La situación de los maestros en Venezuela, especialmente los que laboran en el sistema público, ha sido considerada como factor primordial de emergencia educativa.

Bajos salarios, escasez de personal, infraestructuras deterioradas y una respuesta gubernamental que, hasta ahora, no ha logrado resolver estos problemas de manera efectiva, son los puntos claves que los diversos sindicatos o agrupaciones gremiales reclaman ante las autoridades nacionales.

El presidente de la Federación Venezolana de Maestros (FVM), Édgar Machado, ya ha advertido sobre las consecuencias que puede traer a los agremiados que no se ajusten los salarios en el sector.

«Eso trae como peligro el abandono de muchos docentes que se van a ir a otras actividades económicas y a la parte privada, y van a abandonar la carrera en las escuelas nacionales», expresó en una reciente entrevista.

Uno de tantos ejemplos

Kelly García (nombre cambiado a petición de la entrevistada*), docente egresada de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), con más de 12 años de carrera entre colegios públicos y privados, decidió este 2025, con mucho dolor, abandonar las aulas debido al poco salario que recibe para poder mantenerse ella y a su pequeño hijo.

“Está de más decir que la situación paupérrima, en la que se ha mantenido los ingresos y beneficios para el gremio docente, es el pesar de todos; de mi persona y mis colegas. Es triste cómo muchos de nosotros tenemos que abandonar lo que amamos, lo que hacemos; laboramos por vocación, porque sabemos y estamos conscientes de que si queremos cambiar al mundo o cambiar un país en nuestras aulas está el futuro que deseamos”, dijo en conversación con Efecto Cocuyo.

Ella dictaba, hasta diciembre del pasado 2024, clases en una escuela de primaria ubicada en la parroquia San Juan, en Caracas. Al habitar en las periferias de la capital, específicamente en los Valles de Tuy, gran parte de su salario se le iba nada más que en gastos de pasaje, por ello dejó a sus alumnos, aun cuando apenas había cumplido el primer lapso o momento de este año escolar 2024-2025.

“Yo decido retirarme del colegio porque el salario que devengo es menor al gasto que uso en pasajes, en vez de mi trabajo ser mi socorro para cubrir mis necesidades se convierte en un gasto adicional. Es imposible seguir en esa situación”, dijo apesadumbrada.

La única solución que le daban sus supervisores del Ministerio de Educación era cambiarla a una escuela cercana a su residencia, pero con el mismo salario; lo cual no aceptó y optó por dedicarse a partir de este año al comercio, lo mismo que han hecho muchos de sus colegas en todo el país, que sin poder o querer migrar a otro país deciden emprender para sobrevivir, aun cuando su corazón docente les dice que esa profesión está en peligro de extinción y el futuro del país en verdadero riesgo.

“La riqueza de un país es la mente y si no la cultivas, tenemos las consecuencias de hoy, que más allá de decirlo, es ver a nuestro alrededor. Mi deseo es que los gobiernos sinceros, que realmente aman un país, nuestro país Venezuela, reflexionen y si quieren ver mejoras, el arma más poderosa y transformadora es la educación, un país sin mentes, sin conocimiento, sin disciplina, sin espíritus sociales, será un país en declive, sin ética, sin profesionalismo lo que repercute en la buena gerencia de nuestras riquezas”, reflexionó.

Su preocupación como profesional de la enseñanza la hace temer por quienes puedan ahora tomar el relevo. “Por lo pronto, si seguimos así, nuestros hijos estarán en manos de bachilleres o personas no capacitadas y la mediocridad imperará. El futuro de nuestros jóvenes, que sí desean estudio y progreso, los obligará a la migración, lo que es hecho muy negativo para un país”, agrega.

Para Kelly, antes de pensar en volver a las aulas, es imprescindible que se garantice al docente aumentos de sueldo sólidos, no fragmentados. “Para nosotros los sueldos «integrales», donde aumentan solo los bonos y no los salarios base, sin incidencia en nuestros arreglos vacacionales y liquidaciones, es un irrespeto totalmente al profesional docente”.

Claves de la lucha docente

  • Escasez de maestros: Existe un déficit significativo de docentes, con estimaciones que apuntan a la necesidad de cerca de 250.000 maestros para cubrir las vacantes en las escuelas de educación inicial, primaria y secundaria. Este déficit se ha agravado por la emigración de educadores en busca de mejores oportunidades económicas fuera del país.
  • Salarios bajos: Los salarios de los maestros son extremadamente bajos, con reportes indicando que un docente promedio recibe alrededor de 10 dólares mensuales, lo que no es suficiente para cubrir ni siquiera la canasta básica de alimentos. Esto ha llevado a muchos docentes a buscar ingresos alternativos o a abandonar la profesión completamente.
  • Condiciones laborales precarias: Las condiciones laborales son precarias, con protestas frecuentes por mejores salarios y condiciones de trabajo. La infraestructura escolar también está deteriorada, lo que afecta la enseñanza diaria.
  • Programas de reincorporación: En respuesta a la crisis, el gobierno ha intentado implementar programas para que los maestros jubilados regresen a las aulas y ha prometido mejoras en la calidad de vida de los docentes, aunque estos esfuerzos se ven como insuficientes por muchos dentro del sector educativo.
  • Deserción estudiantil: La crisis docente ha impactado la educación de los estudiantes, con una notable deserción escolar. Se estima que millones de niños y jóvenes están fuera del sistema escolar, exacerbado por la falta de docentes y la pobreza.
  • Protestas y movilizaciones: Los maestros han organizado numerosas protestas para exigir salarios dignos y mejores condiciones laborales, reflejando el descontento generalizado dentro del gremio educativo.
  • Formación de nuevos docentes: La formación de nuevos maestros enfrenta desafíos, con un número muy bajo de graduados en comparación con la demanda, lo que sugiere que tomaría décadas cubrir las vacantes existentes al ritmo actual.