• Venezuela ha sido el primer país latinoamericano en perder todos sus glaciares y hasta 1.3% de su PIB anual debido al cambio climático.
  • Estados como Zulia y Delta Amacuro enfrentan sequías y migraciones forzadas por el clima.

Con temperaturas cada vez más altas, sequías intensas y eventos meteorológicos extremos, el cambio climático está transformando radicalmente nuestro planeta, pese a que aún haya detractores de estos hechos. 

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha documentado cómo estas alteraciones impactan la agricultura, la disponibilidad de agua y la salud humana. Además, los científicos advierten sobre el alarmante aumento del nivel del mar, que amenaza la existencia de las ciudades costeras.

Aunque nuestro chatbot «Tía del WhatsApp» de Efecto Cocuyo no ha recibido consultas específicas sobre la veracidad del cambio climático, nuestro equipo editorial ha decidido lanzar una serie de notas explicadores para contribuir a explicar y desmontar las desinformaciones que circulan alrededor de las graves consecuencias del calentamiento global en nuestro planeta.

Aunque Venezuela figura entre los países megadiversos del mundo, esto no la exime del impacto del cambio climático. De hecho, las oenegés especializadas en temas ambientales advierten que en el país no solo falta intención políticas, sino que no existe ni  un plan para enfrentar este fenómeno global.

Sí , el cambio climático impacta Venezuela 

Un artículo publicado en Efecto Cocuyo, en enero de 2024, señala que la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Acfiman) junto con más de 60 investigadores trabajan en una actualización de los datos sobre el cambio climático en Venezuela. 

En el informe «Segundo Reporte Académico del Cambio Climático«, cuya parte final será presentada a finales del 2024, se buscó mapear las vulnerabilidades y los efectos socioeconómicos y ambientales del fenómeno en el país. Entre los hallazgos preliminares, se destacan una significativa reducción de la actividad económica.

Los científicos han observado que el aumento de las temperaturas y la variabilidad en los ciclos de lluvia ya están afectando negativamente la economía nacional”, se lee en el documento. Se estima que entre el 2010 y el 2020, Venezuela pudo haber perdido entre el 0,97% y el 1,30% de su PIB debido al aumento de temperaturas, con proyecciones aún más sombrías para la década actual.

En el artículo, Isaías Lescher, sociólogo y profesor de la Universidad del Zulia y coordinador del capítulo de impactos socioeconómicos, resaltó que el cambio climático está empobreciendo al país. Se proyecta que para el año 2030, el PIB venezolano podría ser 10% menor de lo esperado sin este fenómeno, debido principalmente a la caída en la productividad agrícola y ganadera, así como a limitaciones en el aprovechamiento de recursos energéticos como petróleo y gas.

Los expertos estiman que el incremento de la migración también es consecuencia de la crisis climática. Desde la crisis económica y recrudecimiento de la emergencia humanitaria compleja iniciada hace casi una década, 7.89 millones de venezolanos han emigrado en busca de mejores condiciones de vida, según datos de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), liderada entre de la OIM (Organización Internacional para las Migraciones) y ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados).

Los investigadores prevén que esta tendencia no solo continuará, sino que podría intensificarse debido al cambio climático, especialmente en regiones como el estado Zulia, donde la sequía es un factor crítico que podría forzar a más personas a migrar.

El impacto del cambio climático también se extiende al ecosistema marino, con un riesgo inminente para los corales venezolanos. Se proyecta que para 2029, hasta el 60% de los arrecifes de coral podrían sufrir blanqueamiento severo, situando a Venezuela entre las regiones con mayor estrés para los corales debido al aumento de la temperatura de los mares.

Alicia Villamizar, coordinadora del proyecto y co-ganadora del Premio Nobel de la Paz como parte del Panel Intergubernamental del Cambio Climático, subrayó la necesidad de incrementar la inversión en ciencia y tecnología en Venezuela para entender mejor el fenómeno y tomar medidas de mitigación y adaptación adecuadas. 

Adiós al último glaciar 

En enero de 2024, se publicó un informe titulado “Crisis Climática y Derechos Humanos en Venezuela: Una aproximación al debate entre justicia climática y seguridad”, realizado por  por la Fundación Friedrich Ebert de Colombia (Fescol) y el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri), centrado en los impactos de la crisis climática en Venezuela desde una perspectiva de derechos humanos.

2024 cierra para Venezuela con una pérdida irrecuperable: el derretimiento completo de su último glaciar ubicado en la Sierra Nevada de Mérida, el Glaciar Humboldt. Este fenómeno no sólo marca el fin de una era geológica en el país, sino que también tiene repercusiones profundas en su biodiversidad y ecosistemas, según destaca el informe.

