Juan Carlos y Patricia hace tres años dejaron Venezuela, de donde salieron escapando de la crisis económica y social que padecían en un pueblo del sur de Aragua y lo hicieron amparados por el programa parole humanitario de la administración Biden. Hoy, su hijo de cinco años, ya inmerso en el inglés, comparte juegos con sus compañeros de escuela en un ambiente alegre y muy distante de las limitaciones asfixiantes de su país de origen.
Pero la decisión del gobierno de Donal Trump de anular el beneficio migratorio ha sembrado el miedo en esta familia y en muchos más migrantes venezolanos, que desde que comenzaron los patrullajes policiales han cambiado sus rutinas. Poco salen de sus casas, salvo a trabajar los que aún pueden.
Cada día, cuentan estos aragueños, ruegan que el temido Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) no los deporte o criminalice, como ya ha ocurrido con tantos otros latinos.
“Esto ha sido como una montaña rusa porque desde que Trump está en el poder hay por ejemplo meses donde la situación parece ser estable y otros en los que ves las redadas en las calles; incluso, un compañero de trabajo fue a presentarse ante la oficina migratoria, porque ICE lo había citado, y fue deportado. No les importó nada, no les importó que él había entrado por CBP One y que estaría en un proceso de asilo. Así que cada vez que vamos al trabajo tenemos eso en mente”, dice Juan Carlos.
Él y su esposa viven en la ciudad de Seattle y trabajan como repartidores. Con sus salarios han podido establecerse, pagar sus impuestos y rentar un apartamento, algo que en Venezuela era impensable con el salario que percibían. Ahora desde que comenzaron las políticas antimigratorias impuestas por Trump, se sienten en un limbo, y trabajan más duro para poder ahorrar la mayor cantidad de dinero por si les toca regresar a Venezuela por una deportación.
“Jamás pensamos que podría pasarnos algo como esto. Nosotros desde que llegamos a este país hemos trabajado muy duro, hemos entrado de forma legal, pagamos nuestros impuestos. Sí soñamos con regresar a Venezuela, pero cuando podamos tener un negocio propio allám que nos pueda ayudar a mantenernos. Es difícil regresar con poco, no es fácil criar a un niño en Venezuela viviendo del salario mínimo”, dice Patricia.
Este 12 de junio, el gobierno de Trump informó que notificará a inmigrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela sobre la no renovación del programa de parole humanitario, implementado por la administración Biden en 2023.
El parole permitía a migrantes calificados de estos países ingresar legalmente a Estados Unidos por motivos humanitarios. La decisión afecta a más de 530.000 personas que deberán buscar otro estatus migratorio o abandonar el país antes de la fecha límite establecida.
Los beneficiarios del programa, conocido como CHNV, recibirán notificaciones en lotes de 175.000, con un plazo para salir de Estados Unidos o la fecha original de vencimiento de su parole. La medida implica que los migrantes no podrán renovar su estatus temporal y deberán explorar otras vías legales para permanecer en el país, como solicitar asilo u otros permisos migratorios, o enfrentar la deportación.
Hasta el momento de esta conversación con estos cuatro paisanos, ninguno ha recibido la notificación sobre el cese del beneficio que anunció el Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés) que enviará vía correos electrónicos.
Como ya esperaban que su parole no fuese renovado, Juan Carlos y Patricia se asesoraron de forma legal para optar por el asilo y así permanecer de manera legal en el país norteamericano.
Algunos temen presentarse ante el ICE
La noticia de que el ICE está dejando detenidos en sus sótanos a los migrantes que acuden a sus llamados ha hecho que muchos de los citados no asistan a las citas que hace el cuerpo migratorio por el temor a una detención y posterior deportación.
Abogados de inmigración informaron a la cadena CBS News que decenas de sus clientes han sido arrestados después de presentarse a sus chequeos de rutina. La cadena señaló que los migrantes son encerrados en salas del sótano de la sede del organismo en Los Ángeles, en el estado de California, ciudad donde ha habido protestas desde el 6 de junio que luego se propagaron a otras, como Nueva York, San Francisco, Filadelfia y Texas.
“En las últimas semanas ha habido denuncias de detenciones mientras se presentan en cortes de inmigración en distintas ciudades del país”, se lee en un reportaje publicado por la organización.
Ezequiel Tovar tenía que presentarse a su cita con el ICE el pasado 7 de junio en Washington DC. El venezolano de 26 años de edad llegó a Estados Unidos en enero de 2024 en busca de mejores oportunidades. Ingresó al país gracias a una cita del extinto programa CBP One; pero tras la cancelación de este beneficio optó por la contratación de un abogado migratorio para hacer su solicitud de asilo y así no tener un estatus irregular en ese país.
“Mi abogada me recomendó no ir a la cita, yo tengo corte para el asilo dentro de dos años. Por la situación que atraviesa este país en este momento fue que me dijo que no fuera, pero eso me tiene asustado porque no quiero que me detengan”, contó el joven mediante una conversación de WhatsApp con el equipo de Efecto Cocuyo en Caracas.
Tovar es originario de La Guaira, estado Vargas, y trabaja como mesero en un restaurante de la capital estadounidense. En distintas ocasiones ha tenido que faltar al trabajo, como muchos de sus compañeros, la mayoría latinos, porque las redadas del ICE se intensifican.
