Hace una semana, una información indebidamente tratada causó alarma en el estado Carabobo, donde se había alertado sobre un «repunte» de casos de VIH (virus de inmunodeficiencia humana). La especulación fue sobre que se habían diagnosticado 5 mil nuevos casos de esa enfermedad, algo que no es cierto.
Eduardo Franco, director de las ONG Red Venezolana de Gente Positiva y Fundación Manos Amigas por la Vida (Mavid) Carabobo, explicó que la cifra reportada de 5.500 casos positivos corresponde al total de personas registradas con VIH en el estado del centro del país y no a nuevos diagnósticos.
«Si bien se están realizando esfuerzos de prevención combinada que permiten la detección de nuevos casos, la cifra viralizada no representa un brote reciente. De las 5.500 personas registradas, más de 4.500 ya están recibiendo tratamiento antirretroviral, y el 98% de ellas son indetectables. Esto significa que su carga viral es tan baja que no transmiten el VIH», indicó el especialista.
Franco condenó que la información que se difundió haya tratado la situación como un «brote» y aclaró que el VIH «no se transmite como la gripe o el COVID-19. La transmisión ocurre únicamente a través de relaciones sexuales sin protección».
Apuntó que la labor conjunta de ONG, el Fondo Global, la Agencia de Naciones Unidas para el VIH, la Sociedad Venezolana de Infectología y el Ministerio de Salud ha logrado que la mortalidad por VIH en Venezuela haya disminuido significativamente.
«Se ha logrado reducir la cifra de más de 2.500 fallecimientos anuales a menos de 400», añadió.
Cuál es la situación del VIH en Venezuela
Explican ONG que la situación del VIH en Venezuela en 2025 refleja un panorama complejo, marcado por avances en el acceso a tratamientos, gracias a la cooperación internacional, pero también por desafíos persistentes debido a la crisis económica, social y sanitaria que atraviesa el país.
Se estima que aproximadamente 100.000 personas viven con VIH en Venezuela, según datos recientes de ONUSIDA. De estas, alrededor de 73.000 están en tratamiento antirretroviral, un logro posible gracias al apoyo del Fondo Mundial para el VIH, la Tuberculosis y la Malaria que ha garantizado la distribución gratuita de medicamentos a través del sistema público de salud.
«Este esfuerzo se ha visto complementado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que hasta 2024 implementó el Plan Maestro para el fortalecimiento de la respuesta al VIH, y ahora el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha asumido la gestión de estos recursos, asegurando la continuidad del tratamiento al menos hasta 2026», afirman las ONG.
Sin embargo, persisten serias limitaciones. La disponibilidad de pruebas diagnósticas, como las de carga viral, es muy baja en los centros de salud gratuitos debido a la escasez de reactivos. Esto dificulta que los pacientes monitoreen sus niveles de VIH y evalúen la efectividad de sus tratamientos.
Además, la prevención sigue siendo insuficiente: las campañas educativas son escasas, y el acceso a métodos como la Profilaxis Pre-Exposición (PrEP) no está formalmente protocolizado por el Ministerio de Salud, aunque algunos medicamentos como Truvada se venden libremente, lo que puede generar riesgos si no se usan bajo supervisión médica.
Los grupos más afectados incluyen a hombres que tienen sexo con hombres, mujeres trans, trabajadoras sexuales, población reclusa y comunidades indígenas, como los Warao, donde la prevalencia alcanza el 9.6%, muy por encima del 0.5% estimado a nivel nacional, explica un informe de Onusida.