«El derretimiento de los glaciares merideños es una de las manifestaciones más visibles y simbólicas del calentamiento global en Venezuela«, se lee en el documento. Este proceso, que ha acelerado en las últimas décadas debido al incremento de las temperaturas promedio, también afecta el ciclo hídrico y la disponibilidad de agua dulce en la región andina, vital para las comunidades locales y la agricultura. 

Los últimos glaciares en desaparecer antes del de Humboldt fueron el de La Concha en 1990 y el del pico Bolívar en 2017. En 2018 un reportaje de Mongabay advertía que el Humboldt sólo tenía 0,2 kilómetros cuadrados, y que los científicos que lo estudiaban habían migrado o se enfrentaban a importantes obstáculos, incluyendo la pérdida de bacterias encontradas bajo el hielo que estaban refrigeradas en la Universidad de Los Andes, sometida a constantes apagones y desperfectos de infraestructura.

La actividad humana: principal responsable 

El cambio climático es una consecuencia directa de las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, la deforestación y la industrialización desmedida. 

Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, “es inequívoco que la influencia humana ha calentado la atmósfera, los océanos y la superficie terrestre”. Esto se debe principalmente al aumento de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano, que atrapan el calor en la atmósfera, impulsando temperaturas globales sin precedentes en los últimos milenios.

Los patrones de consumo y producción también se suman como intensificadores de este fenómeno. La Agencia Internacional de Energía (IEA) señaló que las emisiones globales de dióxido de carbono alcanzarían niveles récord en 2021, siendo las industrias y el transporte los mayores contribuyentes. 

El climatólogo Michael Mann destacó que “los eventos extremos, como las olas de calor, las sequías y los incendios forestales, son cada vez más frecuentes y severos debido a las emisiones humanas”.  Destaca que estas actividades están transformando los ecosistemas, afectando no solo a las especies, sino también a las comunidades humanas, especialmente en regiones vulnerables.

La conexión entre el cambio climático y la actividad humana se observa en la rápida deforestación y cambio de uso del suelo.

 La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) afirma que “cada año se pierden aproximadamente 10 millones de hectáreas de bosques, reduciendo la capacidad del planeta para absorber dióxido de carbono”. Estas prácticas exacerban el calentamiento global y amenazan los recursos hídricos y alimentarios esenciales. 

Caso Zulia y Delta Amacuro 

En abril de 2022, la organización Kapé Kapé, advirtió que los efectos del calentamiento global se aceleran trayendo cambios irreversibles en las zonas bajas y anegadizas del estado Delta Amacuro, donde comunidades enteras luchan por adaptarse. El ecosistema de esta región del río Orinoco, lugar de hábitat de más de 5.000 especies biológicas, enfrenta transformaciones alarmantes debido al impacto del cambio climático. 

Los canales naturales de los ríos del Delta están desapareciendo a medida que las aguas salinizadas penetran cada vez más profundamente hasta los afluentes del Orinoco. Orlando Silva, indígena warao de la comunidad Las Culebritas (municipio Pedernales), relató a Kapé Kapé cómo el agua salada ha invadido su población.“Estamos obligados a adaptarnos o abandonar nuestro hogar”, declara Silva.

El cambio climático también ha alterado los patrones estacionales tradicionales en el Delta. Justo Ramos, un warao sexagenario, explica que las estaciones de verano e invierno han dejado de ser distinguibles. “Todo el año llueve, y esta situación hace que las inundaciones sean impredecibles”, asegura. Estas condiciones generan un constante estado de zozobra entre los habitantes del Delta medio, región que alberga aproximadamente a 15.000 personas.

Según la ONG Clima 21, las proyecciones para el Delta del Orinoco son muy desalentadoras. En las próximas cinco décadas, el 30% del Delta Amacuro podría quedar bajo el agua debido a la elevación del nivel del mar. La organización hace un llamado a aumentar la conciencia social y a implementar medidas urgentes para mitigar el impacto del cambio climático en esta región vulnerable.

En el estado Zulia, la situación se va al otro extremo. La sequía y el calor podría obligar a sus habitantes a abandonar las ciudades debido a las condiciones extremas proyectadas para el 2023. 

En octubre de 2024, Communications Earth & Environment publicó un estudio cuyo  foco fueron tres regiones de América del Sur que están experimentando los efectos más graves del cambio climático: la cuenca del Chaco, la cuenca del Amazonas y la cuenca de Maracaibo. Según el análisis, la cuenca de Maracaibo, en Venezuela, es la región suramericana que ha sufrido el mayor calentamiento y secado desde 1971,  fenómeno que amenaza tanto a su ecosistema como a las comunidades humanas que dependen de él.

