese lugar. Nunca hizo nada malo. No tiene antecedentes y su jefa confiaba mucho en él”, aseguró Mirelys Casique. Luego, a mediados de 2023, Francisco decide emprender su ruta hacia el norte del continente. Su equipaje principal eran sus implementos para afeitar, con los que se abriría paso en la selva del Darien y en los países de Centroamérica hasta llegar a Estados Unidos. 

“Él trabajó como barbero en Costa Rica, a medida que avanzaba hacía dinero gracias a esto. En Tapachula (sur de México) vendió arepas e hizo muchos amigos”, indicó la madre de Francisco. Al llegar a México su travesía se vio interrumpida porque lo tumbaron de un tren al que se subió con la idea de avanzar más rápido hacia la frontera. 

Francisco tuvo que pasar varias semanas en Jalisco, recuperándose de la caída del tren. En este lugar recibió el apoyo de una organización que se encarga de asistir a los migrantes en su ruta hacia Estados Unidos. Su madre también recuerda este episodio en el camino de este joven venezolano hacia el norte. “Allí le dieron ropa, comida, lo ayudaron. Mi muchacho es muy humilde, es normal. Incluso le dieron un lugar para que él afeitara y también se dedicó a ayudar a los migrantes que pasaban por el lugar. Todas las personas que lo conocen dan testimonio de quien es Francisco”, aseguró Mirelys Casique. Luego, a finales de 2023, Francisco estaba listo para cruzar la frontera y empezar un nuevo capítulo de su vida. 

Mirelys espera a su hijo en Maracay

A la madre de Francisco García Casique se le quiebra la voz cuando recuerda cómo se dio cuenta que su hijo estaba detenido en El Salvador. A pesar de esto, se recompone, respira y vuelve a hablar. Aquel sábado 15 de marzo todavía retumba en la cabeza de la mujer venezolana. 

“Hay momentos en los que estamos muy tristes. Pero esta es una exigencia, nosotros queremos que devuelvan a nuestros familiares. Que respeten sus derechos. Yo quiero que mi hijo esté en mi casa y vuelva a su hogar. Yo puedo entender las leyes de cada país. Pero hay que respetar los derechos humanos de las personas”, manifestó Mirelys Casique. 

El cuarto de Francisco está a medio pintar. Mirelys confiesa que lo esperaba para terminar de arreglarlo, pero que estaba pensando mandar a comprar globos y letras para darle la bienvenida a su hijo. Ese sábado 15 de marzo, ella pasó todo el día con la expectativa de ver a Francisco aterrizar en Maiquetía. A las 11:00 de la noche de ese sábado ella supo que eso no iba a pasar. “Yo busqué a mi hijo en el sistema de Estados Unidos y no aparecía, ahí terminé de confirmar que estaba en El Salvador”. 

“Fuimos ingenuos. Nos quedamos como los niños pequeños ilusionados con algo que nunca pasó. Esto es muy duro. Pero yo soy la voz de mi hijo y siempre voy a hablar”, sentenció Mirelys Casique en conversación con Efecto Cocuyo.