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A menos de 24 horas para que se sepa quién dirigirá los destinos de Estados Unidos, a partir del próximo 20 de enero de 2025, surge la reiterada pregunta de cómo el resultado podría influir en la política exterior de ese país, especialmente en relación con América Latina y, en particular, con Venezuela.

Este martes 5 de noviembre se realizará en el gigante norteamericano su elección presidencial número 60. Varios análisis internacionales coinciden en algo: Venezuela será tema para cualquiera de los candidatos que gane (Kamala Harris o Donald Trump), pero no su prioridad.

El portal Diario de Cuba, por ejemplo, indica que tras las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, la crisis poselectoral de Venezuela parece estar en una suerte de sala de espera, aguardando definiciones de la comunidad internacional según sea el resultado de las votaciones en EE. UU. este 5 de noviembre.

Cancillerías están en consultas

Este medio asegura que ha conocido a través de una fuente diplomática que prosiguen las consultas entre varias cancillerías latinoamericanas y europeas, junto con el Departamento de Estado de EE. UU., y que la circunstancia de que el actual secretario de Estado, Antony Blinken, es parte del saliente Gobierno de Joe Biden, ha limitado las decisiones tanto de Washington como de otros países sobre Venezuela.

Agrega el portal cubano que consultó a un diplomático sudamericano largamente radicado en Caracas, que le dijo que tanto Brasilia como Bogotá pasarán a considerar ilegítimo el mandato de Maduro a partir del 10 de enero. Sin embargo, se desconoce si la decisión estará acompañada de otras medidas por parte de ambos países.

En tanto, países como Argentina y Paraguay esperan definiciones en la Casa Blanca. El 20 de enero asumirá la presidencia Kamala Harris o Donald Trump y, tanto Argentina como Paraguay y otras naciones latinoamericanas y europeas, aguardan el resultado de las urnas para poder prever hacia dónde irá la política estadounidense en relación con el gobierno de Nicolás Maduro.

Prevalecerán los intereses

Entre tanto, el diario de análisis español El Debate sostiene que el interés de Estados Unidos en Venezuela es evidente y responde a factores geopolíticos, estratégicos y económicos, particularmente por su ubicación geográfica, sus vinculaciones geopolíticas y su inmensa riqueza petrolera, minera y de otros recursos naturales.

Este interés choca con los intereses del gobierno venezolano, lo que ha generado no solo fricciones, sino tensiones considerables.

Los comentarios de Trump sobre Venezuela se han referido principalmente a la presencia de criminales venezolanos en los Estados Unidos, al respecto dijo repetidas veces que el chavismo «vacía las cárceles para que vengan aquí», pero también ha dicho que «las elecciones no fueron libres ni justas» y que a Nicolás Maduro le llegó su hora.

«Pero las señales son ambiguas. Por un lado, figuras cercanas a Trump como Elon Musk y Erik Prince apuntan que Trump podría regresar con una política aún más dura que antes, con mayores sanciones, operaciones encubiertas o incluso un bloqueo militar. Pero, por otro lado, la frustración de Trump con la oposición venezolana, a la que ve como un grupo de ‘perdedores’, podría llevarlo en otra dirección. Su visión política se basa en la valoración del poder duro y considera a Maduro un ‘hombre fuerte’, algo que respeta en sus adversarios, como ocurre también en el caso de Vladimir Putin«, agrega el análisis de El Debate.

Harris descarta uso de la fuerza armada

Kamala Harris, por su parte, aunque más predecible en cuanto a la continuidad de las políticas de la Administración Biden, también enfrenta el dilema de cómo abordar la cuestión venezolana.

Bajo su mandato, es probable que mantenga la actual política de sanciones, pero también podría optar por una mayor flexibilidad, impulsada por la necesidad de petróleo debido a la guerra en Ucrania y los conflictos en Gaza y el Líbano.

Un conflicto militar, esta vez en el continente americano, no sería de la conveniencia de Washington. Por ahora, Harris ha declarado que «no usaría las fuerzas armadas para obligar a Maduro a entregar el poder».

Un segundo mandato de Trump está lleno de incertidumbres. Aunque su historial sugiere que volvería a una posición beligerante, el expresidente es también un negociador y podría llegar a acuerdos si esto sirve a sus intereses.

Harris, por otro lado, probablemente mantendrá la estrategia de presionar a Venezuela mediante sanciones graduales y el apoyo a la oposición.

La visión de Trump sobre Venezuela

Para el internacionalista chileno Sergio Rodríguez Gelfenstein, consultado por el portal ruso Sputnik, Venezuela podría ser vista por Trump como una opción atractiva debido a su proximidad geográfica y la posibilidad de obtener petróleo sin necesidad de incurrir en altos costos de seguridad militar. En sus palabras: “una mirada al mundo para ver dónde puede conseguir petróleo le señala que tiene un petróleo a cuatro días de navegación, donde no tiene que poner bases militares, donde no tiene que poner soldados”.

En la campaña, el gobierno de Biden apoyó abiertamente al candidato opositor Edmundo González, indicando que una transición a la democracia en Venezuela podría ayudar a las negociaciones en torno a la política energética y la migración, además de que ayudaría a apartar a Caracas de sus alianzas ideológicas con países como China, Rusia e Irán.

Laura Dib, experta en Venezuela de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola), dijo a CNN que si los demócratas siguen en el poder, “las negociaciones [bilaterales] continuarán”.