La cuenca de Maracaibo, conocida como una de las principales zonas productoras de petróleo del mundo, alberga a una gran población y a la segunda ciudad más grande de Venezuela, Maracaibo. A pesar de su desarrollo urbano e industrial, aproximadamente el 38 % de la cuenca aún está cubierta de bosques. “La exposición de grupos relativamente grandes de población que viven en interfaces urbano-forestales aumenta los riesgos de que los incendios se conviertan en desastres”, destaca el informe.

En las últimas décadas, el uso del suelo en la región ha cambiado drásticamente, mientras que las precipitaciones han disminuido de manera considerable. Estos factores, combinados con el aumento de las temperaturas, han incrementado las condiciones extremas de calor y sequía, promoviendo incendios forestales y afectando la biodiversidad en ese estado.

Negación del cambio climático 

Las posturas negacionistas han tenido un profundo impacto en las políticas mundiales para actuar sobre el cambio climático. Actualmente, el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, ha sido uno de los partidarios de eliminar posturas a favor de cambiar a formas de energía renovables y garantizar la protección del medio ambiente. Trump ha expresado repetidamente su escepticismo, llegando a afirmar que «el concepto del calentamiento global fue creado por los chinos para hacer que la economía estadounidense no sea competitiva«. 

Una de sus acciones más notorias fue anunciar la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París en 2017, aunque esta decisión se revirtió bajo la administración de Joe Biden. Trump ha prometido retirar nuevamente a Estados Unidos de este acuerdo si asume el cargo en 2025.

<blockquote class=»twitter-tweet» data-media-max-width=»560″><p lang=»es» dir=»ltr»>🚨🔴YA BASTA DE TANTAS MENTIRAS ‼️<br><br>Les presento el verdadero Cambio Climático ⚠️<br><br>Ahí tienen sus nubes artificiales para alterar el clima en contra de lo natural y a favor de los criminales de la agenda medioambiental satánica 💀 <a href=»https://t.co/hSR6s4TBWG»>pic.twitter.com/hSR6s4TBWG</a></p>&mdash; dejanira (@dejanirasilveir) <a href=»https://twitter.com/dejanirasilveir/status/1856788536789188946?ref_src=twsrc%5Etfw»>November 13, 2024</a></blockquote> <script async src=»https://platform.twitter.com/widgets.js» charset=»utf-8″></script>

Los contenidos negacionistas del cambio climático suelen ser viralizados en múltiples plataformas

Otro líder destacado en esta corriente negacionista es Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil, quien desde el inicio de su mandato negó el cambio climático y se ha mostrado en desacuerdo con los acuerdos internacionales que buscan mitigarlo, como el Acuerdo de París de 2015. Bolsonaro ha calificado el acuerdo como «dañino» para la soberanía nacional y ha insinuado la posibilidad de retirar a Brasil del mismo, cuestionando además la ciencia detrás del cambio climático al afirmar que «basta con comer un poco menos» para reducir la contaminación.

En Europa, figuras como el exalcalde de Londres y exprimer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, han tenido posturas cambiantes sobre el tema. Aunque inicialmente negaba los efectos del cambio climático, Johnson ha modificado su posición, reconociendo ahora que «es innegable que el cambio climático ya está sobre nosotros y está devastando vidas y economías«. Sin embargo, su historial muestra una resistencia inicial a las políticas climáticas, especialmente en su etapa como columnista donde escribió que las cumbres mundiales eran impulsadas por un «temor primitivo» infundado.

En Canadá, Maxime Bernier, líder del Partido Popular de Canadá, ha abogado por retirarse del Acuerdo de París, argumentando que es necesario «rechazar la histeria del cambio climático«. Su postura se alinea con la de Trump en cuanto a la negación del cambio climático y la crítica a los compromisos internacionales que buscan su mitigación.

Conclusión

El cambio climático en Venezuela no es solo una amenaza futura sino una realidad palpable que afecta sectores clave como la agricultura, la economía y la biodiversidad. Las temperaturas crecientes, la pérdida de glaciares y los cambios en los patrones de lluvia están deteriorando el PIB, impulsando la migración y amenazando ecosistemas vitales, como los arrecifes de coral y las regiones de Delta Amacuro y Maracaibo. Según nuestra metodología de verificación, el consenso científico, apoyado por estudios de Acfiman y otros organismos internacionales, confirma que estos fenómenos son consecuencia directa de la actividad humana, y la falta de un plan nacional de adaptación y mitigación agrava la vulnerabilidad del país ante el cambio climático.Si recibes una desinformación puedes consultar a nuestra  Tía del WhatsApp  un chatbot de verificación de información en el que las y los ciudadanos pueden enviar informaciones que no les parecen verídicas para así ayudar al equipo de Cocuyo Chequea a confrontar la desinformación.