El calvario de Yosida Vanegas, de 67 años de edad, comenzó el 4 de agosto de 2018, cuando su hijo el sargento Juan Carlos Monasterio fue detenido por agentes de seguridad del Estado e implicado en el atentado contra el gobernante Nicolás Maduro.
Cinco años después, el 15 de agosto de 2023, sin estar solicitada por las autoridades, Yosida Vanegas es detenida en el estado Táchira, luego de regresar al país.
Las autoridades la acusaron de financiar al terrorismo y asociación para delinquir; fue víctima de desaparición forzada y de torturas psicológicas y es de una de las 19 presas políticas.
Vanegas volvió a Venezuela para ver a su hijo preso, quien fue operado de emergencia por complicaciones de salud. También quería aprovechar su viaje para hacerse un chequeo médico general porque necesitaba hacerse una colonoscopia, ya que tiene pólipos en los intestinos y eso le produce sangrado rectal.
“No sé cómo dicen que una pensionada de la Upel puede financiar el terrorismo con el salario que gana”, apunta su hija Giowanna Monasterio, dede el exilio en entrevista con Efecto Cocuyo.
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La madre del sargento Monasterio —quien cumple una pena de 30 años de prisión— es jubilada de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel), donde trabajó en el área administrativa de control de estudios. La mujer es oriunda de la ciudad de Maracay, estado Aragua.
A Yosida le gusta leer, caminar y hacer ejercicios, pero toda su vida ha cambiado desde que está recluida en el Instituto Nacional de Orientación Femenina (Inof) en Los Teques, estado Miranda. Por su edad es considerada la presa política más longeva. Y está, prácticamente, desamparada.
El exilio de una familia perseguida
Yosida Vanegas sobrevive, en parte, gracias a las buenas acciones y buena voluntad de algunas presas que hacen vida con ella en el Inof. Sus parientes cercanos están fuera de Venezuela, todos huyeron por miedo a las represalias por parte de los agentes de seguridad.
Su hija Giowanna relata que la condena de su hermano ha impactado a todo el núcleo familiar. Al sargento Monasterio el Estado le quitó su casa y el carro. La casa materna era objeto de allanamientos y requisas constantes.
“Mi papá a raíz de la detención de mi hermano y de los allanamientos murió, mi mamá cayó en una depresión muy fuerte y yo tuve que traerla conmigo porque sino también se me iba a morir, cosa que me da miedo actualmente por el estado de salud de mi mamá y por las condiciones que una persona está en cualquier cárcel de Venezuela siendo inocente”, contó Monasterio.
La hija de Yosida, que se encuentra en el exilio, no sabe a ciencia cierta cuáles fueron los motivos para detener a su madre. “La verdad es que no sé por qué la tienen detenida, porque incluso al momento de su detención el mismo oficial le dijo: —Señora, usted no está solicitada, pero necesitamos retenerla aquí hasta que nos den instrucciones”, indicó.
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La familia está convencida de que Yosida está detenida sólo por ser la mamá de Juan Carlos Monasterio. El Gobierno la implica en el caso por supuestamente realizar unas transferencias bancarias a una persona que la familia Monasterio Vanegas niega conocer.
Hasta el día de hoy, Yosida lleva siete audiencias preliminares diferidas porque cuando la trasladan a tribunales las otras causas que están relacionadas a su caso no llegan completas o porque no hay ese día.
La tortura en Venezuela no tiene edad
Giowanna dijo que en la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), en San Cristóbal, un funcionario y una funcionaria agredieron a su madre verbalmente. También tenía los brazos morados y fue tratada como una delincuente.
“¿Es que acaso ellos no tienen madre?”, preguntó Giowanna.
La mujer comentó que en la sede Dgcim de Boleíta, en Caracas, su madre estuvo encerrada en el sótano a oscuras respirando aire contaminado con monóxido de carbono. “Era torturada verbalmente como les diera la gana, bajo amenazas e insultos”, dijo.
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Desde que está en prisión Yosida ya no habla con su hijo Juan Carlos, que se encuentra desesperado y muy angustiado por la salud e integridad de la vida de su madre.
“Estamos destrozados con todo esto”, dijo la hija de Yosida. “Ella está prácticamente secuestrada porque es una persona inocente. Aparte que ella en el 2019 estuvo a la orden de la Dgcim, cada vez que la necesitaban, ella fue testigo de ellos en los allanamientos y ahora sale una supuesta orden de captura de 2018, algo absurdo totalmente”, prosiguió.
Problemas de salud
Giowanna no ha tenido comunicación regular con su mamá. Habla con ella solo cuando le permiten realizar llamadas desde el Inof. En esas conversaciones Yosida le ha comentado que está delicada de salud.
Yosida actualmente presenta sangrado rectal constante, sufre de artrosis degenerativa y problemas con la tensión arterial. En el año 2021, fue incapacitada total y permanente por tener trastorno depresivo ansioso severo.
“Me preocupa mucho que ya no recuerde cosas. Aparte de la edad, por el encierro y las torturas psicológicas qué tuvo cuando estaba en la Dgcim de San Cristóbal y en la Dgcim de Boleíta”, reiteró.
La presa política se encuentra en una celda pequeña donde también hay otras siete mujeres presas por motivos políticos.
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La hija cuenta que las veces que Yosida ha sido atendida en la enfermería del Inof, algo que no ocurría en la sede de la Dgcim, donde una vez la remitieron al hospital Militar de Caracas y un médico que no la chequeó le dijo: “Sálgase señora que usted está bien”, expresó.
Giowanna asegura que tiene que enviarle dinero semanal a su madre para poder recargar el agua potable, porque en el Inof solamente ponen agua una vez a la semana. La comida también debe pagarse semanalmente. “Ella tiene una dieta y hay muchos alimentos que no puede consumir por su condición de salud (…) trato de hacer que le lleguen las cosas que más necesita tanto en medicina como en comida para su dieta”, dice.
Fuerza, aliento y esperanza para Yosida
Cuando Giowanna se comunica con su madre trata de darle fuerza y aliento para que pueda resistir los difíciles días de estar en una cárcel de Venezuela. “Le digo que el tiempo de Dios es perfecto y que siempre gana la verdad, que sea fuerte y aguante un poco más”.
La hija de Yosida dice que ha hecho todo lo humanamente posible a través de organizaciones y denuncias nacionales e internacionales para exigir la libertad de su madre, una persona de la tercera edad.
Defiende su inocencia y recalca que no es un delito ser la mamá de Juan Carlos Monasterio. “Si ella fuera una delincuente, una terrorista, simplemente no hubiera regresado a Venezuela, pero ella no tiene nada que esconder porque es inocente”, sostuvo su hija.
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Monasterio exigió la libertad plena de su madre e insistió que, al igual que su hermano, es inocente. “Lo de mi mamá es algo absurdo, tomar represalias contra una persona de la tercera edad y con patologías degenerativas. Hago responsable al gobierno de Maduro y toda su cadena de mando si a mi mamá le llega a pasar algo”, demandó.
La hija de Yosida Vanegas también le pidió a la coalición gobernante que se ponga la mano en el corazón. “Ya me quitaron a mi papá, ¿quieren ahora hacer lo mismo con mi mamá?”, clama.