Tras faltar a su cita, está considerando cambiar de residencia, aunque se siente como si fuese un fugitivo, a pesar que su decisión de faltar a la cita de rutina la tomó principalmente por la recomendación de su representante legal.
“Hace unos días vi cómo arrestaban a migrantes, también he visto las protestas y las evito porque también me recuerdan a lo que ocurría en Venezuela cuando la gente salía a protestar, pero aquí es diferente porque no somos estadounidenses. No me gusta meterme en problemas, yo aquí solo vine a trabajar, pero entiendo que otros migrantes protestan porque la situación para nosotros cada día empeora”, dijo.
Ezequiel habla todos los días por teléfono con su madre, que desde La Guaira ve las noticias sobre lo que ocurre en Estados Unidos con los migrantes. “Ella está muy preocupada por lo que pueda ocurrir aquí, yo tengo muchos proyectos en mente. Ayudarla a arreglar su casa, montar así sea una bodega, algo para poder sustentarnos y no depender de otros”, relató el joven, quien vive junto a un familiar que también atraviesa su misma situación.
Tras la situación, Ezequiel ha reducido drásticamente sus gastos, ha cumplido con todos sus pagos e impuestos y se ha dispuesto a ahorrar todo lo que pueda por si le toca irse de Estados Unidos, al menos no llegar con las manos vacías a Venezuela. “Salgo a trabajar con miedo, pero me encomiendo a Dios. Necesito ahorrar para, por lo menos, montar una tiendita en Venezuela”, dice.
Raimond Martínez, oriundo del estado Guárico al igual que Tovar, llegó a Estados Unidos en 2024, gracias a una cita de CBP One; el joven de 24 años, se residenció en el estado de Texas, huyendo de la emergencia humanitaria compleja que lo afectó a él y a toda su familia, oriunda de El Sombrero.
Como muchos, Martínez atravesó la selva del Darién y al llegar a ese país se sintió aliviado porque por fin podría trabajar y ayudar a su papá y a sus cinco hermanos, ya que el trabajo en el campo, por el que ganaba cinco dólares por día, no alcanzaba para llevar el sustento al hogar.
Martínez ahora trabaja como repartidor de alimentos en largas jornadas para que su padre, en Venezuela, pueda invertir y duplicar el dinero. Esto lo hacen previendo la posibilidad de una deportación. “Estaba feliz de haber llegado a este lugar; he comprado mi carro, vivo en una buena casa. Jamás en mi vida, estando en Venezuela, habría podido vivir así. Ahora, la pesadilla de regresar al país por una deportación me asusta; no me gustaría volver en estas condiciones”.
El joven guariqueño reside en un estado que históricamente ha registrado el mayor número de deportaciones en ese país. Esto debido a su extensa frontera con México y a las activas políticas estatales de aplicación de la ley de inmigración. Aunque no hay datos oficiales, es probable que Texas siga siendo líder en deportaciones, especialmente con la postura actual de la administración Trump.
“En par de meses debo presentarme ante el ICE y si esta situación sigue de esta manera, dudo mucho que lo haga porque ir sería una deportación segura”, añadió.
Operativo migratorio en vuelo
La reconocida cantante Gloria Estefan compartió recientemente un incidente que presenció durante un vuelo desde Las Vegas: un operativo migratorio en el que agentes, con determinación, separaron un bebé de los brazos de su madre. La escena llevó a la artista a una dolorosa confesión: «No reconocer a su país», dijo en una entrevista.
«Había una señora dos filas detrás de mí con un bebé y se lo quitaron de las manos. La mujer empezó a llorar, el bebé empezó a llorar […] ¿Cuál era la necesidad?», relató.
En la misma entrevista, Estefan, con la perspectiva que le otorgan sus raíces cubanas y su trayectoria, enfatizó la necesidad de reconsiderar la ética y los valores humanos en las prácticas migratorias. El operativo presenciado en el avión, a su juicio, es un reflejo de las políticas actuales.
Dianny Berroterán, de 22 años, originaria de Los Naranjos, al este de Caracas, reside actualmente en Denver, Colorado, donde trabaja en un restaurante. Gracias al programa parole humanitario logró establecerse en Estados Unidos. Su aspiración es convertirse en maquillista profesional y, con ese fin, deseaba asistir al Cosmoprof North America en Las Vegas, una convención de maquillistas programada para el 15, 16 y 17 de julio.
Sin embargo, la situación actual con los agentes de inmigración en el país le genera temor a tomar un vuelo y ser detenida. Debido a la suspensión del parole humanitario, Dianny está tramitando su asilo para regularizar su estatus migratorio.
“Ya me da miedo hasta salir, porque he visto la situación en las noticias y en las redes sociales y no pinta nada bueno para nosotros. Uno sale de un horror y tiene que vivir otro”, explica la joven.
La situación migratoria en Estados Unidos cada día es más tensa. Desde la semana pasada las protestas contra los agentes del ICE y las políticas migratorias impuestas por Trump han acaparado la atención de los ciudadanos en ese país. A pesar de los llamados de organismos internacionales a respetar los derechos de las personas migrantes, las políticas migratorias cada día se hacen más duras y los migrantes se sienten más perseguidos.