A las 12:32 del mediodía dejó de recibir mensajes en su celular. No tenía forma de saber qué pasaba y por qué en su barrio, al sur de la ciudad de Madrid, no había electricidad. Así estuvo durante ocho horas.
“Fueron ocho horas sin saber qué pasaba, por qué no había electricidad, los teléfonos sin señal, sin internet", contó Josabeth Stewart, una zuliana de 41 años, en entrevista telefónica con El Pitazo minutos después de que en su casa llegara la electricidad.
“La angustia de no tener comunicación es desesperante. No es lo mismo que te digan que fue una iguana, que estar en Europa, que hablen de ciberataque y que te digan que esto nunca se había visto; obvio, que te alarmas", comentó al comparar el apagón de España con la crisis eléctrica en Venezuela.
Stewart tiene un año residenciada en España. Migró junto a su esposo e hijo en 2024. Su experiencia con los apagones las tiene del estado Zulia, la región de Venezuela más golpeada por los cortes de electricidad producto de las deficiencias del sistema eléctrico venezolano.
Fotos l Así se vive el apagón eléctrico en España: calles en caos, ambulancias circulando y comercios cerrados
La zuliana creía que el problema eléctrico se trataba de una avería puntual en su barrio, Usura. “Eso fue hasta que una vecina nos dijo que en la radio hablaban de un posible ciberataque y que se habían afectado varios países. Me empecé a preocupar", dijo.
Agregó que no esperó que terminara la jornada estudiantil de su hijo y caminó a buscarlo al colegio que le queda a unas pocas cuadras. “Aquí todo se detuvo. Había mucha gente en las esquinas, en las calles. Los trancones de los carros porque no había semáforos parecía como películas del fin del mundo, las calles estaban muy colapsadas por los carros", comentó.
Agregó que los supermercados y comercios cerraron una hora después del apagón. “Desde que salió el rumor de que era un ciberataque, todo cerró: los supermercados cerraron, las ferreterías cerraron. Mi hermana trató de comprar unas baterías y no consiguió un negocio abierto", dijo.
Por fortuna, su cocina es a gas y pudo cocinar para su familia. “Lo único que me preocupaba era la comida que teníamos en el congelador, pero evitamos abrirlo y aguantó que se conservara".