Pidieron la liberación o excarcelación de sus hijas e hijos
Leyeron una carta para Nicolás Maduro y Tarek William Saab

Bajo el manto de la noche de Caracas, un grupo de madres se reunió el lunes 2 de diciembre frente a la sede principal de la Fiscalía General, con velas encendidas que iluminaban sus rostros marcados por el cansancio, la angustia y el dolor. 

Todas repetían la misma exigencia: la libertad inmediata de sus hijos e hijas, detenidos tras las protestas postelectorales del 28 de julio. La vigilia, cargada de denuncias sobre tratos crueles, inhumanos y degradantes, fue convocada por las Madres en Defensa de la Verdad, un grupo de mujeres que luchan juntas desde el 29 de julio por la libertad de sus familiares privados de libertad por motivos políticos.

Theany Urbina, madre de Miguel Urbina, un adolescente detenido en la ciudad de Caracas, no contuvo las lagrimas al contar lo que su hijo ha vivido desde que fue detenido: “A mi hijo le pasaron corriente. Eso sí es terrorismo”, denunció.

Theany, como muchas otras, asegura que su hijo no participó en los disturbios postelectorales, pero señala que fue el adolescente fue arrestado en un operativo indiscriminado, donde las autoridades buscaban cumplir cuotas de detenciones en barrios pobres de la ciudad. 

Patricia Rivas, madre de Cristian Pérez, un adolescente detenido en Carabobo, viajó en una moto desde Valencia a Caracas para participar en la vigilia y exigir al fiscal Tarek William Saab, la libertad de su hijo y de los presos por razones políticas. 

 “Los primeros tres días lo torturaron, le metieron electricidad, lo golpearon, lo batearon”. Cristian, de 17 años, fue detenido cerca de su casa en el sector Prebo, de Valencia, lejos de cualquier manifestación, aseguró Rivas. “Dicen que lo arrestaron quemando un módulo, pero mi hijo estaba en la esquina de una plaza. Esto ha sido un holocausto para nosotros”, expresó con indignación.

Las madres coincidieron en que la tortura eléctrica ha sido un método recurrente para extraer confesiones y sembrar terror entre los jóvenes detenidos. “Nosotros vivimos en carne propia lo que es la tortura psicológica. Ellos, la física”, agregó Patricia, mientras sostenía un cartel con la fotografía de su hijo.

Una vigilia llena de relatos desgarradores

La vigilia que se realizó frente a la Fiscalía, en la avenida Universidad,  se convirtió en un espacio de desahogo para las madres, quienes entre rezos y gritos de justicia, narraron los detalles de la reclusión de sus hijos, muchos de ellos menores de edad y recluidos junto a adultos en condiciones inhumanas. 

Jenifer Febles, madre de Mariana González, describió la angustia de ver a su hija deteriorarse física y emocionalmente: “Mi hija tiene 16 años y está en Valencia, recluida con adultos. En el juicio pasado se desmayó, se pega la cabeza contra la pared y gritó a la jueza que quiere una medida cautelar porque ella es inocente”. Mariana fue acusada de terrorismo e incitación al odio y  fue arrestada mientras salía a comer con su novio, lejos de cualquier protesta. “Mi hija no es política, ni siquiera hubo manifestaciones ese día”, señaló Jenifer.

La protesta también fue un espacio para recordar las promesas incumplidas por las autoridades. Las madres denunciaron que, tras una reunión con el fiscal general Tarek William Saab, recibieron la esperanza de que sus hijos serían liberados antes de diciembre. Sin embargo, más de 2.000 jóvenes siguen tras las rejas. 

“Nuestros hijos están pagando por ser pobres”

En la manifestación, las madres leyeron una carta entregada al gobernante Nicolás Maduro donde se señaló las desigualdades sociales que han marcado estas detenciones. “Nuestros hijos están presos por su condición de pobreza. Fueron capturados durante operativos que debían cumplir cuotas en los barrios pobres del país”, se lee en el documento firmado por las Madres en Defensa de la Verdad.

El texto también hizo un llamado a respetar el debido proceso: “Tenemos derecho, consagrado en nuestra Constitución, de que se cumpla el debido proceso en todos los casos relacionados con nuestras hijas e hijos”. Las madres afirmaron que sus hijos no han tenido acceso a defensores de confianza ni a audiencias regulares, y que muchos de los expedientes están llenos de irregularidades y no han podido acceder a esos documentos judiciales. 

Las madres dejaron claro que su protesta no tiene tintes políticos. “No aceptamos que nadie quiera ensuciar nuestra lucha. No somos líderes de nada, somos madres cansadas de pasar necesidad y de tener a nuestros hijos presos”, sentenció Theany Urbina. En la carta, reiteraron: “Nuestra batalla no es contra el Estado, sino contra las injusticias que están destruyendo a nuestras familias”.

Las madres se quedaron en la Plaza Parque Carabobo hasta las 9 de la noche, pero esperan que pronto puedan recibir la notificación de que sus hijos fueron, por lo menos, excarcelados y puedan pasar las fiestas decembrinas en familia. 

“Nuestros hijos no son terroristas”, reiteraron.