Panamá.- El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, anunció este jueves 13 de marzo que el flujo migratorio a través de la selva del Darién cayó entre un 97 y 98 %, lo que llevará al cierre de los campamentos de recepción de migrantes en Bajo Chiquito y Canán Membrillo, que recibían mayoritariamente a ciudadanos venezolanos en su travesía hacia Estados Unidos.
Mulino hizo el anuncio en su habitual rueda de prensa de los jueves. “Hace un año teníamos 36.841 migrantes cruzando por el Darién, hoy en marzo llegamos a 112, una disminución importantísima que representa entre el 97 al 98% de éxito de las autoridades de migración y Senafront (Servicio Nacional de Fronteras) en esa área", destacó.
Migración inversa: 300 venezolanos retornan a Colombia diariamente
Ante esta drástica reducción, el mandatario agregó que los campamentos serán cerrados «por no necesitarse» y reiteró que Panamá no permitirá más migrantes en la zona. “Se ha abierto una ruta para que el que vaya entrando vaya saliendo por ahí mismo. No permitiremos más migrantes", enfatizó.
Aumenta el flujo de migrantes de regreso
Mulino también señaló que ha crecido el número de migrantes que ahora hacen el recorrido inverso, regresando al sur, como consecuencia de las políticas migratorias del gobierno de Donald Trump. Hasta la fecha, Panamá ha registrado la salida de 961 personas, de las cuales el 94 % son venezolanos. “Llegan, pasan y se van", resumió.
Explica que los migrantes están contratando servicios de lanchas por 200 dólares con su propio dinero para llegar a la costa colombiana y salir de Panamá.
Con el endurecimiento de las deportaciones en Estados Unidos, cada vez más migrantes que permanecían otros países hacía el norte optan por volver a Sudamérica.
El Darién
La selva del Darién, ubicada en la frontera entre Panamá y Colombia, se convirtió en los últimos años en un corredor clave para los migrantes que, desde Sudamérica, intentaban llegar a Estados Unidos.
Entre 2022 y 2024, más de un millón de personas, en su mayoría venezolanos, cruzaron esta inhóspita jungla enfrentando múltiples peligros: ríos caudalosos, animales salvajes y grupos criminales.
Ante la crisis humanitaria generada por este tránsito masivo, el gobierno panameño, con apoyo de organismos internacionales, estableció varios campamentos para brindar asistencia básica a los migrantes. Sin embargo, con la drástica disminución del flujo, estos albergues cerrarán sus operaciones en 2025.